Jue. 21 Noviembre 2024 Actualizado 8:41 pm

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La crisis energética puso a Venezuela en el centro de interés internacional. El presidente Nicolás Maduro saluda al presidente Francés Enmanuel Macron. (Foto: AFP)

La energía cambia el contexto político de manera favorable a Venezuela

La situación de Venezuela en el frente internacional sigue evolucionando de manera favorable, fundamentalmente por dos factores. El primero de ellos ha sido la resiliencia política-institucional del chavismo que ha debilitado el alcance de la "máxima presión" contra el país. En segundo lugar, por un cambio de cuadro en el contexto político y energético a escala internacional.

Nos detendremos en algunos de estos factores correspondientes al contexto internacional, de manera muy descriptiva.

1. La nueva ruta de la energía

Las sanciones unilaterales e ilegales contra Rusia por su Operación Militar Especial (OME) en Ucrania están cambiando el cuadro energético de manera dramática. En junio, justo durante el duro despliegue de medidas comerciales para detener las importaciones de crudo desde Rusia, el Banco Central de la Federación anunció que la disminución de las importaciones de petróleo ruso por parte de Europa fue compensada por el aumento de las exportaciones al mercado asiático, especialmente la India y China.

En su informe de balanza de pagos en el segundo trimestre de este año, el banco informó que el valor total de las exportaciones de bienes y servicios de Rusia aumentó un 20% anual en el segundo trimestre y que alcanzó los 153 mil millones de dólares.

Según el informe, China incrementó su importación de petróleo ruso un 55% en mayo, en comparación con el mismo periodo el año pasado, convirtiendo a Rusia en el mayor surtidor de petróleo de China, por encima de Arabia Saudita.

Por su parte, la India aumentó sus importaciones de petróleo ruso 4,7 veces, es decir, en 400 mil barriles diarios entre abril y mayo, en comparación con el mismo periodo del año pasado.

Para el mes de agosto China importó recursos de Rusia por valor de 72 mil 900 millones de dólares entre enero y agosto del presente año, un aumento de 50% con respecto al mismo período de 2021, informó el medio ruso Kommersant citando datos de la Oficina de Estadísticas Aduaneras de China.

Como resultado, el superávit comercial de Rusia con China se cuadriplicó durante el presente año, principalmente debido al incremento en el suministro de materias primas rusas, en especial gas y petróleo. Tal tendencia forma parte de la nueva estrategia de Moscú de "girar hacia el este".

En perspectiva general, esta situación de viraje de las energías hacia Eurasia y Asia irá tomando más consistencia si el G7 insiste en imponer un techo al precio del crudo ruso, pese al rechazo de otros grandes productores como Arabia Saudita y otros reinos del Golfo. Rusia estaría dispuesta a retirarse más todavía del mercado occidental.

De esta manera va tomando forma una nueva ruta de la energía. Varias fuentes han señalado que India estaría vendiendo a Europa el crudo que han adquirido de Rusia, mientras que Turquía lo haría con el gas.

Esta nueva ruta implica una proyección de petróleo y gas ruso a China y otros mercados reconfigurando la geoeconomía euroasiática mediante el desarrollo de infraestructuras, como los gasoductos Fuerza de Siberia 1 y 2.

La entrada en vigencia para diciembre de la prohibición de Occidente a la compra de crudo ruso, aunque ciertamente podría afectar las exportaciones de Rusia, también incrementará las exportaciones mediante estos nuevos corredores.

En definitiva, ocurre un desplazamiento, más bien un atrincheramiento de las cadenas de energía y materias primas hacia Eurasia y Asia en detrimento de la órbita geoeconómica occidental.

Venezuela comienza a ser entonces una opción claramente viable, pues posee más de 300 mil millones de barriles en reservas de crudo certificadas.

Conviene agregar que la sustitución del crudo venezolano en Estados Unidos ha tenido lugar mediante el cambio de proveedores, especialmente latinoamericanos. Pero la importación de crudo desde Rusia o Arabia Saudita para satisfacer la dieta de algunas refinerías sigue siendo adverso en un contexto de altos precios.

Seguramente esto explique el gran interés de Enmanuel Macron frente al presidente Nicolás Maduro en Egipto, aunque ha sido ampliamente mediatizado entre referencias al interés energético de Francia, no es del todo sorpresivo. Concretamente el pasado mes de junio Francia abogó por el regreso de Irán y Venezuela al mercado petrolero internacional para paliar la crisis de suministro y precios.

Mediante un comunicado oficial del Elíseo, los franceses instaron a "diversificar las fuentes de abastecimiento de petróleo" en el mercado, incluyendo a Irán y Venezuela, y a que los países aumentarían su producción de petróleo de "forma excepcional" para frenar el alza de precios provocada por la guerra en Ucrania.

La insostenibilidad de la crisis energética y los peligros de su prolongación han puesto en el tablero la posibilidad de que la estadounidense Chevron pueda ser autorizada por el Departamento del Tesoro estadounidense para reiniciar las operaciones de bombeo de crudo desde Venezuela.

Como es sabido, es uno de los ángulos fundamentales en las negociaciones discretas entre Estados Unidos y Venezuela, de manera que convienen analizarse.

Uno de los puntos claves en este contexto es que Venezuela, por razones geoeconómicas, está claramente expuesta a la órbita occidental. Pero además pesa sobre ella la presión económica del bloqueo a sus exportaciones. De ahí que hay condiciones de mutualismo que favorecen distensiones, pero también posición de ventaja que seguramente los estadounidenses querrán instrumentalizar.

La energía, sabemos, sigue siendo el factor definitivo que ahora está revirtiendo la situación de Venezuela frente al contexto adverso y sigue empujando a determinar la insostenibilidad e inviabilidad del bloqueo contra Venezuela.

Para referir el cuadro regional, los países de Petrocaribe han solicitado al gobierno estadounidense permitir el regreso de Venezuela a la actividad comercial de crudo y combustibles en el eje caribeño.

Además, Trinidad y Tobago ha clamado por el gas venezolano para desarrollar sus actividades de procesamiento, pues cuentan con infraestructuras paralizadas que fueron levantadas para trabajar conjuntamente con Venezuela en esta materia.

2. El cuadro regional y la vecindad energética

El claro viraje político en varios países latinoamericanos, que se han ido a la izquierda o a gobiernos progresistas y socialdemócratas, es favorable para Venezuela. Más en unos casos que otros.

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Venezuela resulta favorecida por el contexto petrolero actual, pero queda expuesta a los designios de la órbita occidental (Foto: PDVSA)

El elemento distintivo en este contexto ha sido, de manera sorpresiva para muchos, el gobierno de Gustavo Petro en Colombia, el cual ha impulsado junto a Caracas un relanzamiento de las relaciones binacionales al más alto nivel y mediante una sinergia muy positiva, que hasta hace poco era inestimable.

Como sabemos, la reapertura de la frontera, la normalización de relaciones comerciales entre actores privados de ambos países, el regreso de los vuelos entre Caracas y Bogotá y el encuentro entre los dos mandatarios en la capital venezolana, son hitos de un afianzamiento claro del regreso de Venezuela a las relaciones con su vecino país.

Conviene mencionar que Colombia devolvió a Venezuela la estatal Monómeros Colombo-Venezolanos, el segundo activo más importante del país en el extranjero. Pero además las autoridades militares de ambos países se han reunido en la frontera para articular políticas de seguridad. Ambos hechos son especialmente claves.

La victoria de Lula da Silva en Brasil es también muy significativa. En su campaña electoral Lula no cayó en la trampa de eludir estigmatizaciones por su relación con Venezuela y por el contrario abogó por el regreso de la amistad con Caracas.

Es necesario mirar a Bogotá y a Brasilia no únicamente por las afinidades políticas. Ambos países tienen una situación especial tratándose de la energía.

En el caso de Colombia, el país está a punto de agotar sus reservas de crudo, lo cual en muy corto tiempo los dejará bajo la condición de importador. Ya Colombia ha demostrado querer afianzar el vínculo con Venezuela en el desarrollo de la industria petroquímica, para así apuntalar la producción agrícola en ese país, tal como pudo apreciarse con la devolución de Monómeros.

Brasil, en cambio, aunque mediante Jair Bolsonaro ha cimentado un buen acuerdo con Rusia para el flujo de combustibles y fertilizantes, es y seguirá siendo un país ávido de fuentes de energía para continuar apalancando su agroindustria y sus cultivos mecanizables, altamente dependientes de combustibles y sumamente vulnerables a la variación de costos. Por razones de situación geográfica, Brasil necesariamente debe mirar a Venezuela.

3. Maduro en Egipto

No es la primera vez que el presidente venezolano visita un país extranjero desde que el fiscal estadounidense durante la era Trump, William Barr, pusiera un precio por su captura como parte de la estrategia de criminalización sistemática del chavismo.

Pero en esta oportunidad su visita a la Cumbre del Cambio Climático (COP 27) en Egipto le colocó de manera personal en un foro internacional en el que apenas hace tres años estaba proscrito.

Además del efusivo encuentro con Macron, Maduro saludó al Primer Ministro de Portugal Antonio Costa y al enviado de Estados Unidos John Kerry, como un recordatorio a países que se sumaron activamente al bloqueo contra el país. Un recordatorio de que definitivamente fracasaron.

Recordemos que la representación del Gobierno Bolivariano dio lugar mediante la vicepresidenta Delcy Roríguez en la Cumbre Iberoamericana de 2021, en un lento pero continuo proceso de retoma del espacio internacional y, por ende, de reconocimiento. Pero 2022 ha sido un año que ha exhibido una evolución inocultable del contexto.

Paradójicamente en esta COP 27, donde se arengó insistentemente sobre el fin de las energías fósiles y la difícil "transición energética", una de las principales noticias fue justamente la presencia del presidente de un país petrolero, bloqueado, pero repleto de reservas.

La crisis energética manufacturada por Occidente puso a Venezuela en un relieve inesperado.

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