Dom. 22 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

¿La lucha por la vacuna contra el Covid-19 se ha convertido en una carrera armamentista?

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El mundo enfrenta una ola expansiva más dramática que en meses anteriores de la pandemia del Covid-19. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió recientemente el empeoramiento de las perspectivas sobre la crisis sanitaria y varios países emprenden una carrera biotecnológica para dar con una vacuna.

Por su relevancia y por los grandes significados geopolíticos que trae consigo, esta disputa podría considerarse idéntica a una carrera armamentista o la carrera por la conquista de la luna. En la lucha por la vacuna, China, Rusia y EEUU llevan pasos agigantados, pero países como México, Alemania y Reino Unido, entre otros, también se han hecho un lugar por diferentes razones.

En esta carrera biotecnológica el pulseo tiene lugar no solo por la consolidación de una vacuna con inmunidad duradera y segura para que los países que la desarrollen puedan beneficiarse, también están en juego los beneficios de las farmacéuticas que están ampliando sus beneficios por la prolongación de la pandemia, el estado de miedo generalizado por el virus, el estado económico generado por las cuarentenas y también el liderazgo de los países y su posición constructiva en medio de la crisis sanitaria.

El “eje del mal” en la delantera

La Federación de Rusia ha anunciado que ya tiene su primera vacuna contra el Covid-19. Así lo comunicó el Ministerio de Defensa del país que elaboró el tan esperado medicamento en conjunto con el Centro de Epidemiología y Microbiología Gamaleya.

De acuerdo con el viceministro de esa cartera, Ruslan Tsalikov, las consideraciones finales de los resultados de las investigaciones ya fueron hechas por los especialistas de su ministerio y por los científicos del centro nacional Gamalei.

La revelación institucional y militar de esta noticia no es un asunto fortuito. Para los rusos, la solución biotecnológica que implica la vacuna es un asunto del más alto interés estratégico inherente a su seguridad nacional y a la estabilidad global.

Anteriormente, desde el Ministerio de Salud ruso anunciaron que se podría llegar a producir industrialmente cuatro tipos de vacunas contra el Covid-19, de manera que antes de finales de 2020 se dispondría de 200 millones de dosis, tanto para uso nacional como para el mercado internacional. Para la población rusa, la vacunación será gratuita.

Entretanto, el medio Russia Today refiere que una vacuna contra el Covid-19, desarrollada por la biofarmacéutica china CanSino Biologics y la unidad de investigación militar del país asiático, se ha revelado “segura y capaz” de inducir respuestas inmunes en la mayoría de los pacientes, según lo ha revelado un estudio en humanos de fase 2.

Los investigadores comprobaron que la vacuna Ad5-nCOV, que se suministró a 508 adultos sanos no expuestos a Covid-19, induce respuestas inmunitarias de anticuerpos y células T que atacan al virus, al tiempo que no causa efectos secundarios graves.

China también ha coordinado desde el Partido Comunista gobernante y el alto mando de su Ejército Popular la dedicación de sus científicos en el desarrollo de tratamientos para el virus, así como también los primeros prototipos de vacunas. Señal inequívoca de que para los chinos este también es un asunto de seguridad estratégica.

Para estos países del llamado “eje del mal” -dicho así por la retórica de Occidente- el tratamiento de la crisis sanitaria o la capacidad de respuesta frente al virus guarda las características propias de ser contramedidas formuladas para un escenario de guerra bacteriológica.

Esta modalidad guarda varios principios.

El primero de ellos se basa en que la respuesta recae en los estados-nación. En segundo lugar, que el virus es un asunto de seguridad integral y por ello es un frente más de la gestión militar. Finalmente, la carrera para vencer al virus mediante una vacuna generada desde los aparatos estatales será un golpe preciso a la hegemonía de las farmacéuticas occidentales y sus tecnologías privadas/privativas, las cuales pueden ensanchar las brechas para el acceso a las vacunas desde los países desarrollados frente a los países del Tercer Mundo, factor que sería un elemento de inestabilidad que podría prolongar la crisis sanitaria.

EEUU y Pfizer replicando el binomio gobiernos-corporaciones farmacéuticas

El gobierno estadounidense se ha adelantado en la lucha contra el virus acorde a métodos de la usanza capitalista, esta vez encargando a la corporación Pfizer unas 100 millones de vacunas contra el Covid-19 que son desarrolladas por esta farmacéutica.

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Según el acuerdo de suministro, el gobierno estadounidense también podrá adquirir hasta 500 millones de dosis adicionales. La Administración Trump será beneficiaria de estas primeras 100 millones de dosis después de que Pfizer fabrique con éxito la vacuna y obtenga la aprobación o autorización para su uso de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA, sus siglas en inglés).

Durante la pandemia, el gobierno del magnate Donald Trump había aplicado una política muy agresiva de captación de respiradores y también mediante la compra de la producción total de tres meses del medicamento Remdesivir, fabricado por la corporación farmacéutica Gilead. Lo cual deja marcada una clara tendencia de los estadounidenses en favorecer el esquema privativo de las cuales las corporaciones son beneficiarias.

Sin embargo, y en términos geopolíticos, el cuestionado “liderazgo” estadounidense frente a la crisis, incluyendo su errática gestión en suelo estadounidense, ha colocado a los norteamericanos en una carrera orientada solo en su propio beneficio y en detrimento de países aliados o “amigos”, a los cuales se les ha hecho perder lugar en la escena mundial.

El Reino Unido en la carrera

Recientemente han sido publicados los resultados preliminares de un ensayo de fase 1/2 de una vacuna contra el Covid-19 desarrollado por la Universidad de Oxford en el Reino Unido. Estos sugieren que esta vacuna en desarrollo es segura e induce una respuesta inmune.

La vacuna provocó una respuesta de anticuerpos dentro de los 28 días y una respuesta de células T dentro de los 14 días, refiere la cadena CNN. El ensayo incluyó a 1 mil 77 personas de entre 18 y 55 años sin antecedentes de Covid-19 y tuvo lugar en cinco hospitales del Reino Unido desde finales de abril hasta finales de mayo. Los participantes recibieron la vacuna del Covid-19, o la vacuna conjugada meningocócica, como grupo de control.

México: el multilateralismo o la privación

El segundo país latinoamericano más afectado por la pandemia luego de Brasil ha entrado en la carrera por una vacuna, pero en el plano político-diplomático, mediante una propuesta de Andrés Manuel López Obrador ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) de buscar una respuesta global (conjunta) a la creación de una vacuna.

En abril pasado y por solicitud de México fue aprobada por unanimidad en la Asamblea General de las Naciones Unidas la resolución 74/247 con el propósito de asegurar el acceso global a las vacunas y evitar su acaparamiento.

Esta resolución, refiere el medio ruso Sputnik, abrió paso a la creación de la Plataforma COVAX, integrada hasta el momento por 77 países que construyen un mecanismo de compra consolidada de la futura vacuna del Covid-19 de manera conjunta y por adelantado, sin importar la capacidad de pago de los miembros de la plataforma.

La resolución aprobada en la Asamblea General de la ONU es claramente incongruente con las acciones de los estadounidenses durante la pandemia.

En la línea por romper con las posibilidades de privación de los países pobres a las vacunas, China ha ofrecido un crédito por 1 mil millones de dólares a los países de América Latina y el Caribe para que accedan a las vacunas.

El anuncio vino desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular asiática, y supone que esta línea de crédito haría acceder a los países a dicha vacuna a precios realmente irrisorios. China es el país desarrollado que más está proyectando sus líneas de apoyo hacia África, continente donde la pandemia sigue ganando terreno y que es además una región del mundo que podría quedar excluida de las vacunas que se fabriquen en países occidentales.

El carácter multilateral en la lucha contra la pandemia tiene denominadores específicos y China y Rusia van a la vanguardia, conjuntamente con otros países como Cuba, país que ya se prepara para fabricar el tratamiento ruso contra el Covid-19 Avifavir y ha sido reconocida mundialmente por enviar a su personal médico a atender pacientes afectados por la pandemia en otros países.

Los factores conexos del mundo emergente apuntan a una carrera armamentista y biotecnológica para la estabilidad mundial como única alternativa viable frente a la política de desmembramiento, privación y caos que han pregonado con sus actos las viejas potencias occidentales.

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