Vie. 22 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 8:41 pm

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La guerra como negocio global privatizado perfila sus rasgos más característicos en Ucrania (Foto: dimj - stock.adobe.com)
Magnates, fakes, censura y mercenarios

Los ejes de la privatización de la guerra que influyen en Ucrania

Las acciones militares desarrolladas por la Federación Rusa en Ucrania desde el 24 de febrero han sido consecuencia de una inestabilidad creada desde 2014 cuando la "comunidad internacional" validó un golpe de Estado que impuso un sistema de gobierno tolerante con movimientos políticos filonazis como el Sector Derecho y su brazo armado, el Batallón Azov.

Los intereses extractivos en torno al Dombás torcieron el desarrollo de los hechos políticos y la mediática global participó en el ocultamiento del asedio militar y económico ejecutado por sectores fascistas vinculados estrechamente a Washington.

Lo ocurrido en días recientes permite presenciar el modelo de disputa por el poder que se impone desde las élites atlantistas, en las que confluyen intromisiones corporativas en asuntos militares de distintos grados. Desde métodos de privatización neoliberal de la guerra hasta la hegemonía comunicacional que se impone a través de las redes sociales y sus arremetidas de censura global.

A continuación tres muestras en proceso.

Elon Musk, mariscal y lobo de Twitter

El gobierno de Ucrania recibió el pasado lunes 28 de febrero un envío de antenas para recibir Internet vía satélite de la constelación de Starlink. El regalo fue otorgado al régimen de Kiev por Elon Musk, CEO de la empresa SpaceX, que ha creado la constelación de satélites para lanzar una cobertura de Internet que pretende abarcar todo el planeta.

En 2021, el número de satélites lanzados por el magnate habría superado los 2 mil y los mismos se comunican con transceptores terrestres como los donados. SpaceX tiene permiso de las autoridades estadounidenses para enviar hasta 12 mil satélites en total y, según la actualización de febrero reciente, el servicio de Internet en fase beta está disponible en 29 países.

Recientemente 40 de los 49 satélites Starlink lanzados a comienzos del mes pasado se desintegraron al salir de órbita a causa de una tormenta geomagnética. Según estimaciones, cada satélite le cuesta a SpaceX 250 mil dólares para construir y lanzar, lo que significa que la tormenta pudo haber costado hasta 10 millones al magnate cuya relación con los impuestos no deja de ser controversial.

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Elon Musk, el magnate que reporta poco más del 10% de la riqueza que acumula e interviene en un conflicto armado enviando equipos de comunicación satelital (Foto: Samuel Corum / Bloomberg News)

El Ministro de Transformación Digital de Ucrania, Mykhailo Fedorov, pidió ayuda a Musk vía Twitter: "Mientras usted intenta colonizar Marte, Rusia intenta ocupar Ucrania. Mientras sus cohetes aterrizan con éxito desde el espacio, los cohetes rusos atacan a la población civil ucraniana. Le pedimos que proporcione a Ucrania estaciones Starlink y que se dirija a los rusos cuerdos para que se pongan en pie".

Musk respondió: "El servicio Starlink ya está activo en Ucrania. Más terminales en camino".

Este magnate estadounidense, quien reporta poco más del 10% de la riqueza que acapara, ha sido investigado recientemente por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, sus siglas en inglés) junto a su hermano Kimbal, luego de que este vendiera un lote de acciones de Tesla por 108 millones de dólares tan solo un día antes de que Elon lanzase una encuesta en Twitter sobre si él debía vender un 10% de su paquete de acciones.

Esto ocurrió en noviembre de 2021 y la SEC opina que los hermanos podrían haber abusado de información privilegiada debido a que Kimbal pertenece a la junta directiva de la compañía y Elon pudo informar a su hermano de la encuesta o de sus planes para vender acciones. Según las reglas de ventas, los empleados o los miembros de la junta directiva no pueden operar las acciones basándose en los datos no públicos sobre la compañía.

Big Tech, entre la desinformación y la censura

Millones de mensajes, fotos y videos sobre bombardeos, aviones de combate derribados o ciudadanos que se refugian en sus propias casas, son imágenes que se comparten por redes sociales como Twitter, YouTube, Facebook o Telegram, y han llegado a ser confundidas por parte de fuentes occidentales para desinformar al respecto y provocar indignación extrema.

Sin embargo, Facebook censuró a Zvezda, RIA Nóvosti, Lenta.ru y Gazeta.ru, todos medios rusos, el día que iniciaron las acciones de las Fuerzas Armadas rusas acusándoles de violar sus normas. Además etiquetó sus materiales como poco fiables e impuso restricciones técnicas a la búsqueda de publicaciones para reducir su audiencia.

Las empresas detrás de estas redes han ocupado un lugar arbitral que ningún poder legítimo les ha conferido pero también actúan como parte del conflicto. Al punto que el jefe de Política de Seguridad de Facebook, Nathaniel Gleicher, declaró que la compañía decidió prohibir a los medios estatales rusos publicitar y monetizar en la plataforma, agregando que la red social sigue de cerca el desarrollo de la operación militar rusa en Ucrania.

"YouTube bloqueó el canal Sputnik en ruso en el territorio de Ucrania. Por lo visto, las fake news son más bienvenidas allí", dijo un mensaje del medio estatal ruso al cual el regulador ruso de los medios de comunicación, Roskomnadzor, le informó en noviembre de 2021 que desde el año anterior había registrado más de 50 actos de censura de materiales de los medios rusos y sus cuentas oficiales por parte de las plataformas de Internet extranjeras pertenecientes a las llamadas Big Tech.

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Redes sociales y entidades del gobierno estadounidense han sido relacionadas y acusadas de actuar de manera sinérgica en la vigilancia de muchos en favor de la ganancia de pocos (Foto: Archivo)

Asimismo, a través de Facebook se han enviado mensajes falsos, en nombre del medio ruso RIA Nóvosti, que instan a oponerse a la operación militar especial de Rusia que, según su gobierno, busca desmilitarizar Ucrania. El servicio de prensa del grupo de medios Rossiya Segodnya, al que también pertenece Sputnik, emitió una queja manifestando:

"Facebook permite la distribución de mensajes falsos, mientras que respecto a los medios rusos, en particular RIA Nóvosti, permite denuncias sin pruebas sobre fakes. Calificamos de inaceptable tanto el uso ilegal de la marca RIA Nóvosti como la connivencia de tales acciones por parte de la administración de la red social. Nuestros abogados están estudiando la posibilidad de tomar medidas legales".

YouTube y Facebook también bloquearon el pasado 4 de febrero varias cuentas vinculadas a las Repúblicas Populares de Lugansk y de Donetsk, respectivamente con mensajes como "Ha sido cancelado por violar las directrices de la comunidad de YouTube" o directamente con el bloqueo de sus páginas.

Autoridades rusas han considerado tales acciones por parte de las Big Tech como "actos de censura" que violan los principios clave de la libre circulación de información y el acceso sin obstáculos a la misma. Roskomnadzor decidió ralentizar el tráfico de la red social a la vez que el comité para la información de la Cámara Baja del Parlamento ruso afirmaba que las restricciones se eliminarán si Facebook desbloqueaba las cuentas de los medios en cuestión.

Como se evidencia, estas grandes compañías no solo ejercen el llamado "capitalismo de vigilancia" a nivel de cuantiosos ingresos mientras espían la privacidad de cada usuario, sino también formando parte activa de la guerra mediática y la propaganda occidental con la que se moldea la percepción ciudadana a favor de determinados intereses geopolíticos.

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Las principales compañías que dominan Internet (Foto: Visual Capitalist)

En octubre pasado un informe realizado por medios como CNN, The Associated Press, The Wall Street Journal, entre otros, concluyó que Facebook priorizó sus ganancias a sus políticas en materia de seguridad y veracidad de información. También se cuenta con otros indicios como los escándalos por Cambridge Analytica, una corporación que creó estrategias y mensajes enfocados a cambiar la percepción de usuarios en las elecciones de 2016 en Estados Unidos, el Brexit de Reino Unido y el proceso de pacificación en Colombia a partir de información obtenida de perfiles de Facebook.

Ucrania como laboratorio de expansión de la securitización

Las Firmas Privadas Militares (PMF, sus siglas en inglés) son empleadoras de guardias armados, compañías suministradoras de material de defensa, entrenadores militares y consultores ofertantes de coaching sobre estrategia, surgidas tras el fin de la Guerra Fría. Su presencia estalló al fragor de la "guerra contraterrorista" y de las invasiones militares "preventivas".

Operan en zonas de combate o de "crisis humanitarias" donde la violencia puede ser inminente vendiendo sus servicios a gobiernos, grandes corporaciones, compañías privadas o agencias de "ayuda humanitaria".

Algunos de los negocios más lucrativos de esta empresas, que operan en todo el mundo gracias a los contratos con Estados que les delegan estas tareas para encubrir su hegemonía militarista, están en guerras, logística, abastecimiento y seguridad interior, pero también en protección de proyectos extractivistas y custodia de infraestructura física.

Antes del 24 de febrero, las Fuerzas Armadas de ‎Ucrania estuvieron concentrando tropas en la región de Dombás. La misión de ‎vigilancia especial de la OSCE en Ucrania reportó unidades del ejército y de la Guardia Nacional ucranianas: se trataba de 150 mil soldados, ‎armados, entrenados y dirigidos por consejeros militares e instructores de ‎Estados Unidos y la OTAN.

En 2020 el fundador de la empresa privada militar Academi (anteriormente conocida como Blackwater), Erik Prince, propuso al régimen de Kiev enviar miles de mercenarios de Estados Unidos y de otros países a Ucrania y prepararlos para emprender un ataque en las repúblicas (hoy independientes) del Dombás, así lo informó el portal ruso de aviación Avia.Pro.

El plan de Prince consta, según reveló la revista Time en julio pasado, en invertir 10 mil millones de dólares para proporcionar ‎mercenarios a la CIA, el Pentágono y el Departamento de Estado para participar en torturas y asesinatos. El ejército privado ingresaría a Ucrania mediante una asociación entre Lancaster 6, una ‎empresa británica con sede en Dubái, para dirigir operaciones secretas ‎en Europa, Rusia y otras regiones. Lancaster 6 se autodefine en su web como "(...) un grupo de profesionales apasionados y con gran experiencia que creen en la prosperidad que genera la paz".

Las autoridades ucranianas están liberando a prisioneros militares para que participen en las batallas contra las Fuerzas Armadas rusas, entre ellos destaca Semén Semenchenko (o Konstantin Grishin), exdiputado del Partido de Autoayuda en la Rada de Ucrania y fundador del grupo paramilitar Batallón del Dombás, que fue puesto en prisión bajo sospecha de estar involucrado en la creación y abastecimiento de una empresa militar privada.

Este operador ha contado con el apoyo de la poderosa diáspora ucraniana y de los círculos estadounidenses de "promoción de la democracia". Fue agasajado en Washington en septiembre de 2014 en el Instituto Republicano Internacional (donde vestía uniforme de camuflaje), el Instituto Democrático Internacional y otras instituciones gubernamentales, cuasi gubernamentales y privadas de Estados Unidos.

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Semén Semenchenko (a la derecha) siendo recibido por el promotor de la paramilitarización global, el finado John McCain (Foto: Archivo)

El objetivo de su viaje fue asegurar fondos para el entrenamiento de los batallones de voluntarios de Ucrania dominados por combatientes nacionalistas, ultranacionalistas y neofascistas. En octubre de ese año ya su Batallón Dombás estaba recibiendo entrenamiento del ejército estadounidense.

A Semenchenko se le señala de haber dirigido la unidad neofascista que inició la masacre con francotiradores del 20 de febrero de 2014, en la cual los medios occidentales lograron acusar al presidente Víktor Yanukovich y conducir a su derrocamiento. Fue un actor económico-político fundamental en el bloqueo del transporte y el comercio con el Dombás y logró intimidar al gobierno de Poroshenko al exigirle, en violentas manifestaciones, que terminara la tregua con las repúblicas autónomas, declarara la ley marcial y destruyera a las milicias populares o de lo contrario le destituirían del poder "como a Yanukovich".

En febrero de 2016, Semenchenko acusó a Petro Poroshenko de estar entre los oligarcas corruptos que se beneficiaban del statu quo del conflicto en el Dombás (que no era mentira) y el gobierno comenzó a tomar represalias por su postura. Le investigó por retener ilegalmente a personas, usar documentos falsificados y otros delitos no identificados. En la actualidad ha sido liberado por seguras demandas de sus enlaces en Washington para participar como miembro del brazo paramilitar que Kiev ha venido utilizando para realizar el trabajo sucio del estamento militar ucraniano en contra de la población civil.

El reacomodo que significa la actual confrontación en Ucrania también pasa por consolidar códigos de guerra inherentes a la lógica del capitalismo. La proyección del neoliberalismo más extremo en el desarrollo de la estrategia atlantista es su marca más evidente.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<