En los últimos cinco años, el gobierno británico ha destinado 350 millones de libras esterlinas (aproximadamente 480 millones de dólares) al financiamiento y entrenamiento de grupos armados en zonas controladas por terroristas en Siria.
La cifra es solo una estimación, explica la investigación periodística, puesto que no incluye las actividades financiadas por el “presupuesto negro” del Reino Unido, ni las operaciones de los servicios de inteligencia británica.
Una parte del dinero, 215 millones de libras esterlinas, fue entregado a 13 proyectos distintos a través del Fondo de Conflicto, Estabilidad y Seguridad (CSSF), según ha descubierto Declassified UK tras consultar unos documentos.
Algunos de los proyectos contienen "asistencia técnica y equipamiento" para ayudar a "gestionar mejor el territorio que controlan”.
Desde su creación en 2015, CSSF ha sido motivo de controversia debido a que el gobierno británico se niega a decir qué grupos de la oposición armada que atacan al gobierno legítimo del presidente Bashar al Assad están promoviendo, y se limita a señalar que son sectores “moderados”.
Sin embargo, los documentos consultados admiten que “grupos armados extremistas podrían beneficiarse de la ayuda británica”, dice la nota de Declassified.
La revisión en septiembre de 2017 de uno de los proyectos de CSSF indica que su lanzamiento coincide con el resurgimiento de grupos afiliados a Al Qaeda en Idlib.
Por otro lado, el sitio web también revela que el dinero británico financió programas mediáticos que iniciaron en 2012 con el objetivo de ejercer control sobre la percepción de la guerra contra Siria.
Los documentos del CSSF muestran que Gran Bretaña trató de utilizar "comunicaciones estratégicas para potenciar las voces moderadas y proporcionar narrativas alternativas y moderadas que contrarresten y socaven las del régimen y los grupos extremistas violentos".