Vie. 27 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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Pensemos, no juzguemos (Foto: Archivo)

La guerra o los afectos comerciales contra la vida

No juzguemos, pensemos

Cuando en el primer barco pirata se dijo "todo lo que tome con mi espada es mi propiedad privada, porque tengo libre albedrío y no consiento amo, corona, dios, ni perrito que me ladre; ahora yo obedeceré a mis propias leyes, donde soy igual fraterno, cómplice y socio con el que participa conmigo asumiendo todas las consecuencias del robo y el crimen en la obtención y reparto del botín, en las cuota parte que determinan las jerarquías del barco", una nueva y retorcida visión del mundo había comenzado, sustentada en la propiedad privada del individuo.

En adelante estos serán los pilares fundamentales sobre los que se fundará el naciente sistema capitalista. En esa manera de robar y matar se sedimentará, crecerá, desarrollará y se convertirá en única civilización universal el humanismo excluyente y superior, para el que toda otra manifestación cultural es una bagatela que se puede esclavizar, usar, votar y destruir sin que ocurra ninguna otra consecuencia.

Desde entonces, los más encumbrados intelectuales hasta los más rastreros ministriles cantan, escenifican, componen, pintan, dibujan, ensayan, sobre la belleza de la libertad, la igualdad, la fraternidad, la democracia, el desarrollo, la civilización, el crecimiento económico, como un deber ser, como si después de ahí la nada. A nadie le importa si son de izquierda o de derecha, comunistas, demócratas, republicanos, liberales o nazi fascistas, todos coinciden en las alabanzas a los principios fundamentales del sistema, nadie duda, nadie cuestiona. Todos piensan que el arte, como la libertad y todo lo demás, son puros y distintos al sangrerío, la miseria cotidiana de las mayorías y las mieles que disfrutan las minorías, todos piensan que la diferencia estriba en que si son de izquierda o de derecha quienes lo ejercen, pero todos dicen que esos principios y hechos están por encima de la tragedia y por tanto no pueden ser cuestionados, más si son valorados como los verdaderos imaginarios eternos.

Ellos se nombraron humanos y nos nombraron a su imagen y semejanza como sus esclavos, se llamaron iguales, fraternos, libres, demócratas, progresistas, desarrollados, y a nosotros simplemente nos borraron los nombres y la memoria para siempre y los sustituyeron por los nombres de muertos que ya traían en su ideología religiosa.

Desde entonces la vergüenza nos habita, así seamos dueños, intelectuales, artistas, políticos, académicos, profesionales, deportistas, todos necesitamos ser reconocidos por las élites fueráneas, aunque algunos arrastrados se conforman con que los reconozcan los barrenderos de allende los mares, porque nos han hecho creer que la literatura, la música, la historia, la ciencia, los inventos, las creaciones y hasta las eternidades universales según el humanismo son europeas, pero resulta que si algo es joven y pobre en este mundo es la llamada cultura europea si la comparamos con la árabe, persa, india, china, a las que en sus múltiples invasiones los europeos le saquearon y robaron muchos de los inventos y ciencias de las cuales se jactan hoy los civilizados europeos. Hablamos del papel, la imprenta, la pólvora, el espagueti, por nombrar algunos.

Pero aún más, cuando Europa apenas era un cuevero de ratón lleno de gente, ya las culturas mencionadas eran complejas en el arte, la industria, la ciencia y otros múltiples oficios, si no veamos la ordinariez de la cultura europea comparada con la delicadeza de estas culturas (y esto no está visito desde el bien o el mal o desde el análisis marxista, sino desde las evidencias, porque al igual que en la cultura europea, los esclavos somos explotados en las antes nombradas).

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Cuando las élites europeas implementaron los planes de invasión de estos territorios no sólo lo hicieron por el simple botín que genera la acción, sino que decidieron que estas regiones fueran la continuidad en minusvalía de lo que era Europa, es decir, nos convirtieron en sus minas y así nos trataron. Desde entonces todos los hechos ocurridos en estos espacios no fueron más que la continuidad de los hechos e intereses que se disputaban en Europa y Estados Unidos después.

La ocurrencia de la revolución burguesa contra la Iglesia, la monarquía o el absolutismo lo llaman el Renacimiento, el humanismo y su modo de producción incipiente es el hijo de la acumulación primaria de capitales que se acrecienta con la invasión de este continente. Desde allí todos los hechos de piratería, coloniaje, contrabando, etnocidio, raterismo y robapollismo ocurridos en estas tierras, tienen que ver con los intereses de las élites europeas y la nueva cultura que se impondrá al mundo.

Estas tierras fueron convertidas en minas y se les impusieron los modos, usos y costumbres de los invasores. La memoria de los originarios fue mancillada, pisoteada, condenada, avergonzada, desmoralizada, y una nueva memoria se enseñoreó, la de los explotadores y explotados. Desde entonces ya no hablaríamos de los hechos como propios, sino de los hechos impuestos por los invasores, desde allí se nos impuso religión, ciencia, lengua, arte, tecnología y todo el saber anterior fue borrado o estigmatizado, ahora lo que sabemos de los antepasados originales de estas tierras son las mentiras que nos cuentan los invasores por la vía de la historia amañada que nos imponen en sus escuelas, liceos, universidades, literaturas, ciencias, academias, y que nosotros consumimos como natural e incluso defendemos sin cuestionamiento. Cuando mucho algunos asumen la defensa tímidamente pero sin cuestionar las sagradas escrituras emitidas desde los Archivos de Indias y las carreras de antropología, sociología, arqueología, lengua y literatura, bellas artes, historia, profesiones, oficios y otras estafas con las que ocultaron y siguen ocultando el saqueo, el crimen, el robo y la imposición cultural.

Todo lo sucedido en quinientos años, sea agricultura, minería, finanzas, etc., tiene que ver con las necesidades e intereses de las élites europeas y no con la decisión de los habitantes de estas tierras. Sea, inicio de la revolución burguesa, caída del absolutismo, instauración del humanismo, surgimiento del capitalismo como modo de producción, saqueo de estas tierras, instauración del modelo colonial, apropiación de gente, territorio, minerales y otras materias primas, guerra de independencia, invasión de las transnacionales petroleras a Venezuela para saquear el petróleo y otros minerales. Fundación del Estado siempre bajo la tutela de Estados Unidos al servicio de las petroleras, e imposición de la ordinaria cultura norteamericana en Venezuela.

Década de 1970, se inicia una nueva política del capital instaurado en Estados Unidos y Europa en Venezuela, y con ella la intención del desbaratamiento del Estado-nación, se promueve un Estado caótico gobernado directamente por las corporaciones. El 1989, un plan urdido por las transnacionales para concretar sus propósitos.

El 4F, una tormenta que no estudiaron los planificadores capitalistas pero que además subestimaron sus resultados; de esos vientos vienen estas tempestades que hacen crujir las estructuras del humanismo y que amenazan con no dejar piedra sobre piedra de lo que un día fue el más deslumbrante de todos los imperios que se asentó en todo el planeta, ya no de una nación contra otra, de una potencia contra otra, sino que hablamos del capitalismo en su etapa superior engulléndose a sí mismo.

En medio de cada crisis del modo de producción capitalista, los pueblos han intentado cambiar. Ya son varias las experiencias, pero a nuestra manera de ver todos esos intentos se han hecho desde el pensamiento poderoso porque honestamente nosotros todavía no nos hemos pensado como pueblos, nos toca nuevamente intentar cambiar, pero esta vez debemos hacerlo con una idea que podamos controlar, una idea que sea producida por nosotros, que no nos haya llegado de lejos.

Una vez más el capitalismo muestra su violenta desnudez, las razones de la guerra que se intenta imponer nuevamente al planeta no tienen otra intención que saquear los bolsillos de las grandes mayorías.

Prontuario del capitalismo

Este señor que hoy exhibe sus éxitos con mucha parafernalia, fastuosidad, urbanidades, refinados gustos exquisitos y sensibilidades extremas, pausado en su habla y escucha. Este personaje muy modosito, como quien no ha roto un plato, mostrado en sus museos, ateneos, casas de cultura, escuelas, universidades como un dechado de virtudes.

Este individuo, que lo muestran los medios de desinformación como el único e inigualable adalid de la libertad, la fraternidad, la igualdad, la democracia, la filantropía y todo lo bueno y magnánimo que alguien pueda ser. Este engendro que nos muestran sus historiadores como de origen intachable, que las religiones lo confiesan todos los domingos, les lavan las culpas y nos lo venden de moral y comportamiento intachable, no es más que un vulgar enfermo de odio y retorcida soledad, que durante toda su existencia nos ha ocultado sus tropelías haciéndose pasar como el adalid del trabajo y las buenas costumbres.

Origen

Su origen se remonta a las primitivas escaramuzas forjadas por botín, ley de toda guerra para saciar el hambre, el miedo y la ignorancia, que han acompañado a esta especie en la no comprensión de su existencia. Que se sepa: su origen se remonta a la primera violación ocurrida en el primer combate del cual ya no existe memoria. Su nacimiento sucedió entre sangre, lodos, llantos, gritos, angustias; no se precisa en qué batalla, lugar o tiempo remoto aconteció tan abominable hecho, que después se volvió cultura contra toda la especie.

Sus padres adoptivos, quienes le amamantaron, dieron de comer, cobijaron, mimaron, consintieron y lo educaron, fueron las élites poderosas que controlan deciden y se benefician de la producción, las finanzas, la administración, la política, el arte, la desinformación, los ejércitos, las drogas y cualquier otro medio que les genere ganancias al igual que las guerras, a las que aman desenfrenadamente.

En adelante, desde su infancia hasta su decrepitud, se ha fortalecido en la guerra que lo parió, amamantó y le ha dado una muy larga vida hasta los días de hoy. En su proceso complejo y sistematización de experiencia, se volvió el sistema que hoy conocemos como civilización, progreso, desarrollo, humanismo, libertad, democracia, igualdad, fraternidad y otros motes que le sirven para ocultar el poder de los dueños sobre la especie esclavizada.

En su largo y azaroso trascurrir delincuencial, ha sido conocido con los alias de señores de la guerra, esclavismo, feudalismo, humanismo.

Se le puede conseguir en cualquier rincón del planeta, en cualquier oficina de cualquier corporación, decidiendo vidas y destinos, ya sea de gente, animal u otro ser vivo como también de gobiernos o instituciones que le sirva o pueda servir a sus intereses.

Sus antecedentes penales van desde la cachetada hasta los más viles genocidios, ha robado, agredido, contrabandeado, apostado, estafado, raptado, secuestrado, desflorado, violado, asesinado, saqueado, invadido, torturado, sometido, en individual y en masa, en complicidad y en solitario, no hay tropelía que no haya cometido. Hoy controla y usufructúa todos y cada uno de esos crímenes convertidos en corporaciones transnacionales de impecable reputación.

Todas sus asociaciones son delincuenciales, ya sea con los Estados, las organizaciones burocráticas, la ONU, OEA, COI, FIFA, UEFA o las que usted decida colocar, suponer o imaginar. Las religiones, el arte, la academia, las profesiones, los deportes, la ecología, la filosofía, la política, la izquierda, los centros, los gremios, las derechas, los medios de desinformación, con las que chantajea al mundo; a todas las financia y las utiliza para sus fines, para vender flores, literatura, armas, drogas, órganos, prostitución, inmigrantes, espectáculos, verdades o mentiras. Lo que sea le da igual, al final todo es negocio.

Su interés fundamental es extraer la energía a las personas en el proceso de producir riquezas, pero además tiene intereses en todo lo que se mueva en el planeta, todo lo que huela a vida para extraérsela y convertirla en muerte, o como le llama, riqueza, a todo lo inerte. No hay rincón en el planeta en donde no esté plantada su huella de muerte.

Su modus operandi es, como ya dijimos, la asociación para delinquir, el sometimiento por la fuerza. Cuando no puede persuadir con la mentira, se vale de sus ejércitos, su aparato de desinformación y fundamentalmente de las fábricas o industrias. Este es su expediente conocido, y contando. La imaginación jamás superará la realidad. No juzguemos, pensemos.

Desde ya le decimos que, a pesar de estar a la vista de todos y que sus crímenes y robos se comenten a plena luz del día y delante de todo, jamás podrá ser detenido, juzgado y encarcelado, porque él es el dueño de policías, juzgados, abogados, fiscales, ejércitos, cárceles privadas y públicas en todo el planeta, como también lo es de aparatos escolares, de salud, de construcción de academias, de arte, de vivienda, de lo que viste y calza, de lo que droga y antidroga, de dioses y antidioses, e incluso es dueño de los que le contradicen porque en definitiva ustedes y nosotros somos sus cómplices aunque juremos por dios y que se muera ahoritica mismo.

Como ya se dijo: excepto las élites, no hay nadie vivo o muerto que no lo haya sufrido, está en la mente y cuerpo de nosotros, y no hay manera de combatirlo porque la experiencia dice que lo fortalecemos en cada combate. Cualquiera, y con razón, puede decir que es pesimismo absoluto; nosotros decimos que, al contrario, no hay nada más optimista que saber y corroborar la verdad, porque nos permitirá pensar con claridad el qué hacer en adelante.

Nosotros proponemos separarnos del capitalismo para poder andar juntos, estudiemos la mejor manera de hacerlo, para ello necesitamos una idea que le sustituya. En estos escritos-conversas posiblemente encontremos claves iniciales; de no ser así, en todo caso intentémoslo, porque la vida no tiene vocación de suicidio.

4F. ¿Cómo vamos a convertir este territorio mina en un país?

A quinientos años de la instauración de la dictadura capitalista en estas tierras, cuando se creía que ya todo estaba consumado, de las entrañas de esta tierra surge el 4F como una intracultura radical, para decirnos que existimos, que podemos ser otros con los otros, que no necesitamos de la voz poderosa que se nos ha impuesto, que podemos iniciar la aventura de crear la otra palabra y empezar a nombrarnos, con nuestros modos, usos y costumbres, con nuestra tecnología, centros de producción, experimentación, acumulación y transmisión de pensamiento y conocimiento, que podamos compartir con los pueblos del mundo sin buscar la aprobación de los fueráneos.

Esta es la intención de estos atrevimientos, palabras, que hoy colocamos ante sus ojos. No juzguemos, pensemos.

Los afectos comerciales sobre la vida

Cuando nos dispusimos a conversar sobre la posibilidad de otra cultura, nos dimos cuenta de que ya había existido un modo de producción en estas tierras que le proveyó casa, calzado, chinchorro, comida, a los antiguos habitantes: ellos lo nombraron Conuco, pero con la invasión europea y su imposición productiva, esa voz y esos haceres se fueron reduciendo a la subsistencia, y se le relacionó como causa de miseria.

La intención de estas conversas no es rescatar el pasado, en todo caso el propósito al usar el término conuco es para homenajear a los antiguos que fueron violentamente arrancados de raíz, asesinándole la cultura que ellos hicieron posible y de la cual nos quedó apenas retazos y el relato interesado de los criminales invasores.

Estas conversas buscan que pensemos en otra cultura radicalmente distinta a la humanista y a su violento sistema depredador, el capitalismo.

En adelante, quitémosle lo bucólico al conuco, esa falacia que nos llama a rescatar un conuco de comiquita, bello y precioso dentro del capitalismo. Ya basta de agroecología, ecosocialismo, permacultura, agricultura urbana, reciclaje ecológico y todas las farsas que disfrazan la tragedia que produce el capitalismo, incluida la agroindustria, ya basta de ir detrás del capitalismo recogiéndole su excremento, es el tiempo de tomar decisiones radicalmente distintas al humanismo.

No podemos pensar al conuco como un pequeño espacio de producción con el que se hace propaganda creando la ilusión de que todos podemos vivir comprando y vendiendo desde la agricultura y la cría en medio del capitalismo, como una tienda más.

Ahora asomaremos algunas intenciones que pueden servir para conversar sobre la otra cultura.

Al conuco hay que entenderlo como un modo de producción necesario para que la gente sea gente como vida y se pueda sustituir el estático humanismo, que reproduce permanentemente la cultura de la muerte. El conuco debe ser estudiado y comprendido como herramienta que debe producir y sostener la cultura de la vida en permanencia y no como un espasmo. Es un método para vivir que reproducirá la vida como cultura comunal.

No usar más allá de lo que se necesita para recuperar la inversión de la energía. Esto nos indica que la cultura por crear debe entenderse como brazo, pie, cerebro y corazón del universo. Si dañamos algo, nos dañamos para siempre. En el modo de producción conuco está sobredemostrado que si invertimos una unidad energética, obtendremos dos o más, sin perturbar más allá de lo necesario. A los pobres nos costó en demasía construir la cultura capitalista, con menor esfuerzo podremos crear juntos la alegría de vivir. Debemos crear la cultura, donde el modo de producción esté basado en la filosofía del menor esfuerzo para el mayor bienestar, manteniendo una relación armónica.

En este hoy, con el avance de las fuerzas productivas del capitalismo y sus resultados (inmensos caudales de riquezas acumulados por una pequeñísima élite de dueños y por el otro una inmensísima mayoría de la especie absolutamente empobrecida) hemos podido comprender que el problema no somos la especie empobrecida sino la cultura que nos genera. También que en nosotros está la solución, porque tenemos la capacidad de diseñar y construir la otra cultura, la del conuco que no es solo un modo de producción que produce comida, sino que es un sistema global en donde casa, escuela, calzado, vestido, poesía, canto, herramienta, obedecen a necesidades creadas desde el conocimiento y la planificación.

El modo de producción conuco debe ser y generar otra ética, donde nada es desecho y a nadie se desprecia, fortalecerá una ética sustentada en el trabajo no esclavo, que debe ser practicada como conciencia en el colectivo; en el respeto a lo diferente, a lo distinto, una ética para la alegría, incluido el llanto. Una ética que asuma a las mayorías no para su uso sino para su desalienación como sujeto político, una ética para lo transparente, una ética que no manipule en nombre de nada ni de nadie, una ética que acepte más allá de la tolerancia, una ética que solucione más allá de las salidas, una ética que no se sustente en "el fin justifica los medios", sino que asuma que fin y medios son parte del devenir. En fin, que se promueva una ética que tenga como norte la vida en su constante andar, sin las odiosas separaciones, una ética donde la compra-venta y la propiedad privada no sea intermediación de quienes la practican.

En el conuco, la tecnología no esclaviza. En la cultura del conuco todos los seres tenemos relaciones armónicas, nadie compite con nadie, todos participan, cada quien tiene su lugar, incluidas las piedras y los árboles caídos. A un país de conuco no le hace falta el amor como trampa para ser nombrado.

El conuco puede ser un modo de producción en donde, en vez de ser depredadores, podemos ser conscientemente reguladores naturales. En el conuco no cabe el robo, ni el crimen. El conuco es un hecho colectivo de un hacer juntos, y con una abundancia que permite comer a todos, sin miedos, hambres o ignorancias.

El conuco en sí mismo es escuela, trabajo y lugar de encuentro, elementos que coexisten en un mismo espacio, no son instituciones aisladas como están concebidas en el capitalismo.

El conuco no debe enfocarse únicamente en la producción de comida, sino en la construcción de una forma distinta de vernos como parte de un territorio, donde nos demos la importancia real que tenemos como habitantes del mismo. Es la construcción del afecto por un país territorio, ya no más mina.

El conuco no es un método, aunque tendrá uno. Como modo de producción debe ser un todo, un concepto sustentado en las infinitas variantes de la vida, no se mueve en el mundo estático ni el maniqueísmo religioso de lo bueno y lo malo, visto desde la filosofía que nos indica qué se mueve y qué no, cuando la realidad nos dice lo contrario. El conuco no debe ser continuidad, parte, ni sostén alimentario del capitalismo.

El conuco, un modo de producción que no requiere tecnología externa, sino que la misma la produce la gente en los territorios que habita de acuerdo con sus necesidades, clima, geografía, que aun cuando use energía externa al cuerpo, nunca sobrepasará su uso o la malbaratará, permitiendo comida y trabajo limpio: su principio es no usar más allá de lo que se necesita para recuperar la inversión de la energía.

En el conuco invertimos una unidad energética y obtenemos dos o tres. En el capitalismo invertimos diez y obtenemos una. Por ejemplo, para producir un carro, se requiere diez veces la inversión de energía y materia para obtener uno, solo que el dueño se queda con esa unidad mientras la gente y el resto de la naturaleza se queda con los desperdicios. Es decir, con la miseria o pobreza, mientras que en el conuco usted siembra una mata, cría un animal y no necesita asesinar o destruir en extremo al entorno. En el capitalismo, la consecuencia de esa ineficiencia no la paga el dueño, la paga la cultura y la naturaleza. El conuco es solidario; el capitalismo, competitivo.

El conuco produce casa, alegría, música, baile, pintura, poesía, escultura, teatro; el capitalismo lo saquea y lo hace mercancía. El conuco jamás se estanca, siempre está naciendo, siempre está en movimiento más allá de la banda ancha, tal vez porque el conuco no va a la guerra, mientras que el capitalismo, al producir la muerte, siempre se estanca, jamás cambia.

El conuco como modo de producción no es ni debe ser un proyecto ni una salida para paliar o resolver el problema del capitalismo o los problemas generados por el capitalismo. Imaginemos por un momento que los creadores del capitalismo se hubiesen puesto a pensar cómo resolver el problema del feudalismo, por hablar en esos términos lineales no hubieran construido nada. Si hubieran empezado a preguntarse: ¿cómo le hago cloacas a los castillos? ¿Cómo hago castillos dignos para todos? ¿Cómo se les da entrada a todo el mundo al cielo? ¿Cómo eliminamos el limbo? Entonces no habrían construido otra cultura.

Solo la obstinación de vivir hace posible que millones de personas en el planeta produzcan comida con el método conuco en modo de subsistencia, en donde la inversión es una unidad energética y se obtiene como mínimo dos unidades con altísima eficiencia, aun en toda su precariedad, en sitios inhóspitos, de difícil cultivo donde fueron arrinconados indígenas, africanos, asiáticos, todos trabajadores del campo, para que el humanismo como terrateniente ocupara las mejores tierras del planeta. El capitalismo en su devenir guerrero se fue alimentando de diversas culturas, quedándose con lo que le servía de cada una como en el caso del conuco y desechando o condenando lo que no le era útil.

Esto no indica que no podamos usar recursos de la litósfera para resolver problemas en el ambiente que habitamos, pero si resolvemos el problema de la guerra y las ambiciones, si resolvemos el problema del ego individualismo, su uso se reducirá al mínimo y con ello todos los problemas de basura en todas sus formas.

El conuco tiene que entenderse como la herramienta para la fundación y el enraizamiento en la tierra de una cultura no minera, se debe sustentar fundamentalmente en la biósfera, para ello es necesario comenzar con la cría y la siembra, debemos sembrar semillas, animales, casas y gente, de manera que ese enraizamiento nos dé como resultado la sustitución de la mina que somos y nos convierta en un país al cual pertenecer. Porque en la actualidad la mina le pertenece al capitalismo y nos hace creer a los esclavos que también nos pertenece y así hablamos de nuestro país, sin darnos cuenta que en la propiedad privada cada quien hace lo que le da la gana con lo que le pertenece; hoy lo abraza, lo besa, le dice palabras bonitas y al día siguiente, lo patea, mata o reniega como un trasto viejo después de usado, o lo vende como los vendepatria, aplicando los principios de los afectos comerciales contra la vida.

Los hechos actuales nos convierten como especie en seres históricos. Seamos quienes seamos, estemos en el bando en que estemos y tengamos los intereses que tengamos, pero quienes trascenderán sustancialmente será aquella gente que logre dilucidar el enigma de cómo abandonar colectivamente el presente y proponer construir el futuro bajo otros parámetros radicalmente distintos al humanismo, sin temor a romper las confortables cadenas de la fuerza de la costumbre que nos atan al concepto humanista.


Fragmento II del libro La cultura comunal y el conuco como modo de producción.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<