Tras casi un semestre copando grandes extensiones del planeta y provocando miles de muertes y contagios, la pandemia de Covid-19 ha puesto en vigor sus destructivos efectos sobre la economía mundial.
Por otro lado, la Covid-19 también ha revelado que el capitalismo global imperante es totalmente disfuncional como destino planetario.
Su mantra del libre mercado, globalización sin restricciones y privatización, ha minado a lo largo de décadas los sistemas públicos de salud, las garantías sociales y las capacidades de los estados para enfrentar situaciones de emergencia como las actuales.
El resultado de este proceso histórico está a la vista de todos: la humanidad quedó expuesta y vulnerable, con defensas frágiles, frente a una pandemia tan impredecible como peligrosa. Cada muerto o desempleado que va dejando la Covid-19 pone de manifiesto el fracaso del capitalismo como sistema.
La desigualdad económica y social a nivel mundial se ha ensanchando a niveles inauditos en estas últimas décadas marcadas por el neoliberalismo, y el coronavirus ha provocado su agudización.
Sabemos por los informes anuales de la ONG Oxfam que el 1% más rico concentra casi el 82% de la riqueza mundial. Un panorama desolador y terrorífico.
En condiciones “normales”, es decir, en ausencia de una pandemia, los ultra ricos del mundo occidental elevan su control sobre la riqueza mundial mediante la deuda, la precarización laboral y la reducción de impuestos.
Pero ahora que la producción industrial y el comercio internacional se han detenido notablemente a raíz del coronavirus, el esquema no sufre tantos cambios como imaginamos.
Los ultra ricos aumentan su patrimonio a medida que lo hace el desempleo, demostrando que la pandemia está siendo utilizada como un mecanismo de expoliación y de transferencia de riqueza.
Así lo hace ver el portal Eulixe en un artículo donde reseña la relación existente entre el desempleo mundial y el aumento de la riqueza del 1% más acaudalado:
“La pandemia global de coronavirus no solo es la mayor crisis sanitaria de la historia reciente, sino que supone también el comienzo de una dura crisis económica que afectará a millones de personas. Entre el 18 de marzo y el 10 de abril de 2020, más de 22 millones perdieron su trabajo, creciendo la tasa de desempleo mundial hasta el 15%. Mientras tanto, las grandes fortunas mundiales han visto crecer sus obscenas cuentas corrientes en 282 mil millones de dólares durante el mismo período”.
Según Eulixe, apoyándose en los datos publicados por el Instituto de Estudios de Política (IPS) de Estados Unidos:
“la fortuna de los multimillonarios estadounidenses creció en 282 mil millones de dólares (casi un 10 %). (…) tan solo ocho multimillonarios (Jeff Bezos, Elon Musk, MacKenzie Bezos, Eric Yuan, Steve Ballmer, John Albert Sobrato, Joshua Harris y Rocco Commisso) han aumentado su patrimonio neto en más de 1 mil millones de dólares entre el 1 de enero y el 10 de abril”.
Agrega el informe del IPS que Jeff Bezos, Bill Gates y Warren Buffet “siguen poseyendo tanta fortuna como la mitad inferior de todos los hogares de Estados Unidos juntos… Entre tanto, se estima que un 78% de los hogares viven de sueldo a sueldo, mientras que un 20% tiene un patrimonio neto nulo o negativo”.
El caso específico de Jeff Bezos, el dueño de la gigantesca corporación Amazon, revela la catastrófica desigualdad de Estados Unidos.
A partir del 15 de abril, gracias al aumento de ventas minoristas y electrónicas en el marco de la pandemia, Bezos ha aumentado su fortuna personal en 25 mil millones de dólares, un cifra que supera el PIB de un país como Honduras.
Contrario a lo que pudiera pensarse, las crisis económicas y financieras son oportunidades doradas para los ultra ricos: pueden desechar mano de obra bajo la coartada de la recesión y alimentan sus oligopolios comprando a precios de remate empresas y corporaciones quebradas que no sobrevivieron a la crisis.
Es todo ganancia: elevan su tasa de ganancia apalancando el desempleo y ganan nuevos mercados comprando empresas debilitadas. La crisis es el motor que impulsa el capitalismo. Es parte de su naturaleza y de sus contradicciones sistémicas.
En este sentido, Eulixe destaca:
“Entre 2010 y 2020, la riqueza multimillonaria de los Estados Unidos aumentó un 80,6%, más de cinco veces la media del aumento de la riqueza de los hogares estadounidenses. Entre 1990 y 2020, la riqueza multimillonaria de Estados Unidos aumentó 1.130%, un aumento más de 200 veces mayor que el crecimiento de 5.37% de la riqueza media de Estados Unidos”.
La pandemia de Covid-19 ha desvelado de forma trágica la desigualdad ensanchada en la época neoliberal.
La Organización Internacional del Trabajo proyecta que la actual crisis económica destruirá al menos 195 millones de empleos, una excelente noticia para los capitalistas que dominan el mundo occidental y que ven cómo aumenta su patrimonio mientras a millones de personas les queda la resignación del desempleo.