Vie. 29 Noviembre 2024 Actualizado 6:30 pm

La vacuna rusa Sputnik V en Venezuela

Venezuela albergará la tercera ronda de ensayos clínicos de la vacuna rusa Sputnik V. El anuncio fue hecho el 2 de octubre por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, el mismo día que arribó la aeronave de la Federación Rusa con los con los componentes de la vacuna al país.

Entre otros detalles, el gobierno nacional explicó que 2 mil venezolanos se ofrecieron como voluntarios para participar en la fase 3 de las investigaciones de la vacuna, pero además, se está trabajando para que se pueda fabricar el fármaco en nuestro territorio. Una vez que el protocolo de evaluación haya sido completado exitosamente, las instituciones científicas nacionales podrán distribuir la inmunización a la población.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció después que su hijo, Nicolás Maduro Guerra, y su hermana mayor, la anestesióloga María Teresa Maduro, decidieron participar como voluntarios en la prueba de la vacuna. También dijo que las vacunas iniciales se darán al personal médico, a maestros y ancianos.

La noticia tiene suma relevancia geopolítica en estos momentos. La cooperación entre la Federación Rusa y la República Bolivariana de Venezuela, mantenida con solidez a pesar del escenario de hostilidades que Occidente ha construido alrededor para erosionarla, ha permitido que nuestro país sea el primero en Latinoamérica en recibir este lote de vacunas.

Anteriormente, Bielorrusia se convirtió en el primer país en todo el mundo en participar en los ensayos clínicos de Sputnik V, después que la vacuna fuera registrada en Rusia.

Hasta los momentos, una veintena de países de todas varias regiones han manifestado el deseo de adquirir la vacuna rusa.

Por otro lado, el Fondo Ruso de Inversión Directa informó que se lograron acuerdos con socios en México para el suministro de 32 millones de dosis; en Brasil, para 50 millones de dosis; en India, para 100 millones de dosis; Uzbekistán, para 35 millones de dosis y Nepal, para 25 millones de dosis.

Sobre los avances de Sputnik V

Recordemos algunos datos importantes sobre el camino transitado por el Centro Nacional de Investigación en Epidemiología y Microbiología Gamalei para desarrollar la Sputnik V.

El 11 de agosto el presidente Vladimir Putin informó que el Ministerio de Salud ruso había entregado un certificado de registro a la vacuna del Instituto Gamalei, convirtiéndose en la primera vacuna contra el Covid-19 registrada en el mundo.

Se explicó que la vacuna había superado positivamente las dos primeras fases de estudio clínico.

La velocidad y eficacia con la que ha avanzado Moscú se debe principalmente a la cultura histórica en vacunaciones que tiene ese país desde el siglo XVIII, cuando la emperatriz Catalina II se vacunó contra la viruela. Luego, al emerger la Unión Soviética, se consolidaron políticas de salud pública que dieron espacio al diseño de un programa de vacunaciones gratuitas para la población.

Antes de que la enfermedad del Covid-19 se diseminara por el planeta hasta convertirse en pandemia, investigadores rusos estaban trabajando en la creación de una vacuna contra la infección de MERS-CoV, otro virus de la familia de coronavirus, y habían completado la fase 4 de los ensayos de una vacuna contra el ébola sin resultados adversos.

Estas investigaciones previas constituyeron la base de los estudios para desarrollar la vacuna Sputnik V, que hasta este punto no ha reportado ninguna sintomatología en los pacientes que impida continuar con su desarrollo.

¿Cómo va la industria privada farmacéutica en la carrera por una vacuna?

Mientras Rusia se posiciona como el actor geopolítico capaz de entregar una salida segura a la pandemia, a través de acuerdos justos con el resto de los países, las opciones que ofrecen las trasnacionales farmacéuticas ancladas en Occidente parece que se adelantaron en sus predicciones positivas.

Es el caso de la farmacéutica Astrazeneca y la Universidad de Oxford, que a principios de septiembre anunciaron la suspensión de los ensayos clínicos de su vacuna contra el coronavirus por la sospecha de aparición de reacciones adversas en una paciente en el Reino Unido.

La filtración de un informe de seguridad de la compañía británica reveló que "una mujer de 37 años previamente sana, ‘experimentó mielitis transversa confirmada’ después de recibir su segunda dosis de la vacuna, y fue hospitalizada el 5 de septiembre".

La mielitis transversa es un trastorno neurológico que afecta la médula espinal. Está relacionado a enfermedades virales y a otras enfermedades de la mielina.

Aunque Astrazeneca suspendió los ensayos luego de este caso, algunos miembros de la comunidad científica opinan que la empresa no ha sido transparente en el manejo de la información sobre los resultados adversos registrados.

El revés de la vacuna de Astrazeneca/Oxford se puede traducir en un golpe significativo para América Latina, pues los gobiernos de Argentina y México, confiados en los reportes de seguridad que daban estas instituciones, decidieron en julio acordar la producción y distribución de esta vacuna en la región.

En el Reino Unido, la Autoridad Reguladora de la Salud de los Medicamentos (MHRA) de ese país le dio permiso a Astrazeneca/Oxford para que reanudaran los ensayos pocos días después de la alerta que hubo.

Japón también retomó el suministro de esta vacuna el 2 de octubre, mientras que la Administración de Medicamentos y Alimentos (Food and Drug Administration, FDA) no ha permitido la continuación de los estudios ​​en Estados Unidos.

Venezuela apuesta a la cooperación y multilateralidad

La participación de Venezuela en los ensayos de la vacuna rusa es un acto consecuente con la incorporación de Venezuela mundo multipolar en ascenso que conducen China y Rusia.

El presidente Nicolás Maduro, desde el principio, hizo público el interés por la adopción de los modelos científicos estatales propuestos por el eje euroasiático para dar con una respuesta eficaz al Covid-19.

Sabemos además de las múltiples entregas de medicamentos, insumos y equipos médicos recibidos a través de relaciones de cooperación con otros países, para paliar las consecuencias que han dejado las sanciones criminales del gobierno de Estados Unidos en la salud pública venezolana y poder contener el avance de casos de Covid-19 en el país, mientras se desarrolla una vacuna que pueda ser suministrada a la población.

Uno de los puntos que el mandatario venezolano destacó en su discurso ante la 75° Asamblea de las Naciones Unidas fue el respaldo a la propuesta de Vladimir Putin de realizar una conferencia internacional en línea de alto nivel, donde el único punto a discutir fuera el del desarrollo de una vacuna contra el Covid-19.

El encuentro debería resultar en el establecimiento de una agenda en común que permita el acceso equitativo de la vacuna a todas las naciones. Algo que en la lógica de multilateralidad parece redundante, pero que tiene que ser remarcado en este siglo gracias al constante acoso que los países del llamado primer mundo conducen contra los países emergentes.

Venezuela inclina su balanza a las opciones que le garantizan una respuesta fiable a la pandemia y que respetan su soberanía en el proceso. El historial de afán de lucro de las corporaciones farmacéuticas demuestra que por ese camino es muy difícil que se cumplan con garantías de ese tipo.

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