Presentamos un nuevo dossier (listo para su descarga en este link) que analiza el creciente despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, presentado oficialmente como una campaña contra el narcotráfico, pero cuyos objetivos reales trascienden lo securitario para inscribirse en una estrategia de presión coercitiva contra Venezuela.
Lejos de ser una mera operación de seguridad, este movimiento representa la mayor amenaza geopolítica para la soberanía venezolana en lo que va del siglo, articulada bajo una narrativa deliberadamente construida —la del "narcoestado"— que busca generar legitimidad aparente para justificar sanciones, intervenciones encubiertas y proyección militar sostenida.
El informe desmonta tres pilares centrales de dicha narrativa:
- La reactivación oportunista de figuras mediáticas y simbólicas como el ficticio "Cártel de los Soles" y el "Tren de Aragua", utilizadas como dispositivos discursivos para criminalizar al Estado venezolano;
- La instrumentalización de datos sobre flujos de fentanilo y rutas marítimas, cuya vinculación con Venezuela carece de evidencia robusta y se basa en alegatos propagandísticos más que en inteligencia verificable;
- Y la concentración de poder en figuras como Marco Rubio —quien simultáneamente ocupa los roles de Secretario de Estado y Asesor de Seguridad Nacional interino—, señal de una estrategia centralizada y deliberadamente confrontacional contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Más allá de lo retórico, el despliegue del Comando Sur en aguas caribeñas configura una proyección de poder con objetivos estratégicos inequívocos: debilitar la capacidad de autodeterminación de Venezuela; asegurar el control de un corredor marítimo clave para el comercio, la energía y la seguridad hemisférica; y reactualizar la Doctrina Monroe y el Corolario Roosevelt bajo nuevas formas de hegemonía, ahora disfrazada de cooperación antidrogas y promoción de la "seguridad regional".
Este dossier revela cómo, en momentos de estancamiento de otras vías de cambio de régimen —sanciones económicas, cerco diplomático, intentos de fractura interna—, la acusación de narcoterrorismo emerge como un recurso discursivo emergente, capaz de movilizar consensos domésticos e internacionales y abrir espacios para acciones que, de otro modo, serían ampliamente rechazadas.
Invitamos a leer este informe especial como una herramienta de análisis estratégico, destinada a formuladores de política, investigadores, periodistas y actores regionales comprometidos con una comprensión profunda —y no instrumentalizada— de la seguridad, la soberanía y la justicia en el Caribe contemporáneo. En un escenario marcado por la ambigüedad de las "intervenciones humanitarias" y la creciente militarización de la política exterior estadounidense, entender qué se oculta detrás de la retórica antidrogas es un imperativo ético y político.