Vie. 22 Noviembre 2024 Actualizado 3:37 pm

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Reunión entre Edmundo González Urrutia y representantes de la Plataforma Unitaria Democrática (Foto: Twitter / @EdmundoGU)

¿Quién resiente más el desgaste político de la oposición?

La crisis interna que atraviesa la oposición venezolana continúa, exacerbada por las divisiones y conflictos de poder en el seno de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), a pesar de la farsa orquestada para mostrar cohesión tras la escogencia de Edmundo González Urrutia como candidato unitario para las elecciones presidenciales del 28 de julio.

En aras de encubrirse, la narrativa de estos se ha centrado en poner el foco en el Consejo Nacional Electoral como el causante del desventurado, aparatoso y tenso proceso interno para llegar a este desenlace de candidato que, es necesario acotar, está muy alejado de la oferta inicial al electorado: realizar una consulta popular desde donde surgiese una candidatura unitaria. En realidad, la falta de liderazgo político, disputas entre los partidos opositores por el poder y la defensa de intereses ajenos a los votantes han determinado los acontecimientos.

Sabiendo esto, se puede hacer un balance del resultado y cómo ha quedado la correlación de fuerzas en esa lucha por el liderazgo de la oposición representada en la PUD. Dos figuras se hallan en el núcleo del debate, y están en contraposición: María Corina Machado y Manuel Rosales.

La divergencia entre los susodichos refleja dos enfoques distintos dentro de la oposición venezolana. Machado aboga por un discurso de ruptura y extremismo, al ofrecer una postura de confrontación abierta y de violación de principios constitucionales; Rosales, por su parte, ha optado por la vía del diálogo, el pacto y la negociación como medios para alcanzar sus objetivos políticos. 

Recordemos que, antes de que el gobernador del estado Zulia y su partido Un Nuevo Tiempo retiraran su candidatura y anunciaran su apoyo a Edmundo González, hubo una confrontación pública que fue intensificándose a medida en que se acercaba el plazo establecido por el CNE para la sustitución de candidaturas. Machado acusó reiteradamente de "traición" a sus similares por presentar postulaciones alternativas, incluida la de Rosales. En contraparte, el gobernador señaló una campaña de difamación promovida desde Vente Venezuela y acusó a Machado de incitar a la abstención y la violencia.

Es relevante destacar esta valoración en el actual panorama surgido de la contienda entre Machado y Rosales, tanto para subrayar que el supuesto "consenso unitario" se ha pactado en un ambiente bastante precario de intrigas, amenazas y desconfianza, como para discernir qué es lo que ha perdido cada quién con esta jugada. A pesar de que la primera ha logrado una victoria táctica al desplazar al segundo de la candidatura presidencial, proyectando la idea de que Edmundo González la está representando ante su inhabilitación, Rosales ha demostrado astucia estratégica al imponer un candidato afín a su corriente política, lo que ha relegado a Machado del diseño y la narrativa de la campaña electoral, cuestión que ya se comienza a percibir en la imagen que se está construyendo de Edmundo en las entrevistas en medios de comunicación.

Ambos han salido perjudicados en su intento por consolidar el liderazgo en la oposición, dejando en evidencia la crisis interna. El golpe estratégico contra María Corina Machado pesa por su simbolismo, ya que implica un rechazo a la narrativa de "hasta el final" que aboga por llegar a las últimas consecuencias, incluso mediante la insurrección y el abandono de la institucionalidad si es necesario para lograr un cambio de régimen por la fuerza. También destaca el escaso respaldo de los partidos de oposición a María Corina, lo que evidencia su fracaso en el tiempo invertido en los últimos meses para constituirse como la máxima representante de ese sector.

Sin embargo, esto no significa que ella sea la más afectada. En última instancia, como suele suceder en el antichavismo, son los seguidores de estos líderes quienes salen más perjudicados.

Ahora mismo las preocupaciones en torno al candidato por el que votarán nublan el ambiente. El comportamiento ambiguo y carente de transparencia de los dirigentes políticos se refleja en especulaciones sobre si están respaldando a María Corina Machado a través de un intermediario designado, apoyando a una coalición de partidos más tradicionales que podrían estar negociando con el gobierno de Maduro sin cumplir la promesa de buscar una "salida del régimen", o si el candidato tiene sus propias intenciones secretas. 

Esta incertidumbre se ve agravada por el hecho de que se trata de un postulado surgido de la improvisación ante las crecientes tensiones entre los partidos de oposición, que no oculta la falta de programa de gobierno y, por ende, carece de lo necesario para llevar a cabo una campaña política efectiva en el país. Además, muestra el claro desinterés en hacerlo, así como de abordar temas cruciales para la soberanía nacional como la evaluación que hacen frente a las sanciones ilegales impuestas contra Venezuela.

Todo esto pone de manifiesto el dilema al que se enfrentan los votantes de la oposición al verse confrontados con el vacío político en torno a la representación que están respaldando.

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