Lun. 25 Noviembre 2024 Actualizado 3:48 pm

Lo que no dice la Academia en su informe sobre el Covid-19 en Venezuela

La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales ha hecho circular un informe llamado “Estado actual de la epidemia de la COVID-19 en Venezuela y sus posibles trayectorias bajo varios escenarios”. Su contenido ha generado diversas reacciones de apoyo, rechazo y dudas en sectores propios y ajenos al tema, debido a los controversiales escenarios que presenta a corto plazo y algunas motivaciones que algunos actores políticos perciben.

El documento, que enuncia derechos de autor pero no tiene autor o editor más allá del cuerpo colegiado de la Academia, se plantea tres preguntas orientadoras que buscan ser respondidas en las conclusiones. A continuación se presentan algunas observaciones y dudas respecto a su contenido y fondo.

El desarrollo de la epidemia en Venezuela sin contexto

Pregunta 1: ¿Qué información tenemos acerca del desarrollo de la epidemia en Venezuela y cuán precisa es esa información?

Respuesta: Las pruebas realizadas hasta ahora en Venezuela son insuficientes para estimar adecuadamente el tamaño real de la epidemia de la COVID-19 en Venezuela.

El resultado de la prueba de la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa en tiempo real (PCR-RT, sus siglas en inglés), para la detección del código genético del virus en un paciente, permitiría identificar, atender y aislar personas infectadas. Esta técnica es mucho más cara, lenta y necesita equipamiento e infraestructura especializados.

Se hace alusión a “los países que han logrado reducir el impacto de la epidemia” sin referir cuáles ni citar la fuente de tal afirmación. A continuación se afirma: “Si cada individuo de la población pudiese ser diagnosticado y los infectados aislados, podría interrumpirse la transmisión del virus y la epidemia desvanecería”, esto partiendo de una premisa imposible para cualquier país latinoamericano.

A través del Sistema Patria, Venezuela ha implementado un “cerco epidemiológico” que permite identificar de manera eficaz algunos indicadores sobre la posible exposición de la población a fuentes del patógeno. Si una persona ha viajado a países con casos positivos, ha estado en contacto con viajeros o tiene síntomas asociados al Covid-19, es abordada por los equipos en campo que aplican las pruebas serológicas (llamadas “rápidas”) y, posteriormente, las PCR-RT. Estas últimas son en caso de síntomas o contacto con algún caso positivo.

Ni Venezuela ni cualquier otro país latinoamericano pueden lograr 100% de cobertura poblacional en la aplicación de pruebas PCR-RT, es imposible desde el punto de vista logístico y económico. Incluso países como Chile o Corea, que han aplicado gran cantidad de pruebas rápidas (que no son PCR-RT) por millón de habitantes, han tenido que retomar la cuarentena debido a que no es suficiente la cobertura diagnóstica para detener la expansión del virus.

La Tabla 1 del informe muestra los “Casos la (sic) COVID-19 y pruebas PCR-RT para algunos países latinoamericanos. *Reporte de casos y pruebas para el 23–04–2020” haciendo énfasis en que Venezuela, con 298 casos para la fecha indicada, había realizado 5 mil 969 pruebas PCR-RT (150 diarias) logrando una cobertura de 21,3 pruebas por cada 100 mil habitantes. Mientras otros países vecinos como Colombia, Ecuador o Perú poseían coberturas por encima de las 100 pruebas. No se reporta la fuente de la información sobre dichos países.

Al dividir el promedio de casos por día (partiendo de la premisa falsa de que el crecimiento fuera lineal) entre la cantidad de pruebas aplicadas por día se obtiene que Colombia (con 2 mil 473 pruebas diarias) halló un 64% de casos positivos por día mientras que Venezuela (con 150 pruebas diarias) halló 5% de casos positivos. Tal diferencia se debe a que los controles fronterizos y el confinamiento se tomaron con diferente rigor a partir del primer caso positivo.

Hablando de países en concreto: la diferencia es que Venezuela posee mayor capacidad para focalizar la aplicación de pruebas y lograr mayor precisión en el diagnóstico debido a la aplicación de encuestas y puestos de control fronterizo. Así lo demuestran las experiencias de Vietnam y de Corea. Este último aplicó cantidades masivas de pruebas rápidas y logró aplanar la curva, no sin rebrotes por el surgimiento de nuevos focos de infección y el aumento de casos importados.

El informe además estima que, debido al subregistro, el número de casos en Venezuela llegaría a más de 800 casos sintomáticos para Covid-19 sin registrar para esa fecha. Existe mayor probabilidad de dar con ellos mediante un aislamiento que evite el contagio comunitario, el control de migración aérea o terrestre y un alto número de pruebas. No es lo mismo aplicar pruebas a los casos sintomáticos (como en Brasil) que enfocar su aplicación en función de fuentes más probables.

El enigma del número real de casos

Pregunta 2: Sobre la base de la información disponible, ¿podemos aproximar el número real de personas contagiadas hasta el momento?

Respuesta: El número de casos que se reporta oficialmente cada día no parece ajustado a un escenario epidemiológico como el de la COVID-19.

En esta sección se proyecta un total de casos acumulados sintomáticos entre 289 y 883, y no los 135 reportados oficialmente para esa fecha. Aun cuando se reconoce la diferencia entre la estrategia venezolana de prevención de contagio respecto a otros países latinoamericanos y el éxito del aislamiento social aplicado por el estado venezolano, se ancla el análisis a la “baja cobertura diagnóstica”.

La cobertura realizada por las autoridades venezolanas es consistente con la casuística. Si un pescador desea capturar una especie habitual en arrecifes coralinos no recorre toda la plataforma continental sino que identifica los arrecifes en la zona y la relación costo/beneficio de pescar en tales sitios. Se llama eficacia.

Un estimador eficiente pudiera preguntarse: Si se controlan variables como la movilidad y el contacto social, ¿son necesarias muchas más pruebas?

En este sentido las autoridades nacionales han hecho notar la importancia de ampliar las pruebas rápidas de despistaje y el cambio en la matriz tecnológica de los equipos de medición de PCR debido a que ya se acusa escasez en los insumos de las tecnologías estadounidenses y europeas utilizadas hasta ahora. Además que son susceptibles a las medidas injerencistas, coercitivas y unilaterales (sanciones) que Estados Unidos y la Unión Europea aplican contra Venezuela.

El rastreo de los viajeros inmigrantes es importante a esta fecha, dado que Colombia y Brasil, como territorios más próximos, además de Ecuador y Perú, presentan cifras altas de contagio.

Sus políticas neoliberales han desembocado en el abandono a los sectores trabajadores de sus poblaciones, entre ellos los migrantes venezolanos, por lo que al día de hoy estas personas se regresan en cantidades importantes. De los mecanismos de control de ingreso y aislamiento depende la respuesta a dicha pregunta.

Según la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez, han regresado 41 mil 933 venezolanos por los puestos fronterizos, de ellos 220 casos positivos (36% del total nacional de casos que es 618 al 19/05).

Entre las limitaciones que se presentan está el hecho de que las muertes sean independientes. Este aspecto es difícil debido a que se ha demostrado que las muertes dependen de la edad de los infectados; en el caso venezolano hay una baja proporción de adultos mayores que han adquirido el virus. La letalidad es fundamental para el contaje de casos, aunque sectores del antichavismo han opinado sobre la falsedad de estas cifras. La evidencia cotidiana les desmiente.

Desde que se conoce la enfermedad en cuestión se ha conocido también el subregistro como uno de los retos para abordarla y prevenirla, por lo que la respuesta sobre el número real es ambiciosa y no es ni cercanamente respondida en el documento, mucho menos con las herramientas de análisis utilizadas.

Quizás el escenario “conservador” que se utilizó en marzo pasado ya no sea tan vigente, hace un mes que no se presentan muertes por el virus y la relación de letalidad se aleja de lo considerado. Además, el número reproductivo utilizado correspondería a condiciones muy particulares debido a que los casos más recientes son mayormente importados.

Entre las limitaciones de la estimación haría falta señalar que se obvian aspectos particulares del caso Venezuela como la incidencia del virus en población mayormente joven o la explicación de la escogencia de los modelos utilizados habiendo múltiples modelos matemáticos que expresan posibilidades de subregistro.

3. El tránsito hacia el pico de la epidemia

Pregunta: ¿Cuántas personas podrían infectarse con el virus y cuándo podría ocurrir el pico de la epidemia?

Respuesta: El número de nuevos casos que se esperan cada día está por encima del millar.

Se hizo uso de los modelos SEIR para predecir el curso de una epidemia, que fueron utilizados para predecir la epidemia en Wuhan, China. Dividen a la población según su estatus de infección en susceptibles, expuestos, infectados y recuperados, además proyectan el flujo esperado de individuos entre estos compartimientos durante la epidemia a partir de parámetros epidemiológicos.

El informe, que toma en cuenta solo las restricciones realizadas en el tráfico aéreo, se refiere a una llamada “incapacidad de la población a mantener la cuarentena” debido a la percepción de control de la pandemia que existe en el imaginario colectivo. Tal apreciación experta (debatible con otras apreciaciones expertas por ser lo que es) no refiere a medidas gubernamentales como el uso generalizado y obligatorio de mascarilla o guantes para transitar por las calles y usar transporte público, entre otras.

Aunque toma en cuenta que algunos parámetros pueden variar entre países, parametriza el modelo con valores reportados para Italia donde sectores patronales industriales presionaron a todas las instituciones para evitar cerrar sus fábricas y perder dinero.

A continuación dice que “otros (parámetros) se modificaron intuitivamente de acuerdo a información cualitativa disponible sobre la intensidad de la respuesta de la población y cambios en la movilidad de la población a lo largo de la epidemia”. Queda la duda respecto a la rigurosidad de esta “modificación intuitiva” y es difícil que la respuesta, ya enunciada, pueda ser útil para los decisores políticos si se desconoce quiénes son los autores del documento y, mucho menos, sus intuiciones.

De manera que la proyección de hasta 4 mil casos en un escenario llamado “poco conservador” y la sugerencia de que “el país debe prepararse para el impacto que representa un número entre 1.000–4.000 casos nuevos diariamente durante el pico de la epidemia, que podría producirse entre junio y septiembre” requiere explicaciones más precisas:

  • ¿Qué elementos concretos conformarían el escenario “poco conservador”?
  • ¿Qué significa “prepararse” tanto en lo político como en lo epidemiológico?

Consideraciones y más preguntas

Un abordaje integral del problema es fundamental para que la información científica sea útil para resolver problemas teóricos y prácticos, es un debate que tiene por lo menos 40 años dándose en el medio académico. Generalizaciones como “los países que han logrado reducir el impacto de la epidemia” dificultan el análisis detallado de las experiencias.

Por otro lado, ayuda poco asumir la implementación de modelos genéricos (y generalizados) cuando intervienen tantas variables locales y autóctonas. Un esfuerzo intelectual como el del mencionado documento se ve anulado cuando se invisibiliza el hecho de que Venezuela ocupa uno de los primeros lugares en pruebas rápidas por millón de habitantes, estas permiten acortar la incertidumbre junto a las encuestas, el cerco epidemiológico y las visitas casa por casa, además que son más económicas y prácticas aun cuando no tan precisas.

Dicha práctica tiende a parecerse a la posición de algunos medios corporativos en los que casi todos los datos aportados son creíbles, excepto los de Venezuela, cuya información oficial es contrastada con la opinión de los voceros de la oposición.

Experiencias previas indican que si Venezuela estuviera en el escenario ideal de una cobertura de pruebas PCR-RT al 100% de la población, la crítica sería sobre el derroche en insumos cuando el pueblo no tiene para cualquier otra de las carencias a las que el asedio internacional le somete.

Además de las preguntas útiles que deja el texto y de decir lo que falta, el documento obvia todo el panorama de acciones y estrategias aplicables en favor de minimizar las consecuencias de una pandemia que han sido magnificadas por la crisis del modelo capitalista.

El análisis del desarrollo de la pandemia en Venezuela falla al no abordar elementos que la caracterizan en países vecinos donde los números de pruebas no reflejan éxito alguno ante el crecimiento del número de casos debido, entre otras causas, a que se realizan a pacientes sintomáticos y a las presiones para levantar el confinamiento.

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