El presidente de la estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Pedro Tellechea, presentó recientemente el Plan de Recuperación Integral Productiva (PRIP) 2023. Se trata de un conjunto de proyecciones y metas para cumplir el presente año y que, de acuerdo con varios ángulos del análisis en materia petrolera, es considerado "ambicioso" y en otros casos "imposible" de cumplir.
Entre las metas previstas en el PRIB 2023 está la consecución de unos 390 mil barriles de crudo al día (bpd), lo cual según el proyecto permitiría que PDVSA logre alcanzar la cota de 1 millón de bpd para el mes de agosto.
De cumplirse estas proyecciones, conduciría a PDVSA a situar su producción de crudo en 1 millón 171 mil bpd hasta finales de año.
El envión optimista de la actual directiva de la estatal está sustentado en números. A mediados de mayo se reportó que la producción petrolera de Venezuela subió 7,4% el mes de abril, respecto al mes anterior, al pasar de 754 mil bpd a 810 mil bpd, según fuentes oficiales recogidas en el informe mensual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Los datos oficiales entregados a la OPEP dan cuenta de que la producción de crudo venezolano aumentó 21% en los primeros cuatro meses de 2023.
Aunque en el ámbito narrativo este incremento es adjudicado a la estadounidense Chevron, cuyas operaciones se han recuperado parcialmente en el país, la transnacional había anunciado expectativas para producir unos 200 mil bpd hasta finales de 2023. Recientemente Argus Media refirió que Chevron había reducido su meta a unos 175 mil bpd.
El diferencial tan significativo entre las metas de Chevron y de PDVSA implica que la estatal venezolana tendría que remontar capacidades operativas propias y hacer otras alianzas para poder cumplir con sus proyecciones, o al menos superar el umbral —de alguna manera simbólico y político— del millón de bpd, el cual ya había sido anunciado en la gestión de Tarek El-Aissami.
¿Qué está previsto en el plan a detalle? ¿Es viable?
PDVSA aplicará un enfoque menos dependiente de factores externos
De acuerdo con lo delineado en la versión pública del PRIP 2023, la caracterización central de la estrategia de Pedro Tellechea es que la industria se enfocará en métodos considerablemente endógenos para recuperar parte de su capacidad.
Aunque PDVSA reconoce el rol de las alianzas con transnacionales, este marco de posibilidades se encuentra muy limitado por el bloqueo al país. Por ello, buena parte del despliegue operacional se realizaría mediante "esfuerzo propio" y vínculos con empresas e institutos venezolanos.
Algunos de los contratistas y proveedores para tareas operacionales son la propia filial PDVSA Servicios y el Instituto Zuliano de Investigaciones Tecnológicas (Inzit).
Sobre buena parte de las obras de recuperación de campos petroleros, de mejoradores, de infraestructura básica de producción, no fueron expresados los términos en el documento público, lo cual es también una singularidad de la Ley Antibloqueo y de los criterios operacionales de PDVSA en el contexto adverso que implica la no difusión de ciertas alianzas, pues incluso alguna "empresa músculo" venezolana de servicios petroleros podría ser objeto de "sanciones" ilegales si se constata su relación con PDVSA.
Pedro Tellechea anunció la recuperación del Mejorador de crudo de PetroCedeño. Esta empresa quedó completamente en manos de Venezuela desde el retiro de la francesa Total y la noruega Equinor a causa de las medidas coercitivas estadounidenses.
Factores de viabilidad
El contexto actual es fértil para PDVSA, si se consideran sus pactos con factores internacionales como China y Rusia, quienes han manifestado mantener el relacionamiento energético con la empresa.
En el caso de Rusia, el país eslavo es ahora —a causa de las medidas coercitivas en su contra— el responsable de la flota mercante petrolera más grande del mundo, creada de manera evasiva al bloqueo. Esto refiere que las facultades de Venezuela, mediante esfuerzo propio, y Rusia e Irán pueden ampliar sus pontencialidades en el ahora llamado "mercado no oficial" de crudo compuesto por estos tres países bajo "sanciones" ilegales.
La variable de comercialización a escala internacional es clave ya que de ella depende la facultad de producir el crudo. Sólo se puede aumentar la producción significativamente si las condiciones de colocación en el extranjero se encuentran dadas.
PDVSA está además considerando resolver los problemas internos de "producción diferida por déficit de infraestructura". Es decir, abordarían pozos y campos afectados por el robo de cables y equipos, especialmente en las cuencas Barinas-Apure, donde las instalaciones son despojadas de equipamientos para ser contrabandeadas a Colombia. PDVSA cree que mediante la dotación y aseguramiento de infraestructuras se puede recuperar una parte de la producción, especialmente en yacimientos de crudo liviano.
La estatal venezolana prevé amplificar la base de crudo liviano disponible para las mezclas con crudo extrapesado, depender menos de su importación y desarrollar nuevos campos.
Para esto realizarían inversiones en sísmica petrolera —un proceso de detección de yacimientos— con vistas a desarrollar las cuencas de Barinas-Apure y en reservas como la de Tomoporo —al sur de Zulia y en la zona baja de Trujillo—, donde se considera que hay crudo liviano disponible, el cual sería menos costoso de extraer mediante operaciones en las que PDVSA tiene equipamiento y conocimiento acumulado.
El cambio de estrategia que aplica la empresa parece mirar mucho a los adentros y capacidades de la industria. La recuperación del Mejorador de crudo de PetroCedeño en el oriente del país, ahora completamente en sus manos, aportaría una capacidad de mejorar unos 90 mil bpd, junto con el aporte de otras plantas de mezclas que adicionarían el volumen de procesamiento de crudos diluidos sobre los 237 mil bpd.
Aunque las limitaciones para la recuperación de los mejoradores siguen siendo muy grandes, este es un proceso que sigue en marcha y hay mucha confianza en que generará resultados. PDVSA espera que la restauración de sus capacidades hará que el país sea menos dependiente de las vulnerabilidades con las que ha lidiado debido a su sujeción extranjera en diluyentes —como crudos livianos, nafta y otros—, los cuales necesita para realizar mezclas de crudo pesado y extrapesado para su comercialización.
Viabilidad política
Un rasgo inequívoco del PRIP 2023 es que está dotado de un reconocimiento del entorno político variable y de las condiciones exógenas que imponen un gran peso sobre las operaciones de PDVSA. Esto se explica por el énfasis que se hace en el uso y restauración de capacidades propias para desarrollar las actividades de la estatal desde el punto actual.
Contrariamente a la afirmación de que la recuperación de PDVSA debe asociarse a Chevron, los criterios de "esfuerzo propio" son los que predominan como aspectos generales de la estrategia.
Además parece haber un reconocimiento de que las circunstancias objetivas de lo político —medidas coercitivas— se mantendrán invariables, de ahí que PDVSA reorienta su estrategia para volver al crudo liviano, acudir al know how propio, recuperar sus mejoradores de crudo y desvincular la industria de los nudos críticos de vulnerabilidad por razones de vínculo con factores externos.
Si se reconoce el brutal descenso de producción entre 2017 y finales de 2019, desde 2 millones de bpd hasta solo 465 mil bpd, es evidente que por el cierre de los procesos de comercialización a causa del bloqueo y por el fin abrupto de las operaciones de los foráneos en Venezuela, PDVSA había acumulado un conjunto de vulnerabilidades que se explican por una justificada relación con factores extranjeros. Pero las circunstancias han cambiado.
Parece que PDVSA realiza ahora un proceso de reingeniería de métodos para aumentar y estabilizar su producción mediante relaciones operativas y actividades menos dependientes de variables exógenas, lo cual le da un valor sustantivo a cada nuevo barril de producción que sea recuperado.
Independientemente del resultado hasta diciembre en la estrategia del PRIP 2023, el difícil proceso de recuperación de la producción de crudo en el contexto actual seguirá siendo parte del proceso central de recuperación de la economía venezolana. Aunque el país se ha reorientado a la superación del rentismo como formación económica y social, es evidente que el petróleo es el emisor neurálgico hacia la base de ingresos del Estado.