Una de las tácticas que Javier Milei ha utilizado para ganar popularidad en su campaña electoral hacia las presidenciales de Argentina ha sido la propuesta de dolarización de la economía. El candidato no explica de forma clara cómo se implementaría, sino que apunta a la ilusión de que esa es la única forma de poner fin a la inflación y generar un shock que conduzca a una revalorización de la producción y los salarios en dólares.
Página/12 informa sobre una calculadora creada por el Centro de Economía Política (CEPA) que permite proyectar el impacto de la dolarización propuesta por Milei en los salarios y los precios de la canasta básica. Según el CEPA, si se ejecutara el plan económico de La Libertad Avanza, se estima que el valor del dólar llegaría a 3 mil 700 pesos. La calculadora muestra cómo esto afectaría —negativamente— el poder adquisitivo de la población argentina.
Más allá de la propaganda, se han revelado detalles de las discusiones con los que verdaderamente saldrían beneficiados de tal programa. El periodista argentino Carlos Burgueño escribe sobre dos de las entidades financieras globales que han mostrado interés: el fondo de inversión BlackRock y el banco Bank of America (BoFA). El primero, el mayor gestor de fondos del mundo, tiene un acuerdo con Ucrania para la "reconstrucción del país", que se traduce en la entrega de los principales activos del Estado —empresas de energía, agricultura, puertos de exportación, etcétera— a capital transnacional.
Estas instituciones estuvieron presentes en una reunión donde representantes de organismos financieros internacionales consultaron sobre las posibilidades reales de que Milei pueda efectuar sus ideas económicas, incluidas la dolarización y el desmantelamiento de la "bomba de Leliqs" (una referencia al alto nivel de deuda del gobierno argentino).
"Ambos estuvieron presentes en aquella reunión en la casa del exCEO Global para América Latina del HSBC, Gerardo 'Gerry' Mato, y donde Juan Nápoli y Darío Epstein se dedicaron durante cuatro horas a contestar preguntas difíciles y complejas de más de 60 representantes de entidades financieras de todo el mundo, interesados en la propuesta concreta del vencedor en las PASO, y tan curiosos como preocupados por sus ideas radicales", dice Burgueño.
Juan Nápoli y Darío Epstein, economistas argentinos que forman parte del equipo de Javier Milei, fueron a principios de septiembre a la casa del susodicho, en Greenwich, un distrito de mansiones millonarias en Connecticut, donde se celebró el encuentro con la decena de banqueros interesados, aunque nerviosos, en las propuestas económicas de Milei.
Gerardo "Gerry" Mato es uno de los dos banqueros que Mauricio Macri ha puesto a disposición para establecer contactos y recaudar fondos en Nueva York, en apoyo a Milei. Durante la administración macrista, Mato era una figura de confianza del expresidente.
Según una publicación de La Política Online, la reunión también incluyó discusiones sobre los expresidentes Carlos Menem y Mauricio Macri. Nápoli y Epstein afirmaron a ejecutivos de Wall Street que el segundo garantizaría la mayoría en el Congreso argentino en un eventual gobierno de Milei. Asimismo, que el sindicalista Hugo Moyano garantizaría "el control de las calles".
Desde @Mision_Verdad venimos siguiendo el patrón de empresas como BlackRock, desde mucho antes de esta crisis. Esta publicación de 2020 refiere que esta multinacional de gestión de capital fue una de las grandes ganadoras de la crisis financiera de 2008. https://t.co/gM25S6B5gf
— FRANCO VIELMA (@franco_vielma) March 16, 2023
Burgueño señala que de esas conversaciones ya surgieron al menos dos actores financieros de peso global, BlackRock y BoFA, que han dado orientaciones concretas sobre las operaciones de dolarización y desarticulación de la bomba de Leliqs. Ambos están dispuestos a comprometerse a negociar las condiciones de los proyectos en cuestión. A pesar de que aun no se ha llegado a un acuerdo definitivo, el diálogo técnico ha sido constante desde la última reunión hasta el inicio de esta semana, dice el periodista:
"El diálogo más fuerte se está dando sobre las posibilidades de intervención, en los procesos de negociación, de un tránsito a mediano y largo plazo de dolarización, con base en el depósito sobre garantías de bonos públicos, emitidos por el país en la renegociación de agosto de 2020, y que están en poder del Estado nacional y que navegan desde aquel momento en precios de default".
El negocio planteado consiste en que los inversores tomen como garantía estos bonos, al valor actual, y obtengan ganancias a medida en que avance el proceso de dolarización —o una alternativa, una canasta de monedas—. En caso de que la reconversión no avance, se estima que los inversores no sufrirían pérdidas ya que los bonos no podrían cotizar por debajo de su valor actual en el mercado de capitales.
En cuanto a la desarticulación de la "bomba de Leliqs", se sugiere un plan de canje histórico para cambiar la moneda de la deuda en pesos, que representa las letras de financiamiento del Banco Central al Estado nacional, por dólares. Las Leliqs, pasivos remunerados del Banco Central, han alcanzado un valor de 20 billones de pesos.
"Sería una operación de más de 54 mil millones de dólares, un número que sería récord para el país, cuyo desmantelamiento vía cambio de cotización de pesos a dólares implicaría asumir una deuda en divisas aun superior a la que se mantiene con el FMI —44 mil 500 millones de dólares—, similar a la del canje del 2020", apunta Burgueño.
Sin embargo, hay intereses encontrados entre los bancos BoFA y BlackRock, que tuvieron discrepancias durante las negociaciones de deuda del país en 2020. Burgueño relata el conflicto: en mayo de ese año, el BoFA participaba con Argentina en la renegociación de la deuda con acreedores internacionales, pero entre junio y julio los tratados se estancaron debido a la posición dura de los principales fondos acreedores, liderados por BlackRock.
El punto de disenso clave era la cláusula "antibuitre" en los bonos emitidos en 2005 y 2010, que BlackRock y otros fondos querían eliminar, pero el BoFA se negaba a apoyar. Finalmente, en agosto de 2020, se llegó a un concierto sin la eliminación de la cláusula "antibuitre".
La revelación de Burgueño pone de manifiesto dos aspectos: en primer lugar, la falsedad de la imagen de outsider que Milei ha utilizado para aumentar su popularidad en las encuestas; y, en segundo lugar, que la para nada innovadora propuesta de dolarización no es cónsona con las expectativas de la población sobre una mejoría social, sino que más bien se inclina hacia atraer la atención y obtener el respaldo político de Estados Unidos mediante la complacencia de los intereses al capital financiero norteamericano.