Este lunes 26 de febrero el presidente de Francia, Emmanuel Macron, lideró en París una reunión para apoyar Ucrania donde participaron 20 líderes de países europeos. El motivo en sí del encuentro fue tratar de frenar la victoria rusa en el campo de batalla en vista de los recientes avances de sus tropas en Avdiivka.
El susodicho esperaba conseguir un consenso para respaldar Kiev con tropas terrestres, así como una coalición para suministrar parte del armamento que le urge a Ucrania, usando como argumento que una victoria de Rusia significaría la inestabilidad del continente europeo.
Sin embargo, más de la mitad de los países de la OTAN y de la UE presentes en el evento manifestó su rechazo a una participación militar directa en el conflicto. Al concluir la cumbre Macron ofreció una rueda de prensa en la que refirió la falta de consenso, pero acotó que su intención no quedaba del todo descartada. Por el momento anunció el suministro de armas de largo alcance.
La sugerencia de Francia fue descartada por el canciller alemán, Olaf Scholz: "No habrá tropas terrestres ni soldados en suelo ucraniano que sean enviados allí por los Estados europeos o los países de la OTAN", dijo, según recoge RT.
La reacción de Eslovaquia y España estuvo alineada con la postura alemana. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, aseguró que su país no desplegará sus fuerzas en Ucrania y la portavoz del Gobierno español, Pilar Alegría, declaró que su país no apoya la idea del despliegue de tropas europeas o de la OTAN en el campo de batalla.
Por su parte, el ministro de Exteriores de Italia, Antonio Tajani, recalcó que enviar tropas a Ucrania es una "idea de Macron" con la que "hay que tener mucho cuidado", con lo que dejó claro que no están en guerra contra Rusia. En esa misma línea el primer ministro de Grecia, Kyriákos Mitsotákis, dijo que se “tergiversa la esencia de nuestros esfuerzos para apoyar a Ucrania en la práctica en este momento".
República Checa, Países Bajos, Suecia, Polonia, Hungría, Reino Unido y la OTAN también rechazaron el envío de tropas terrestres a Ucrania.
La propuesta de Macron incluso fue criticada duramente por políticos franceses. Marine Le Pen, de la Agrupación Nacional, dijo que el presidente “juega a líder de guerra, pero es de la vida de nuestros hijos de lo que habla tan despreocupadamente"; y Jean-Luc Mélenchon, de Francia Insumisa, advirtió que “la guerra contra Rusia sería una locura". Aun así no descarta el envío de tropas.
La respuesta de Moscú ante la posibilidad de que la OTAN envíe contingentes a Ucrania fue contundente. Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, declaró que de materializarse la propuesta de Macron sería "inevitable" un conflicto directo entre Rusia y la organización atlantista.
"Conocemos bien la posición de Macron sobre la necesidad de infligir una derrota estratégica a Rusia. Hemos prestado atención a que se ha debatido el tema del envío de militares a Ucrania. Y a que no existe un consenso unificado. Una serie de países mantiene una valoración del peligro potencial de tales acciones, de la implicación en el conflicto. Esto no conviene a los intereses de estos países, deben ser conscientes de ello", refirió.
Lo que se deriva de esta reunión sirve para medir el apoyo ante una posible escalada del conflicto que involucre a otros actores y el quiebre del consenso con relación al apoyo incondicional a Kiev. También quedó claro que muchos temen un enfrentamiento directo con la Federación Rusa y ni siquiera existe una posición consolidada en Europa sobre el envío de armas, ya que estarían agotando sus reservas de municiones sin lograr ningún tipo de avance.
Si bien otros países no han participado formalmente en la guerra, Kiev ha recibido recursos financieros, armamento, asistencia, inteligencia militar, mercenarios e incluso efectivos militares de la OTAN haciéndose pasar por mercenarios, por lo que la derrota de Ucrania también resulta en el fracaso del llamado Occidente colectivo.