Cada día son más evidentes las señales de franco deterioro de la capacidad mental y física del actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Confusión, tropiezos, respuestas incongruentes, entre otros, han signado el desenvolvimiento de quien está al frente (al menos visiblemente) del Imperio norteamericano, que también está en decadencia y muestra las mismas señales de su desorientación.
Y no es que queramos establecer por la fuerza un paralelismo entre el gobierno estadounidense y su "conductor", porque sabemos que desde antes de la llegada de Biden ya era evidente su deterioro, pero igual usaremos el recurso hasta donde se pueda. Que el actual presidente representara el retorno a los valores perdidos durante el mandato de Donald Trump ya era una clara señal de que las cosas no estaban bien en la cuna del Imperio.
Pero los signos de demencia senil de Joe Biden, de 78 años, no son nuevos ni sorpresivos. Durante la campaña de cara a las presidenciales del año pasado se habló de que no estaba capacitado para asumir el cargo de mayor responsabilidad de Estados Unidos.
Y es que desde el año pasado ya se notaba el tartamudeo, los lapsus de silencio durante su discurso y los "trompicones dialécticos". Más de una vez se le vio a Biden con el rostro perdido, reflejos indecisos y el gesto desesperado de quien no consigue las palabras que debía pronunciar, episodios que cada vez son más frecuentes.
También fueron frecuentes las pifias y disparates durante la campaña. En un debate del año pasado dijo que habían muerto "150 millones de estadounidenses" por violencia con armas y se confundió al presentarse en un evento público como candidato "al Senado de Estados Unidos", cargo que ocupó por décadas antes de ser vicepresidente.
Siguiendo con la exageración de cifras, el año pasado dijo que 200 millones de estadounidenses habían fallecido a causa del covid-19. El abultado número contrastaba incluso con el número de víctimas a nivel global, que para ese entonces ni siquiera llegaba al millón de muertes.
"Aquí está mi hijo Beau Biden, que muchos de ustedes ayudaron a elegir al Senado de Delaware, y aquí está mi nieta Natalie", dijo. Luego reculó diciendo: "Ah, no esperen, ella no es. Es la otra".
¿Qué estoy haciendo aquí?
Como dijimos anteriormente, no es difícil establecer un paralelismo entre el imperio-presidente y los últimos acontecimientos así lo demuestran.
Así como el gobierno estadounidense ocultó por mucho tiempo su fracaso en Afganistán, mostrando por buen tiempo un músculo que finalmente no tenía, la incapacidad mental de Biden penosamente intenta ser solapada. La pregunta puede ser simbólica para ambos escenarios.
En varias oportunidades se ha hablado de la longevidad de Biden como un hecho positivo en tanto se supone que es proporcional a la experiencia.
"Es una pregunta legítima indagar sobre mi edad", dijo Biden en The View. "Espero poder demostrar que no solo con la edad llega la sabiduría y la experiencia que puede hacer que las cosas sean mucho mejores", reseña The New York Times.
"¿Qué estoy haciendo aquí?", se preguntó en pleno discurso, ya en su etapa como presidente, durante una visita a un centro de vacunación en Houston. En ese mismo evento confundió el nombre de una congresista.
"What am I doing here?"
This is a national embarrassment. Joe Biden is not mentally fit to lead our country.pic.twitter.com/qbVlCQLVQz— Cassandra (@CassyWearsHeels) February 26, 2021
Más allá de la longevidad, se duda de que Joe Biden culmine su mandato por incapacidad física y mental. Incluso algunos dudan de que llegue a 2022 en el poder. Lo curioso es que el presidente de 78 años dice estar preparado para su reelección en 2024.
Los desvaríos de quien dirige la Casa Blanca podrían tener asidero en un problema real de salud. La imagen que mostramos a continuación resume su cuadro clínico y nos da una idea de por qué Biden es una bomba de tiempo.
Sobre la salud de Biden hay discrepancias en el sector médico. Mientras unos afirman que tiene un 79% de probabilidades de sobrevivir a un primer mandato, incluso dicen que tiene un 70% de llegar al segundo, según un análisis de la federación americana de estudios de envejecimiento (Afar).
Ronny L. Jackson, antiguo doctor de la Casa Blanca, dijo recientemente que hay evidencias de que Biden sufre de declive mental: "He visto a Joe Biden en campaña y estoy preocupado y convencido de que no tiene la capacidad mental, ni la habilidad cognitiva para servir como nuestro comandante en jefe", afirmó.
Sleepy Joe
Recientemente, durante una reunión con el primer ministro de Israel, Naftalí Bennett, el presidente de Estados Unidos se quedó dormido por un lapso de 30 segundos aproximadamente.
Y aquello de Sleepy Joe se hizo realidad. pic.twitter.com/hwZ6owhCIs
— Nicolás Gonzálvez (@ngonzalvezg) August 29, 2021
Aunque este hecho es reciente, el expresidente Donald Trump acuñó el término "Sleepy Joe" ("el dormilón Joe") durante la campaña porque más de una vez se le vieron reflejos reumáticos y el rostro somnoliento.
Previo a un encuentro con el presidente de Rusia, en junio, el expresidente Trump le deseó "buena suerte" al presidente Joe Biden en su próxima reunión con el presidente Vladimir Putin y también bromeó con darle algunos consejos de última hora.
"Buena suerte para Biden en el trato con el presidente Putin; no se duerma durante la reunión y, por favor, dale mi más cordial saludo", dijo el expresidente en un comunicado.
Ocultamiento de la realidad
Más allá de los dislates, incoherencias, dormidas y tartamudeos del longevo presidente, también es notable el esfuerzo por ocultar esa realidad. Más de una vez se ha visto al entorno de Biden atareado tratando de atajar a tiempo algunos de sus disparates.
Incluso han llegado a suspender ruedas de prensas y han desalojado a los periodistas porque el presidente tuvo uno de sus momentos de incoherencia. Es por ello que no es frecuente que el presidente esté sin alguien que lo asista.
Además de ser el presidente con mayor edad en el cargo, Biden ostenta ser el mandatario que más ha tardado en dar una rueda de prensa. La primera la ofreció en marzo de este año.
Vista la situación en la Casa Blanca cabe preguntarse, ¿quién manda actualmente en Estados Unidos? Queda demostrado que la figura del actual presidente no es indispensable porque el establishment es quien está determinando el funcionamiento de la estructura del Estado, valores que precisamente ha dicho representar en varias ocasiones.
Por eso se ha señalado a Biden de ser un cascarón vacío, una marioneta y hasta una muñeca inflable. ¿Logrará terminar su período en el cargo, antes de que caiga en (una muy natural y definitiva) demencia senil?