Partidarios de Jair Bolsonaro que tomaron las sedes gubernamentales este domingo 8 de enero se sienten traicionados por su líder luego de que el ejército los entregara a la justicia. Y es que irónicamente podrían enfrentar cargos criminales basados en disposiciones legales que se implementaron bajo la administración de Bolsonaro.
Cuando los manifestantes vieron llegar al ejército se alegraron porque creyeron que iban a respaldarlos, ya que desde la campaña se había proyectado que eran aliados del expresidente. Desde la derrota estaban acampando en la sede del cuartel general porque de alguna manera se sentían apoyados por el ala militar.
"Hasta hace una hora confiábamos en que el Ejército nos protegería", dijo un insurgente entre lágrimas en un video grabado por él mismo, recoge Mother Jones. "El Ejército nos entregó".
La nueva ley incluye penas de ocho a doce años de cárcel contra quienes intenten, mediante el uso de violencia o amenazas graves, "abolir el Estado Democrático de Derecho, impidiendo o restringiendo el ejercicio del derecho constitucional". Precisamente lo que intentaron los bolsoraristas.
Paradójicamente, una ley firmada por Jair Bolsonaro es probable que se aplique con contundencia a sus simpatizantes, abandonados por su líder quien se encuentra en Estados Unidos, aun cuando en algún momento fueron atizados por las acciones y declaraciones del expresidente.