El 18 de mayo expiró la prórroga de 60 días de la Iniciativa de Granos del Mar Negro sobre la exportación de alimentos ucranianos, acuerdo alentado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el contexto de la guerra ruso-ucraniana. Se estableció una prórroga por otros dos meses, hasta el 17 de julio, sin ningún cambio.
El pacto, que se hizo a pedido de Türkiye, no podría ser ampliado debido a que persisten problemas obvios con el declarado aspecto humanitario del acuerdo de granos, según las autoridades rusas.
Moscú argumenta que los cereales ucranianos se llevan por la vía marítima principalmente a los Estados de ingresos altos y medianos altos, incluidos los mercados europeos, que precisamente no son los más desfavorecidos. Mientras tanto, los países pobres reciben el mínimo absoluto, o 2,5%, del volumen total de 30 millones de toneladas exportadas desde los puertos ucranianos durante nueve meses.
Otro reclamo de Rusia es que sus productos siguen enfrentándose con las "sanciones", aun cuando son para la entrega gratuita de fertilizantes a los países más pobres, otra forma de incumplir con las medidas humanitarias que dieron origen al acuerdo.
"En tales condiciones, debemos volver a recordar, ante todo, a EE.UU., la UE y Gran Bretaña, 'preocupándose' de palabra por la seguridad alimenticia, que es necesario efectivamente retirar los abonos y alimentos rusos fuera de las "sanciones" unilaterales", señala la Cancillería rusa en un comunicado.
Por otra parte, no se han cumplido con algunas tareas que se fijaron en el curso de la implementación del memorando Rusia-ONU y que siguen sin progresar: reconectar el banco Rosseljozbank al sistema Swift, suministrar piezas de repuesto, desbloquear la logística de transporte y seguros, reactivar el conducto de amoníaco Togliatti-Odesa y descongelar los activos de empresas rusas.
"Si no se resuelven estas condiciones en dos meses, será imposible ampliar la Iniciativa de Granos del Mar Negro, y el acuerdo será suspendido a partir del 17 de julio", reitera.