Jue. 19 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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Protesta en Pamplona, España, por el precio del gasoil (Foto: EFE)

El factor diésel produce una paradoja existencial en Europa

  • Bloomberg: Europa solo tiene suministro de aproximadamente 40 días de diésel en sus reservas.
  • "Sanciones" que perjudican a los propios ejecutores de "sanciones".
  • Más de 15 días de huelga en España y otros países por aumento en el precio de combustibles.
  • El ministro de Transición Ecológica de Italia, Roberto Cingolani, dijo que el 40% del consumo nacional corresponde al gas importado de Rusia.

El transporte de alimentos, el transporte marítimo, la agricultura y la industria pesada en Europa son algunos de los grandes sectores más perjudicados en las tandas de "sanciones" impuestas a Rusia auspiciadas por Estados Unidos y en coro por la Unión Europea.

Así lo explicaba John Cooper de Fuels Europe: "Los gobiernos tienen muy claro que existe un vínculo claro entre el diésel y el PIB, porque casi todo lo que entra y sale de una fábrica usa diésel".

Europa, tan dependiente de recursos energéticos, y más provenientes de Rusia, se ve ahora en una encrucijada debido a que la decisión de imponer "sanciones" a su principal proveedor de energía tendría un impacto no solo en la disponibilidad del gas y, en este caso, del diésel, sino también en la inflación con los precios de todos los bienes de consumo que están destinados a incrementar. Es una cadena, porque provocaría problemas en la circulación de camiones y, por ende, en la distribución de bienes de consumo, empezando por los alimentos.

Recientemente, las más importantes empresas de comercio de materias primas como Trafigura y Vitol coincidieron en la advertencia de que Europa corre el gran riesgo de una escasez sistémica del diésel que podría conducir al racionamiento. A esto se le sumó una nota de la cadena financiera Bloomberg que afirma que al continente europeo solo le quedan 40 días de diésel en sus reservas.

La semana del 21 de marzo, se llevó a cabo la Cumbre Mundial de Commodities del periódico británico Financial Times. En esta ocasión el evento reunió a las máximas autoridades de Trafigura, Vitol, Energy Aspects y Gunvor, quienes dieron a conocer sus proyecciones en materia de recursos energéticos ante las "sanciones" impuestas a Rusia por parte de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea.

  • Russell Hardy por Vitol. Europa importa de Rusia alrededor de la mitad de su diésel, y las refinerías podrían aumentar su producción de diésel en respuesta a precios más altos a expensas de otros productos derivados del petróleo para apuntalar el suministro.
  • Torbjorn Tornqvist por Gunvor. El diésel no es solo un problema europeo, es un problema global. Además, los mercados de gas europeos ya no funcionaban correctamente, ya que los comerciantes enfrentaban enormes demandas de efectivo por parte de los bancos para cubrir las posiciones de cobertura.
  • Jeremy Weir por Trafigura. Entre 2 y 2,5 millones de barriles de la producción de petróleo ruso desaparecerían del mercado mundial, divididos entre productos crudos y refinados. El mercado del combustible diésel ahora se encuentra en condiciones extremadamente difíciles y empeorarán aún más.
  • Amrita Sen, analista de Energy Aspects. El diésel es el más afectado de los productos derivados del petróleo porque Europa importa cerca de 1 millón de barriles por día de diésel ruso.

Las alarmas se encendieron y las autoridades europeas desplegaron el mapamundi a ver en cuáles otras latitudes pueden conseguir la alternativa en envíos tanto del gas como del diésel. Y por supuesto: Venezuela orbita como alternativa.

La ofensiva pendular de Europa

La semana pasada en la Duma Estatal, el viceprimer ministro ruso Alexander Novak expresó:

"Los inventarios europeos de diésel están en su nivel más bajo desde 2008, un 8% por debajo del promedio de los últimos cinco años. La escasez de combustible diésel podría ser un fuerte factor desestabilizador a medida que aumenta la demanda debido a la reanudación del tráfico de carga y pasajeros después de la pandemia".

El diésel en las estaciones de servicio en algunos países de Europa, como Alemania, Suecia, Bélgica y Polonia, registraron precios más elevados que el precio de la gasolina. Según Bloomberg, siendo la primera vez en 15 años el costo rondaba los 2,13 euros el litro.

Desde el inicio de la operación especial de desnazificación del Dombás, la Unión Europea soltó toda la narrativa ofensiva de imposición de "sanciones" contra Rusia sin temor a la propia esfera energética de la que tanto dependen. En la práctica los hechos son otros, pues las "sanciones" a los bancos, por ejemplo, han sido a los que no tienen relación con las transacciones al sector gasífero de Rusia. Ahora ha bajado el tono discursivo, y más aún, cuando el presidente ruso Vladímir Putin respondió con el anuncio de que el pago del gas ruso se debe hacer en rublos.

El ministro de Economía alemán, Robert Habeck, afirmó que la decisión del rublo es una violación de los acuerdos y que el gobierno alemán discutirá los pasos a seguir con sus socios europeos. Resulta insólita la postura de Habeck ante la respuesta de Putin a todo el ataque recibido en el sector energético de Rusia, es decir, ¿qué esperaban?

En esto lo secunda el profesor del Instituto Universitario Heinrich Heine de Economía Competitiva en Alemania, el Dr. Jens Südekum, cuando señala que la decisión del presidente Putin sólo "intensificaría la guerra económica" y que "ahora es más probable que se imponga un embargo a las importaciones de energía de Rusia".

Caso contrario a este académico es el argumento de la Asociación de Industriales Alemanes (BDI, sus siglas en alemán) que advirtieron a las autoridades alemanas a que no se apresuren a tomar decisiones en relación a las "sanciones" porque para ellos "la UE no está lista para un embargo energético integral a corto plazo". El presidente de esta asociación, Siegfried Russwurm, expresó con preocupación que tal decisión podría poner en riesgo la coherencia y la movilidad de la UE, tanto económica como políticamente.

Esta semana, el canciller alemán Olaf Scholz sostuvo una llamada telefónico con el presidente Putin para negociar sobre este asunto. En línea con ello, el Estado ruso se decantó por un nuevo esquema de pagos directamente a Gazprom Bank, que no tiene "sanciones"; posteriormente la entidad sería la encargada de convertir el dinero en rublos.

A pesar de que los ataques oriundos de Estados Unidos son directos hacia Rusia, de manera indirecta se dirigen a Alemania. Desde Misión Verdad lo hemos desarrollado en este par de notas:

Alemania es de los países de la UE más afectados por las "sanciones" en el sector gasífero. A la luz de las posturas de cada país, se observa al primer ministro Boris Johnson anunciando que "continuaremos en una misión implacable para sacar a Rusia de la economía global pieza por pieza, día a día y semana a semana", ya que su dependencia del gas ruso no es tanta en comparación a Alemania u otros países.

Lo mismo ocurre con el "jefe" artífice de las maniobras sancionatorias, el presidente estadounidense Joe Biden, al anunciar las "sanciones" a principio de marzo "a la arteria principal de la economía de Rusia: estamos prohibiendo todas las importaciones de petróleo, gas y energía rusos", porque si bien Estados Unidos importa gas y otros productos petroleros de Rusia, el porcentaje no es comparable con respecto a Alemania.

Cabe señalar que Estados Unidos requiere de diésel no solo para el transporte de productos fundamentales para el día a día de su población, sino que se utiliza en plataformas de perforación para la extracción de petróleo shale, también para los generadores de energía y para calentar hogares. Además, no se puede obtener grandes cantidades de diésel del petróleo shale, ya que una de las ventajas del crudo pesado es que el diésel se obtiene del crackeo de ese tipo.

Por otro lado, en Europa sacan cuentas enfocadas en ganar tiempo, porque, por ejemplo, los vertederos de gas se llenan durante los meses de verano, próximo a llegar, cuando la demanda y los precios son más bajos, pero este escenario podría dejar a Europa frente al invierno con existencias más bajas de lo normal.

Los países europeos seguirán produciendo diésel y buscarán importarlo de otras fuentes tradicionales no rusas. La velocidad a la que se agoten las reservas dependerá de la sustitución de los suministros que actualmente provienen de Rusia.

Protestas en Europa

La población europea en general es la que ha recibido los embates directos de las acciones del dueto Estados Unidos y Unión Europea. Y esto ha generado una serie de protestas y cierres de granjas en diferentes sectores del continente europeo, a saber:

  • En Grecia cientos de agricultores protestaron exigiendo subsidios para combatir los altos precios de los combustibles y fertilizantes que se han disparado con la imposición de las "sanciones" al sector energético ruso. Los agricultores dicen que los costos se han elevado tanto que se verán obligados a producir menos y también a aumentar los precios para los consumidores.
  • En Italia la asociación agrícola Coldiretti informó que 100 mil granjas italianas están a punto de cerrar debido a los altos costos de producción, ya que los precios de las materias primas utilizadas (entre esos, el diésel) por los productores agrícolas han aumentado significativamente. En Italia el coste del diésel está alcanzando los 2,1 euros el litro.
  • En España el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) inició el paro de transportistas por la subida de los precios de diésel el pasado 14 de marzo. La subida del precio del combustible ha generado graves problemas en la cadena alimentaria.
  • En Francia también agricultores, viticultores y artesanos iniciaron protestas por la subida de los precios de los carburantes. Una caravana de unos 20 agricultores en sus tractores en la región occidental de Bretaña bloquearon las autopistas.

La respuesta de Italia fue establecer impuestos especiales en el sector transporte. Asimismo, el ministro de Transición Ecológica de Italia, Roberto Cingolani, explicó que Italia importa de Rusia alrededor de 29 mil millones de metros cúbicos de gas al año, lo que corresponde a poco más del 40% del consumo nacional. Con base a esta cifra hizo un llamado a que deben conducirse acciones para reemplazar esta cantidad, así que se encuentran en la búsquedas de nuevos proveedores. Todo suena fácil pero los exportadores alternativos de estos recursos no pueden asumir todos los volúmenes que necesitan en Europa.

Según la emisora italiana Rai, en los últimos días, miembros del gobierno italiano han mantenido reuniones con representantes de otros países exportadores de gas y otros recursos provenientes del petróleo para tratar de reducir su dependencia de Rusia.

Por el lado de Francia, la respuesta del gobierno de Emmanuel Macron, quien se encuentra en plena campaña electoral, anunció una ayuda de 400 millones de euros para los transportistas y una rebaja de 15 céntimos por litro de diésel.

Por España, la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, anunció que se compromete a subvencionar con 20 céntimos de euros cada litro de diésel, un descuento que se aplicará desde el 1° de abril hasta el 30 de junio.

La situación del sector energético europeo que impacta al resto de las áreas productivas del continente cada vez se complica más. Continúa siendo inaudita para las mayorías europeas la postura de supeditar sus propios intereses por cumplir las órdenes de Estados Unidos, que busca a grandes rasgos ser el gran inspector y controlador de recursos energéticos del mundo.

Estas acciones que, son absurdas para este momento, pudieran desencadenar otros resultados a largo plazo para el espectro geopolítico que requiere Occidente, especialmente Estados Unidos, para intentar sobrevivir al reacomodo internacional que está experimentando el mundo, con Rusia y China pivoteando el largo y complejo camino.

Este 31 de marzo, Joe Biden invocó la Ley de Producción de Defensa de 1950. Tal como su nombre lo indica, esta ley interna, que debido al excepcionalismo estadounidense sirve unilateralmente al resto del mundo, empujaría el estímulo de la producción de minerales estratégicos para la fabricación de baterías para vehículos eléctricos y almacenamiento a largo plazo, con la excusa de la situación con Rusia y "la legítima acción de Estados Unidos de defenderse".

Al fin al cabo la transición energética no se trata más que de tener el derecho de explotar cualquier mineral que se atraviese a fin de lograr "no ser dependientes de los países con recursos".

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