Hace algunos días, la agencia Argus Media había indicado que la Administración Trump tenía en mente tomar medidas de bloqueo contra las importaciones de diésel de Venezuela.
Según el reporte, a cargo de Patricia Garip, “Repsol de España, Eni de Italia y Reliance de India han estado participando en estas transacciones (de diésel) con PDVSA, de propiedad estatal de Venezuela, con una autorización silenciosa de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Tesoro de EEUU”.
Washington busca cortar los suministros vitales del país, haciendo énfasis en la gasolina y aditivos químicos para la recuperación del circuito refinador nacional, en un intento por paralizar la economía, inyectarle energía a la inflación y boicotear en general la respuesta sanitaria a la pandemia de Covid-19, que requiere una intensa movilización de recursos internos de todo tipo.
Esta intención quedó demostrada con la intimidación dirigida a Irán para que detuviese sus envíos de gasolina a Venezuela. La Administración Trump fue más allá de las amenazas, tramitando una orden de incautación de la gasolina iraní en la corte federal de Columbia y sancionando a los capitanes de los navíos.
Luego de endurecer el bloqueo en áreas vitales como la importación de alimentos, medicinas e insumos industriales, ahora Washington pone la mira sobre el diésel para escalar en la presión económica con el objetivo de prolongar su campaña de “máxima presión” contra el gobierno venezolano y la población.
La denominada “autorización silenciosa” a interpretación de Argus para relajar la importación de diésel está siendo revisada. “Altos funcionarios en el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca ahora están reconsiderando la exención por las preocupaciones de que está ayudando al presidente Nicolás Maduro a permanecer en el poder”, precisa el reporte.
Argus también indica que las importaciones de diésel se enmarcan en un conjunto de acuerdos entre PDVSA y las petroleras mencionadas para hacer sostenibles sus operaciones financieras y comerciales conjuntas. Reliance de India es uno de los principales proveedores de este combustible, y Argus proyecta que entre agosto y septiembre, 1.3 millones de barriles arribarán a Venezuela.
A diferencia de la gasolina, relata Argus, el diésel es empleado en la “generación de energía, la actividad agrícola, las bombas de agua y el transporte público”, por lo que bloquear sus suministros implicaría crear nuevos problemas económicos para una Venezuela que concentra sus esfuerzos en prevenir un mayor alcance de la pandemia de Covid-19.
La producción actual de diésel en Venezuela no cubre la demanda de todas las actividades esenciales comentadas.
La agencia también indica que desde la dirigencia política del antichavismo alineada con Washington está de acuerdo con bloquear los envíos de diésel, sin embargo, “reconocen en silencio el riesgo de decirlo públicamente”.
El grupo de Guaidó gestiona la agudización del bloqueo puertas adentro, evitando exponerse públicamente al rechazo del país por apoyar una medida que afecta a la totalidad de la población.
El día de ayer, el halcón Elliott Abrams, desde el Departamento de Estado, realizó una de sus recurrentes ruedas de preguntas y respuestas con periodistas respecto a Venezuela.
Aunque Abrams se refirió a un variado temario, que trató desde el cuestionamiento de las parlamentarias hasta la reciente recompensa ofrecida por Maikel Moreno (presidente del máximo tribunal del país), también habló del diésel.
El periodista se refirió a la primicia de Argus y le pidió a Abrams que comentara si esas sanciones se estaban perfilando. El halcón evitó entrar en detalles pero dejó ver que el sabotaje a las importaciones de diésel está prácticamente decidido:
“Hola. Gracias. Bueno, la política general, como saben, es negarle ingresos al régimen y continuar presionando las formas en que opera el régimen, particularmente en el sector petrolero, en el sector del oro. Lo que no puedo hacer es discutir posibles sanciones futuras. Nunca hacemos eso. Creo que ha descrito con precisión que hay varias compañías que se dedican a intercambiar crudo por diésel, pero lo que estamos pensando en posibles sanciones futuras es algo en lo que no podemos entrar. Lo siento”.
La declaración relativamente esquiva de Abrams confirma la tesis de Argus de que las sanciones al diésel se están evaluando, pero reduciendo su promoción al público.
La agudización del bloqueo y una renovada campaña de desprestigio son las armas definidas por Washington para debilitar las parlamentarias como un hito de reinstitucionalización y recuperación integral el país tras años de asedio.