El factor energético es fundamental en la disputa global entre el modelo unipolar sostenido por Estados Unidos junto a la Unión Europea (UE) y el nuevo orden multipolar en ascenso, protagonizado por potencias como China, Rusia, India e Irán, entre otras. En este marco se insertan tanto el avance y expansión de los Brics como la eventual incorporación de Venezuela a ese bloque.
El grupo de países se mantuvo cerrado a nuevas incorporaciones durante algunos años, sin embargo, en enero pasado comenzó un proceso de expansión con el ingreso de Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Egipto, Etiopía y Argentina. Este último Estado desistió de la inserción al bloque luego de la toma de posesión de su presidente, el ultraliberal Javier Milei, en un mensaje de alineamiento exclusivo con Washington.
Con el objetivo de transformar la arquitectura financiera global, la plataforma ha establecido alternativas de desdolarización y reformas de los mercados globales ante la hegemonía de instituciones internacionales dominadas por Estados Unidos, especialmente el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Dichas iniciativas, como el Brics Bridge y la promoción del comercio en monedas nacionales, aumentan la influencia de los países del Sur Global y disminuyen progresivamente el dominio occidental en el comercio internacional, pero también en el tablero geopolítico.
Aunque Brasil, Rusia, India y China lograron reformas en las instituciones comentadas, no hubo avances importantes, por ejemplo, en la estructura de dirección de los ejecutivos del fondo y las mismas han sido mínimas o muy tenues. Europa ha mantenido la dirección del FMI mientras que Estados Unidos domina la del BM.
La importancia de Venezuela para los Brics ha sido resaltada por el presidente Nicolás Maduro. En lo particular, el aporte de la República Bolivariana se centra en el ámbito energético que, por consecuencia, tendría efecto en lo comercial y lo geopolítico al impactar sobre los mercados y el equilibrio de poder internacional a favor del Sur Global.
El peso de los Brics+ en el mercado energético
Antes de la expansión, un informe de la Energy Research Cooperation Platform del Brics, publicado en 2020, reveló que los países aportaban energía a 40% de la población mundial, representaban alrededor de 43% de las emisiones de dióxido de carbono, 42% del uso de energía renovable y 37% del consumo mundial de energía.
Con la incorporación de Arabia Saudita, EAU e Irán, este grupo ampliado incluyó a tres de los mayores exportadores de petróleo del mundo y constituye 43% del suministro mundial de crudo, según datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos. También representan 38% de las importaciones mundiales del rubro, encabezados por China e India. Si se admiten todos los nuevos solicitantes, esa cifra aumentaría a 55%.
Además, dicha incorporación representaría alrededor de 32% de la producción mundial de gas natural, lo que aumentaría luego de la admision de Kazajstán, Kuwait y Baréin.
La confrontación geopolítica, la decadencia de Occidente y el agotamiento de fuentes de materias primas están causando volatilidad en los mercados energéticos, y el hecho de que estén los mayores compradores y vendedores de energía en los Brics afianza la perspectiva de un sistema alternativo de comercio de energía.
Los productores y consumidores de los Brics tienen un interés compartido en crear mecanismos para comercializar productos básicos fuera del alcance del sector financiero liderado por Occidente. Precisamente, esto permitiría transacciones entre sus economías al margen del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido) y de sus perniciosos programas de sanciones ilegales. Lo que a su vez les permitiría contribuir a la estabilidad de los precios del petróleo al equilibrar su oferta y demanda globales.
Un ejemplo de ello ocurrió en 2022, cuando China e India se negaron a unirse a la "coalición de límites de precios" dirigida —por Estados Unidos y la UE— a desestabilizar a Rusia luego de que comenzara la Operación Militar Especial en Ucrania. Esto le permitió a Moscú encontrar un mercado para los suministros, aunque con descuentos, y volver en 2023 a los niveles de exportación previos al inicio de las acciones castrenses.
Además, el potencial alejamiento del dólar estadounidense como la moneda principal para las transacciones petroleras se avizora como un cambio sustancial del modelo tradicional centrado en la hegemonía de Washington y sus aliados. Arabia Saudita, principal proveedor mundial de crudo, se ha unido al Proyecto mBridge, mediante el cual los pagos se realizarán en las monedas nacionales de los países miembros, mientras que el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) actuará como plataforma para la integración, conversión y compensación.
Venezuela ha planteado que su sola incorporación aumentaría las reservas de petróleo de los Brics a 35% de las globales, así lo afirmó la vicepresidenta y ministra de Petróleo venezolana, Delcy Rodríguez, en el Seminario Internacional de Desarrollo Económico 2024 celebrado en junio pasado.
El petróleo del país caribeño viene desempeñado un rol cada vez más protagónico en el mercado energético mundial, principalmente por las altas reservas y su relevancia volumétrica, entre otros factores estratégicos. Según la empresa estatal, Petróleos de Venezuela, las reservas probadas de crudo ascienden a los 303 mil 806 millones de barriles, de las más grandes del mundo. Estas se ubican, de mayor a menor, en la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO), los estados Zulia, Falcón, Barinas, Apure y la región costera de Sucre.
De acuerdo con lo que precisó el presidente Maduro en agosto de 2023, Venezuela y los otros países de la OPEP que se han integrado, o aspiran a hacerlo, garantizarían el control de 83% de las reservas probadas totales de petróleo. La gestión del mercado petrolero seguirá siendo competencia de la organización en la que el país es fundador y tiene importante influencia en las decisiones respecto a la producción y el comercio del hidrocarburo.
Así como el crudo venezolano es fundamental para Estados Unidos debido a la conformación de su parque refinador, también lo es para consumidores aglutinados en los Brics, como China e India. Ambos países están desarrollando refinerías, como las de Shandong y Jamnagar, respectivamente, diseñadas para manejar el crudo pesado, abundante en la FPO. Fuentes especializadas confirman el aumento en la demanda de esta especie a medida en que aumentan las poblaciones y se agotan las reservas del ligero convencional.
Es conocido que la permanente operación de cambio de régimen en Venezuela contiene una fuerte motivación en lo energético, dado que las élites occidentales buscan capturar los inmensos recursos naturales del país para controlarlos con carácter de exclusividad.
Ante la injerencia continua de Washington en asuntos internos venezolanos, el presidente Maduro ha apuntado a poner reservas petroleras y gasíferas a disposición de los Brics, lo cual implicaría una pérdida significativa de influencia para Estados Unidos y un paso más hacia el debilitamiento del dólar como moneda de reserva mundial.
Expectativas ante la transición energética
Desde 2012, el bloque ha propuesto nuevas rutas de cooperación energética multilateral, así lo indicaron en la declaración conjunta de una reunión de ese año en la que se comprometieron a ampliar "el abastecimiento de energía limpia y renovable, y el uso de tecnologías alternativas y eficientes energéticamente, para satisfacer la creciente demanda de nuestras economías y nuestra gente, y responder también a las preocupaciones climáticas".
China, India, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Etiopía y Sudáfrica ya tienen objetivos ambiciosos para la producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono, mientras Brasil apunta a la producción del hidrógeno verde más barato del mundo. Se prevé que los Brics+ (mercados emergentes más grandes fuera de los Brics, pero aliados) obtengan más de 80% de su energía desde fuentes renovables para 2050, con una capacidad total de 11 teravatios (TW). Esto supera en más del doble la potencia proyectada de 4,5 TW para el G7.
Dentro del grupo, el panorama respecto a una transición energética es vasto y complejo, dado que sus países miembros contienen una parte significativa de las reservas mundiales de minerales críticos. No son solo proveedores de materias primas sino que están profundamente involucrados en toda la cadena de suministro, desde la extracción hasta el refinado. Este nivel de control les otorga una influencia considerable sobre los mercados y los precios globales.
Venezuela posee alto potencial en cuanto la producción y exportación de minerales estratégicos, de manera que la certificación de las reservas contenidas en el Arco Minero permitiría definir el aporte nacional para la implementación de tecnologías de energía limpia.
Por otra parte, el gas natural es fundamental para dicha transición en virtud de que su quema emite menos cantidad de gases invernadero. Venezuela se sitúa en el octavo lugar a escala mundial de reservas de gas, las cuales se ubican alrededor de los 200 billones de pies cúbicos normales, lo que constituiría un apuntalamiento clave en la agenda energética de los Brics.
El desarrollo de los proyectos gasíferos costa afuera, la conclusión de la central hidroeléctrica "Manuel Piar", el segundo puente sobre el lago de Maracaibo, el tercer puente sobre el río Orinoco, el desarrollo Gasífero Mariscal Sucre, entre muchos otros, facilitarían la diversificación económica y la consolidación del potencial venezolano ante escenarios de transición energética y una mayor sostenibilidad de las actividades económicas.
Venezuela como pivote dentro de una geopolítica compleja
En la ecuación geopolítica interna del bloque hay variaciones respecto a la relación con Occidente. El diplomático neozelandés Ian Hill destaca que China y Rusia consideran que el grupo ofrece un contrapeso al G7 y desafía el "orden basado en reglas" liderado por Estados Unidos. Además, su surgimiento refleja la "transformación de la arquitectura de la gobernanza global y del orden mundial" y avanza hacia una "redistribución del poder en el mundo".
Para Brasil e India, menos distantes de Occidente, se trata de un medio para impulsar la reforma del orden internacional con vistas a subrayar la multipolaridad y dar mayor influencia a los grandes países en desarrollo. Según Hill, estos países "lo ven como una forma para que el Sur Global navegue entre la rivalidad entre China y Estados Unidos".
En junio pasado los cancilleres de los Brics acordaron "hacer una pausa" en la admisión de nuevos miembros, lo que ralentizaría su expansión. La idea es, primero, establecer criterios de "asociación" como un trampolín hacia la membresía plena. Esta decisión es atribuida a solicitudes de Brasil e India, enfocadas en facilitar la toma de decisiones conjuntas, pero también en no confrontar con Occidente ante la supremacía de China en el bloque.
Sin embargo, la heterogeneidad entre los miembros es un factor que fortalece el conjunto en la búsqueda de propósitos comunes, como la lucha contra las desigualdades políticas, económicas y sociales que producen pobreza, hambre y obstaculizan los objetivos de desarrollo de las distintas regiones.
Venezuela apuesta a la construcción de un escenario mundial multipolar donde los principios se basen en el respeto por la soberanía, la no injerencia y la autodeterminación, hasta ahora partes de lo planteado en los Brics. Junto a Rusia e Irán, el país se mantiene permanentemente asediado por Estados Unidos y su noción fallida de "orden internacional", y ha sido coaccionado por medidas ilegales que limitan su desarrollo económico, además de los condicionamientos al bienestar social de su población.
Por otra parte, con su ingreso aumentaría la presencia de socios de la región latinoamericana, subrepresentada en el grupo hasta el presente. Además, los países compradores de petróleo en el bloque contarían con otro miembro proveedor, seguro y experimentado, que complementaría, o haría contrapeso, a exportadores como Brasil.
Como Venezuela, los países Brics buscan, mediante distintos modelos de desarrollo social, incorporarse en los metabolismos político y económico globales por fuera de la dominación ejercida por Estados Unidos.
En el marco del reacomodo global, los recursos energéticos y minerales venezolanos facilitarían la emergencia de un nuevo orden en el que el poder no esté concentrado en la élite occidental y en el que la coerción no sea la base de las relaciones internacionales.