Mié. 09 Octubre 2024 Actualizado 6:41 am

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El presidente Hugo Chávez regresa a Miraflores en la madrugada del 14 de abril de 2002 (Foto: Archivo)

Hugo Chávez sobre abril 2002: "Yo estoy vivo gracias al sacrificio de ellos"

La costumbre natural a estos tiempos es recurrir al archivo audiovisual, al vastísimo registro televisivo, para recordar al Comandante Hugo Chávez. Al fin y al cabo esas también son formas de lectura. No por eso sobra leer en sentido estricto al hombre. Así que publicamos transcrito el programa "¡Aló, Presidente!" No. 355, en el octavo aniversario del golpe fascista de abril de 2002.

Oír es una forma de ver, dicen, pero ver también es una forma de oír.


Este es el recuerdo de un hecho muy doloroso, de un hecho que si no hubiese sido por esa línea de resistencia que el pueblo allí estableció, la dictadura fascista se hubiese impuesto, porque cuando la marcha por la mañana salió y todas las televisoras burguesas y los periódicos de aquel día llamaban a la batalla final, el pueblo dijo: "bueno, si la batalla final es en Miraflores, pues, para allá nos vamos", y empezó a llegar pueblo que caminó desde allá desde lejos, desde arriba de las lomas, de las montañas: desde Petare, desde Vargas, y empezaron a establecer, sin que nadie lo haya ordenado, una línea de resistencia, dado que aquel grupo de militares traidores lograron inmovilizar a casi toda la Fuerza Armada y replegaron tropas, Guardia Nacional, cuerpos de seguridad, y le dejaron el campo libre a la marcha escuálida, como que en un juego de fútbol alguien retire la defensa y además al portero lo amarren y le pongan una máscara. Algo así ocurrió aquí, entonces el pueblo entendió y se vino para acá y establecieron esa línea, unas trincheras, y ahí cantaron, ahí gritaron, ahí asumieron su papel, y aquí teníamos un grupo de soldados patriotas, muy firmes.

El plan golpista fue bien elaborado, ellos venían por varias direcciones, venían por aquí por El Calvario con una avanzada muy violenta, con armas, no sólo armas cortas, tenían armas largas, granadas de mano, ahí venía la vanguardia, en verdad era una fuerza de combate paramilitar formada por militares traidores y paramilitares asesinos, buena parte de ellos, y por acá, por la avenida Baralt, trataron de venir. Por aquí por donde está el liceo Fermín Toro -venían organizados en varios frentes de marcha- y todos tenían una vanguardia violenta, golpista, asesina. Además, los francotiradores bien ubicados allí, y habían logrado controlar las alturas predominantes; chocaron por acá con un grupo de bien aguerridos Guardias Nacionales y soldados de la Casa Militar, la Guardia de Honor, que resistieron ahí hasta más no poder, sin hacer uso de armas de fuego; porque yo recuerdo las órdenes que di.

Ahora, si uno analiza los acontecimientos que vinieron desarrollándose en esta casa y en estas calles y en esta patria, el 11 de abril estaba escrito, la única forma de evitar el golpe burgués, imperial, es que yo me hubiera entregado y yo no llegué aquí para entregarme a la burguesía ni al imperio yanqui. Esa era la única forma de evitarlo.

Yo estoy vivo gracias al sacrificio de ellos

El general Almidien Moreno -en ese entonces él era coronel- y era el segundo comandante de la Casa Militar, fue uno de los que a mí me agarró porque yo quería salir allá cuando termina la cadena, que me dicen que hay tantos muertos ya. Yo dije: "Me voy para la calle"; me agarraron ahí: "Usted no va para la calle, lo matan", porque habíamos previsto incluso que yo saliera a dar un saludo a la concentración en la tarima, pues me estaban esperando; las balas venían para acá. Por eso, si no se establece esa línea de defensa del pueblo y aquel grupo de valientes y heroicos soldados, esa marcha fascista hubiese asaltado y destrozado este palacio, y a mí me hubiesen sacado seguramente como sacaron a aquel ilustre general presidente de Ecuador al que no le respetaron ni los años -ya tenía casi 80 años- Eloy Alfaro, lo sacaron de la casa de gobierno, lo amarraron a la cola de un caballo y ese caballo lo arrastró por las calles empedradas de Quito hasta que murió el heroico Eloy Alfaro. Me hubiesen aniquilado, y a todos los que estábamos aquí, claro que nos hubiésemos defendido nosotros como sabemos hacerlo. Hubiese sido una carnicería aquí dentro en estos pasillos. Por eso, nada mejor que comenzar el día 11 de abril -y cada 11 de abril- rindiéndole tributo a los mártires de Puente Llaguno, a ese pueblo sin armas que se vino a poner el pecho a las balas como dice el poema aquel guerrero, poniéndole el pecho a un aguacero de balas.

yo no llegué aquí para entregarme a la burguesía ni al imperio yanqui

Ahora, yo agrego -y especialmente a ustedes viudas, familiares, hijos, hermanos de las víctimas de Puente Llaguno, de los mártires de Puente Llaguno- yo estoy vivo gracias al sacrificio de ellos, por eso ¿qué me queda? Luchar, luchar y luchar hasta el último día de mi vida y pedirle a todos que lo hagamos con fervor, cada día más unidos, con más conciencia, para hacer realidad el proyecto bolivariano, para obtener la victoria, no una victoria coyuntural ¡no! La victoria definitiva, la victoria histórica contra el imperialismo y contra esta apátrida burguesía, para que se cumpla lo que está escrito en la Biblia; la muerte, en este caso de los mártires del Puente Llaguno y de los que murieron las horas subsiguientes, que dieron su vida, sea esa muerte absorbida, eliminada por la gran victoria del pueblo. Un abrazo para todos ustedes con todo mi fervor patrio, mi admiración, mi recuerdo y mi compromiso -que es nuestro- por la batalla y por la victoria. Hagamos realidad ese sueño por el que ellos murieron, como tantos mártires a lo largo de estos dos años.

Rindo tributo a mi heroica tropa

La rebelión de la tropa la comenzó la Banda de Guerra, los soldados se fueron y no tocaron honores al dictador. De la Guardia Presidencial no hubo un oficial de mi Guardia de Honor, no hubo un soldado de mi Guardia de Honor que se pasara para el enemigo, a pesar de que estaba aquí el enemigo y habían tomado el control. Esas, las tropas del regimiento heroico de la Guardia de Honor, al que rindo tributo.

Yo conversé con ellos, varios días después, los llamé y hablé con ellos una noche aquí hasta el amanecer. Y me dicen lo que ellos comentaban, uno de ellos dijo: "Bueno, chico, se llevaron a Chávez, ¿y ahora qué voy a decir yo cuando llegue a la casa? Mi mamá, ¿qué me va a decir? Esa me va a correr de la casa; ella me dijo 'Tú tienes que cuidar a Chávez allá en donde está, y se lo llevaron", "¿qué voy a hacer yo ahora?, ¿cómo llego yo a la casa?"; y entonces dijo el otro: "Bueno, vamos a guardar las cornetas estas, chico, y vamos a buscar los fusiles, pues".

Y guardaron las cornetas y los tambores, y salieron a buscar los fusiles. Eso fue el 12 de abril. ¡Viva mi tropa!

La tropa y mis oficiales, desde el coronel Almidien Moreno, hasta los subtenientes más jóvenes, Morales, Lorán, todos. Por ahí hay unos videos, hasta los mesoneros salieron a buscar fusiles, porque resulta que casi todos ellos son reservistas, soldados que se quedan aquí, los jardineros... todos salieron.

Los golpistas ni siquiera apagaron las cámaras, aquí todo está grabado. Y de repente yo veo que pasan ¡juas! Un mesonero con un fusil terciado. Belén, que se nos fue después físicamente, pero anda por aquí el soldado Belén -uno de los muchachos que me traía café-. Fue Belén el que oyó cuando Carmona le dijo a un grupo de generales: “Bueno, está bien, mátenlo, pero que parezca un accidente”, y salió de aquí la orden para liquidarme a mí: esas horas de Fuerte Tiuna y después allá en Turiamo. Esas horas duras, difíciles. Bueno pero aquí estamos. Inscribamos esto en la historia para alimentar la conciencia de lucha, de batalla, de victoria.

Se prohibe olvidar porque la batalla no ha terminado

Nosotros lo que tenemos que hacer es abonar con el mejor fertilizante del alma, de la mente, la memoria. Se prohibe olvidar, sobre todo porque la batalla no ha terminado, ahí está la misma oligarquía, la misma burguesía, el mismo imperio ahora con otro rostro, pero es el mismo asesino y salvaje imperio yanqui, y la misma burguesía venezolana, los mismos rostros que aquí estaban en estos pasillos aquel 12 de abril, celebrando, dándose abrazos; algunos curas estaban aquí, sotana de alto rango, se abrieron los cementerios de la IV República y llegaron aquí los cadáveres insepultos, tomaron esto creyendo que ya el mandado estaba hecho.

Ellos siguen ahí, siguen llamando al golpe, siguen buscando generales, siguen buscando oficiales, siguen tratando de meterse en la Fuerza Armada, tratando de dividir a la Fuerza Armada, siguen buscando armas, siguen conspirando para tratar de matarme, siguen conspirando para desestabilizar el país, siguen tratando de sabotear el sistema eléctrico, la empresa petrolera, la economía nacional. Es decir, la batalla está cruda: no ha terminado.

La batalla sigue entre el imperio, su quinta columna, sus lacayos en el continente y en Europa y nosotros, los que estamos resueltos a que nuestra patria sea -ahora sí- definitivamente libre, independiente y próspera; y esa batalla nosotros la vamos a ganar, por eso no hay que olvidar.

la responsabilidad nuestra es continuar fortaleciendo las fuerzas revolucionarias

Debemos seguir dando la batalla en todos los frentes: el ideológico, el político, el organizativo, el cultural, histórico, comunicacional, en el terreno económico: ahí está la burguesía, ahí están sus monopolios, ahí están sus espacios, que están un poco disminuidos, es verdad, pero ahí están. Y siguen saqueando, siguen especulando, siguen retando al gobierno.

La oposición pasó por la escuela del fascismo

Esa oposición cuando ejerció el gobierno ejerció una tiranía, así que nunca fueron demócratas, nunca creyeron en la democracia y ahora han continuado con ese signo antidemocrático. Y si llegaran a gobernar sería peor porque ahora pasaron por la escuela del fascismo. Esa oposición que fue gobierno durante mucho tiempo se ha encargado de contaminar a nueva gente, a nuevas corrientes o pequeños grupos, gente joven que se ha sumando a incursionar en esa corriente contrarrevolucionaria, capitalista, porque ellos -y esa es la lucha de fondo- defienden el capitalismo, nosotros el socialismo, es la lucha de clases; ellos defienden las clases poderosas, las clases pudientes, la burguesía y sus aliados; nosotros el proletariado y sus aliados, el campesinado, el pueblo; he allí el fondo de esta batalla.

En la llamada Mesa de la Unidad ha aflorado toda una operación para cercenar, para imponer; esa es la oposición que tenemos. Por eso la responsabilidad nuestra es continuar fortaleciendo las fuerzas revolucionarias, para seguir enfrentando y derrotando a la oposición que tenemos o a la que surja en cualquier campo de batalla.

Con ellos no hay reconciliación porque su actitud hace imposible cualquier acuerdo, cualquier esfuerzo. Es bueno recordar todo esto para fortalecer, y para estar conscientes de que los peligros siguen acechando.

Es bueno, señores militares, compañeros militares, que estemos siempre atentos a cualquier destello, porque el enemigo no duerme.

Oligarcas tomen nota y sus amos allá en Norteamérica: Si aquí volviera a ocurrir algo parecido, si aquí estos fascistas, por alguna razón, volvieran a llegar aquí a este palacio, a esta casa, y creyeran que han tomado el gobierno, este país no podrían ellos gobernarlo. Este país entraría en anarquía. Esa gente que no puede gobernar ni una mesa, es incapaz de gobernar y menos un país como este en Revolución o un pueblo heroico como el nuestro. No pueden gobernar. Están incapacitados para gobernar, no tienen cómo.

El 11 de abril es nuestra Playa Girón

El 11 de Abril, nosotros pudiéramos compararlo, en el caso nuestro, de la Revolución Bolivariana, a lo que fue en otra escala, en otras dimensiones, la invasión de Playa Girón a la Revolución Cubana.

Era inevitable. Cuántos esfuerzos hicimos para evitar el golpe, hasta en lo personal pero siempre en el marco de nuestros códigos éticos, que nos llevaron incluso a perder amigos de muchísimos años. Hasta en lo personal, pues. ¡Cuántas conversaciones, en distintos espacios, distintas horas! Aquí, en La Viñeta, en La Casona, en Fuerte Tiuna. Una vez por allá hasta en Barinas, en una cancha de bolas.

Eran agentes de la burguesía que habían infiltrado a la candidatura de Chávez y luego al residente Chávez, al Gobierno de Chávez.

Fue después del 11 de abril cuando comenzamos a hablar, y del 13 de abril por supuesto, que comenzamos a hablar del antimperialismo y luego de la Revolución Socialista.

Ese golpe, ese contragolpe y la Revolución de Abril, contribuyeron poderosamente a perfilar mucho más el rumbo de la Revolución y a profundizarla. Estamos obligados a seguir perfilando mejor ese rumbo.

Es el socialismo, a profundizar las transformaciones de las estructuras porque es el socialismo la única solución al capitalismo. Tenemos que darle cuerpo y en eso tenemos que acelerar el paso.

Si a este maldito imperio se le ocurriera, como dice un poema de esos épicos de la sabana, si otros tiranos quisieran esclavizarnos la patria, uno pudiera decir también: si otros tiranos quisieran invadirnos la patria, sería toda Venezuela un inmenso Vuelvan Caras.

Ahora, soldados y pueblo, que cada uno de ustedes también es un soldado y una soldada, hombres y mujeres, la mejor manera de impedir la guerra o impedir que nos invadan es preparándonos para esa guerra.

Como hizo Fidel, y siguen haciendo Raúl y todo un pueblo en armas. Los yanquis le tienen miedo a los pueblos, los tiranos le tienen miedo a los pueblos.

Entonces, esa tarea de las Milicias, señores generales, almirantes, oficiales, es verdaderamente vital. Pueblo armado y pueblo sin armas, todos somos pueblo: ¡Civiles y militares construyendo la Patria Socialista!

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<