En Irán se desató una ola de protestas desde mediados de septiembre que se fue extendiendo y calentando en todo el país. Desde el inicio del conflicto aparecieron demasiados elementos del recetario de revoluciones de color que Estados Unidos ha puesto en práctica en varios países de Oriente Medio, Asia, América Latina y el Caribe.
Que el foco de la protesta pasara de la indignación por la muerte de Mahsa Amini a socavar la institucionalidad de Irán, ya era un indicio. Otro elemento que causó sospecha fue la intervención directa de algunas embajadas y el tratamiento que le dieron las grandes cadenas noticiosas plegadas a la agenda imperial.
La confirmación de la agenda golpista llegó por vía de John Bolton, uno de los neoconservadores estadounidenses considerado criminal de guerra en serie. El jefe de Seguridad Nacional en la era de Donald Trump admitió que efectivamente Estados Unidos está usando el mismo esquema de la "Revolución Siria" en Irán.
Serial war criminal John #Bolton effectively admits that the U.S. is using the 'Syrian Revolution' copybook in #Iran. He says weapons are seized from Basij militia and imported from US occupied Iraqi Kurdistan. Bolton has ties with the #MEK terrorist group, based in Albania. pic.twitter.com/ZI0xdY2naW
— tim anderson (@timand2037) November 8, 2022
En una entrevista, dijo que las armas son confiscadas a la milicia Basij e importadas del Kurdistán iraquí ocupado por Estados Unidos. Bolton tiene vínculos con el grupo terrorista MEK, con sede en Albania, organización "disidente" fuera de Irán, formalmente apoyada por el Departamento de Estado estadounidense, según el investigador Tim Anderson.
No es la primera vez que Bolton confiesa abiertamente que Estados Unidos ha impulsado golpes de Estado alrededor del mundo. Uno de los impulsores de la "máxima presión" contra Venezuela y otros países durante la administración de Donald Trump dijo en julio que ayudó a derrocar varios gobiernos.