Durante más de un siglo, la economía venezolana estuvo atrapada en la lógica del rentismo petrolero y la monoexportación, un modelo que condicionó su desarrollo, debilitó la estructura productiva y profundizó su vulnerabilidad frente a los ciclos internacionales y, sobre todo, las agresiones externas.
No obstante, en los últimos años, se observa un proceso de transformación progresiva orientado a diversificar la oferta exportadora y ampliar la inserción del país en nuevos mercados internacionales.
Cifras oficiales revelan que, solo en los primeros cuatro meses de 2025, las exportaciones no petroleras de Venezuela aumentaron un 87,66% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Entre los productos más destacados se encuentra el ron, con más de 2 millones de cajas exportadas a más de 100 países, lo que representa un 3% del PIB nacional.
Sector agrícola y acuícola
Este 23 de junio, el presidente Nicolás Maduro informó sobre la exportación de productos del mar hacia Asia, especialmente a China, donde la pureza de las aguas venezolanas y los estándares de calidad de las especies han permitido consolidar nuevos acuerdos comerciales en ese ámbito.
Se recuerda que, el año pasado, el ministro de Pesca y Acuicultura de Venezuela, Juan Carlos Loyo, firmó un protocolo comercial con China para enviar especies silvestres y de cultivo al principal mercado importador de este tipo de productos.
"Venezuela será uno de los únicos 15 países con permiso para exportar a China. Enviaremos camarones, pero también medusas y corvinas, entre otras especies", declaró el ministro Loyo en ese entonces.
Las exportaciones de productos del mar se han convertido en el principal sector exportador no petrolero.
Venezuela ocupa actualmente el décimo lugar a nivel mundial como exportador de camarón, con una producción que se destina principalmente a mercados europeos como España, Francia, Países Bajos e Inglaterra, lo que refleja una ampliación de la base exportadora vinculada a la economía del mar.
De manera complementaria, se han fortalecido los vínculos económicos con Türkiye, donde recientemente se celebró la feria empresarial "Hecho en Venezuela", destinada a promover productos nacionales, la oferta turística y a generar oportunidades para el intercambio comercial.
En el marco de esta iniciativa, se concretaron acuerdos que incluyen la exportación de 3 mil toneladas de frijol chino, así como productos de mayor valor agregado como cacao, café y especies marinas.
Esto es producto de que los programas de producción de semillas y las alianzas con actores campesinos han experimentado avances significativos, porque rubros como el cacao tienen presencia internacional, no solo a través de la exportación del grano, sino también mediante productos derivados de mayor valor agregado, como chocolate líquido y licor de cacao.
Según estimaciones del presidente de la Asociación de Industriales y Empresarios Independientes de Türkiye (Musiad – Venezuela), Hayri Kucukyavuzuna, estos acuerdos forman parte de una agenda bilateral que busca incrementar el intercambio comercial bilateral, que pasó de apenas 50 millones de dólares en 2018 a mantenerse actualmente entre 800 y 1.000 millones de dólares anuales.
"Nuestra meta para estos próximos 3 años es alcanzar los 3.000 millones", afirmó Kucukyavuzuna, cuestión que confirma el salto cualitativo de la oferta exportadora venezolana y el amplio potencial de expansión en el eje turco.
Reactivación de las industrias
En el ámbito de la industria, la Corporación Socialista del Cemento logró en marzo la exportación de más de 15 mil toneladas de cemento hacia diversos mercados internacionales.
El ministro de Industrias y Producción Nacional, Alex Saab, expresó que "hemos aumentado la producción de cemento en los últimos tres meses, lo que nos permite abastecer el mercado interno y reanudar las exportaciones de forma sostenible".
La exportación fue el resultado de un plan estratégico integral para optimizar los procesos de producción y fortalecer la cadena logística. Esto se produce tras las recientes mejoras de infraestructura en el puerto Pertigalete, en Anzoátegui, considerado ahora un punto clave para reactivar el comercio exterior industrial del país.
Asimismo, la empresa estatal Maderas del Orinoco ha reactivado exportaciones de astillas de madera hacia mercados como China y Asia Occidental, como resultado de la optimización logística y la recuperación de la operatividad en el eje fluvial del Orinoco.
La reactivación de estas exportaciones se corresponde con la alta demanda internacional de productos como el cemento y los insumos forestales, áreas en las que Venezuela cuenta con condiciones ideales para aprovechar nuevas oportunidades comerciales.
Comercio con Colombia
Desde la reanudación formal de relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia en 2022, el comercio bilateral ha experimentado una evolución sostenida que consolida a la frontera como uno de los ejes económicos más dinámicos de la región.
El acuerdo firmado en 2023 entre los presidentes Gustavo Petro y Nicolás Maduro, que eliminó barreras arancelarias y sentó las bases para una Zona Económica Especial entre Norte de Santander y Táchira, ha comenzado a rendir frutos concretos en la balanza comercial binacional.
En el ámbito específico del intercambio con Colombia, los rubros más comercializados durante los últimos meses han sido fundición de hierro y acero, abonos, aluminio y sus manufacturas, combustibles y aceites, así como productos químicos orgánicos.
En el eje Cúcuta-San Antonio, epicentro del comercio fronterizo, se registra una reactivación sin precedentes tras más de siete años de cierre. "La actividad comercial de exportación/importación en San Antonio ha tenido un fuerte repunte", señaló Maximiliano Vásquez, presidente de Fedecámaras Táchira.
"La frontera estuvo cerrada por muchos años, y más de 60 agencias aduanales y hasta 30 almacenadoras estuvieron inactivas. Hoy han podido volver a trabajar gracias a la reapertura", dijo Vásquez. Esta reactivación ha generado efectos multiplicadores sobre el empleo, el transporte, la logística aduanal y la actividad empresarial en general.
También subrayó el potencial aún por desarrollar en esta relación bilateral:
"Colombia importa más de 60 mil millones de dólares del mundo y a nosotros nos está comprando apenas unos 6 millones el año pasado. Es decir, hay posibilidades de exportar hasta 100 veces más de lo que estamos exportando a Colombia en este momento".
La brecha evidencia el amplio margen de crecimiento para los productores venezolanos, especialmente si logran mantener estándares competitivos y afianzar la confianza en la institucionalidad comercial restaurada.
El repunte del comercio binacional no solo reactiva zonas fronterizas que estuvieron paralizadas durante años, sino que contribuye a estabilizar las economías locales y generar nuevas oportunidades de desarrollo en uno de los corredores estratégicos del continente.
Este balance permite afirmar que Venezuela ha comenzado, lenta pero acompasadamente, a superar las ataduras de la economía rentista y avanza en los planes estatales que delinean un modelo de inserción internacional basado en la diversificación, la soberanía productiva y el aprovechamiento de su potencial agrícola, industrial y marítimo.
Con el nuevo ciclo exportador, basado en la producción de bienes y el aprovechamiento de las capacidades internas, se marca un punto de inflexión histórico que pudiera estar desmontando progresivamente el viejo modelo económico.