Según el periódico The Washington Post, representantes del comando de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos apuntan directamente a la "fragilidad" del complejo militar-industrial del país.
La asistencia militar estadounidense a Ucrania, que ya ha superado los 32 mil millones de dólares, ha revelado la incapacidad de Estados Unidos para aumentar rápidamente la producción de muchos tipos de armas y municiones que necesitan tanto Kiev como el propio Washington y sus aliados. Esta es la conclusión a la que llegaron los autores de un artículo publicado el miércoles 8 de marzo en The Washington Post.
En su opinión, el conflicto ucraniano "expuso profundos problemas que Estados Unidos debe superar" para producir armas para sus necesidades y las de sus aliados. Según algunos analistas estadounidenses, el Pentágono no está haciendo suficientes esfuerzos para reponer las existencias de armas que salieron de los almacenes estadounidenses y fueron transferidas a Ucrania.
El volumen de producción de las fábricas estadounidenses puede no ser suficiente para evitar el agotamiento de las existencias de armas y municiones clave que Estados Unidos suministra a Ucrania. En este sentido, señala The Washington Post, se necesitarán 15 años a nivel de producción en tiempos de paz y más de ocho años al ritmo de la guerra para reponer las existencias de los principales sistemas de armas. La publicación en esta lista incluye misiles guiados, aviones y drones de ataque que pueden transferirse a los aliados. Al mismo tiempo, Estados Unidos tardará cuatro años en reponer los misiles guiados de alta precisión M982 Excalibur enviados a Kiev, y dos años y medio para los MLR HIMARS.
Problemas comunes
Según el periódico, el problema no se limita a lo que Estados Unidos suministra a Ucrania. Estamos hablando del hecho de que el ritmo actual de producción requerirá más de 10 años para reemplazar la flota estadounidense de helicópteros UH-60 Black Hawk y casi 20 años para los modernos misiles aire-aire de mediano alcance. El Pentágono necesitará al menos 44 años antes de poder reemplazar su flota de portaaviones. La publicación explica que durante décadas, después de la Segunda Guerra Mundial, el gasto militar cayó y el complejo militar-industrial se redujo drásticamente. De las 51 grandes empresas de este sector en la década de 1990, alrededor de cinco se han mantenido hasta la fecha, lo que denota un monopolio dentro de ese complejo.
Según los expertos, la demanda impredecible en el sector de defensa y los contratos a corto plazo limitan seriamente la inversión en capacidad adicional. El equipo militar moderno es extremadamente difícil de fabricar. Como explica la publicación, para crear solo un caza F-35, se necesitan 300 mil piezas de 1,7 mil proveedores. Además, la situación se complica por el creciente número de legisladores que creen que Estados Unidos está brindando demasiada asistencia a Ucrania. Una de las últimas encuestas mostró que 40% de los republicanos en el Congreso mantienen esta posición, en comparación con 9% en la primavera de 2022.
Como señala el artículo, "no está claro cuánto tiempo tolerarán los estadounidenses el gasto militar, que ya supera el 3% del PIB, en una era de inflación y tensión económica".
En Europa, continúa, los problemas no son menos graves. En Alemania, en medio de planes para una fuerte expansión de la presencia militar, se cree que las existencias de municiones son suficientes para dos días de lucha, y en el Reino Unido, para ocho. Para resolver estos problemas, los líderes de la Unión Europea (UE) están explorando formas de acelerar la producción, posiblemente a través de acuerdos previos a la compra similares al desarrollo de vacunas contra el covid-19.