Mar. 18 Noviembre 2025 Actualizado 11:24 am

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Los presidentes suscribieron el Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación el pasado 7 de mayo de 2025 en la capital rusa (Foto: Alexander Zemlianichenko / EFE)

Venezuela y Rusia: una asociación estratégica para el mundo multipolar

El pasado 7 de octubre de 2025, el presidente Nicolás Maduro promulgó la Ley Aprobatoria del Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación entre Venezuela y Rusia, luego de su aprobación unánime por la Asamblea Nacional.

Este paso formalizó jurídicamente un instrumento suscrito originalmente en Moscú el 7 de mayo de 2025 por los presidentes, consolidando el mecanismo bilateral más ambicioso y de mayor jerarquía firmado entre ambas naciones en más de dos décadas de relación estratégica.

Se trata de un tratado que establece una hoja de ruta integral para la próxima década, orientada al fortalecimiento de la cooperación en áreas clave como energía, finanzas, infraestructura, seguridad, comunicaciones, investigación científica, minería y transporte.

Tal como señaló el canciller Yván Gil al momento de su firma, el acuerdo contiene disposiciones amplias que profundizan la arquitectura de cooperación multisectorial ya existente, pero ahora bajo un marco jurídico de mayor estabilidad y previsibilidad.

Con su promulgación, este instrumento se eleva al rango de política exterior de Estado, lo que implica que su continuidad y ejecución trascienden coyunturas políticas internas.

Naturaleza de un Tratado de Asociación Estratégica

En el ámbito de la diplomacia contemporánea, un Tratado de Asociación Estratégica o de Alianza Estratégica, constituye un pacto de máximo nivel que define una relación privilegiada entre dos Estados.

Va mucho más allá de los vínculos diplomáticos ordinarios pues, establece un esquema de cooperación permanente, multidimensional y de largo plazo, que involucra coordinación en materia política, económica, técnico-militar, cultural y científica, así como mecanismos de consulta para abordar embates o desafíos a escala regional o incluso, global.

Desde que India firmó el primero de estos acuerdos con Rusia en el año 2000, esta figura se ha consolidado como una herramienta para institucionalizar alianzas profundas en un entorno internacional caracterizado por acciones facinerosas por parte de Occidente.

La naturaleza reservada de ciertas cláusulas en tratados de este tipo es usual, especialmente en temas sensibles.

No obstante, su sola existencia implica un salto cualitativo en la relación bilateral, al crear obligaciones recíprocas que operan como garantías formales de apoyo mutuo, cooperación ampliada y convergencia estratégica.

Un acuerdo coherente con el Concepto de Política Exterior de Rusia

La firma del Tratado con Venezuela debe entenderse en el contexto de la actualización del Concepto de Política Exterior de la Federación de Rusia, aprobado por el presidente Vladímir Putin el 31 de marzo de 2023.

Este documento, pieza clave del pensamiento estratégico ruso desde 1993, establece líneas maestras para la acción exterior de Moscú en un escenario marcado por el tránsito necesario hacia un mundo multipolar.

En su sección dedicada a América Latina y el Caribe, el Concepto identifica a Venezuela como uno de los socios prioritarios en la región, junto con Brasil, Cuba y Nicaragua.

Rusia se propone profundizar la asociación con aquellos Estados latinoamericanos que enfrentan presiones externas y que procuran defender su soberanía mediante vínculos pragmáticos, desideologizados y mutuamente beneficiosos.

Entre las prioridades señaladas se encuentran:

  • el apoyo a Estados bajo presión de Washington, mediante cooperación en seguridad y técnico-militar;
  • la expansión de los lazos comerciales y de inversión;
  • la profundización de la cooperación cultural, científica y tecnológica;
  • y la consolidación de alianzas políticas para fortalecer la arquitectura multipolar.

Bajo este marco, la Asociación Estratégica con Venezuela constituye la operativización concreta de los lineamientos estratégicos definidos por Moscú para la región.

La ratificación del acuerdo por parte del presidente Putin el 27 de octubre de 2025 confirma su importancia dentro de la política exterior rusa.

Duma y Asamblea Nacional

El proceso de aprobación del Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación entre Venezuela y Rusia avanzó de manera simultánea y contundente en los órganos legislativos de ambos países, revelando el consenso político que acompaña a esta alianza estratégica.

En Caracas, la Asamblea Nacional sancionó por unanimidad el instrumento el 30 de septiembre, en un acto donde el presidente del brazo legislativo, Jorge Rodríguez, describió como la más auténtica expresión de hermandad y un nuevo modo de relacionarse entre pueblos y gobiernos.

Rodríguez subrayó que, en un contexto global donde resurgen expresiones neofascistas y extremistas, resulta especialmente significativo que Venezuela y Rusia fortalezcan un vínculo basado en la solidaridad, la cooperación y la defensa compartida de la soberanía.

De manera paralela, la Duma Estatal de la Federación de Rusia ratificó el tratado también por unanimidad.

El acuerdo amplía la cooperación bilateral en áreas neurálgicas como energía, minería, transporte, comunicaciones, seguridad y lucha contra el terrorismo y el extremismo, cita el portal web.

El presidente de la Cámara Baja rusa, Vyacheslav Volodin, destacó la cohesión de todas las facciones parlamentarias en torno a la iniciativa y enfatizó que el documento trasciende la dimensión bilateral: constituye un aporte concreto a la construcción del mundo multipolar y una oportunidad para que Venezuela fortalezca su desarrollo soberano.

Volodin recordó que Venezuela atraviesa desafíos profundos en su lucha por preservar su soberanía y aseguró que ninguna amenaza logrará doblegar al pueblo venezolano, en tanto el nuevo orden multipolar ya se ha consolidado como una realidad internacional.

Venezuela: único país de América Latina con un instrumento de esta naturaleza

Con la aprobación definitiva del Tratado, Venezuela se convierte en el único país de América Latina y el Caribe que mantiene con Rusia un instrumento jurídico de asociación estratégica plena.

En otras regiones del mundo, acuerdos de este tipo están vigentes con Belarús, Abjasia, China, Irán y la República Popular Democrática de Corea, cada uno con matices específicos según la densidad política, militar y económica de sus vínculos con Moscú. De hecho, hace unos días, el presidente Putin suscribió un Acuerdo de esta categoría con su homólogo de Kazajistán.

La inclusión de Venezuela en este conjunto reducido refleja la valoración estratégica que Rusia otorga al país, tanto por su peso energético como por su ubicación geopolítica.

Este estatus singular logra situar a Caracas en una plataforma privilegiada para articular proyectos de cooperación que fortalezcan la soberanía energética, tecnológica y financiera, así como para avanzar en esquemas de coordinación política en un entorno internacional caracterizado por agresiones crecientes y guerras híbridas.

Con la promulgación presidencial y la ratificación en Caracas y Moscú, el Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación adquiere carácter vinculante e ingresa formalmente al corpus de política exterior de ambas naciones.

Su entrada en vigor consolida una arquitectura jurídica de largo alcance y también redefine la naturaleza misma del relacionamiento bilateral bajo parámetros de estabilidad, corresponsabilidad y visión estratégica compartida.

Este avance adquiere mayor relevancia en el contexto de la agresión sostenida contra Venezuela. Frente a estos ataques, el Tratado representa un hito en las relaciones bilaterales, debido a que robustece su plataforma de alianzas y dota de un soporte institucional duradero.

De cara al corto plazo, este acuerdo se proyecta como la hoja de ruta de la próxima reunión de la Comisión Intergubernamental de Alto Nivel (CIAN), mecanismo central y operativo de la cooperación bilateral. La CIAN será el espacio donde los principios establecidos en el Tratado se traduzcan en proyectos concretos, inversiones estratégicas, cooperación científica y tecnológica, integración financiera y articulación en materia energética y de seguridad.

Así, Venezuela y Rusia ingresan en una fase inédita de su relacionamiento en medio de un proceso que, inevitablemente, genera incomodidad en Washington, pero que responde a la decisión soberana de dos Estados de avanzar hacia una asociación estable, madura y coherente con las dinámicas del mundo multipolar que ya emerge.

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