Jue. 19 Junio 2025 Actualizado 3:39 pm

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Silueta de soldados israelíes mientras están de pie sobre un tanque, cerca de la frontera entre Israel y Gaza (Foto: Amir Cohen / Reuters)
Cómo EE.UU. e Israel justifican falsamente la guerra

El negocio y la lógica del exterminio se posan sobre Gaza e Irán

Bajo el gobierno de Donald Trump y con la cooperación tácita del Congreso, Washington ha aumentado drásticamente su apoyo militar a Tel Aviv durante los últimos años, proporcionando al menos 18 mil millones de dólares en ayuda desde octubre de 2023, según un artículo del periodista de investigación Nick Turse.

Este nivel de asistencia convierte a Estados Unidos en un actor principal, y no solo en cómplice, de la escalada bélica en Asia Occidental.

Y, a pesar de las constantes acusaciones de que Irán está desarrollando armas nucleares, la inteligencia estadounidense ha sido clara: la República Islámica no tiene ni un arma nuclear ni un programa activo para desarrollarla. Esta contradicción entre los hechos verificables y la narrativa política plantea serias dudas sobre los verdaderos objetivos de la estrategia de EE.UU.-Israel contra Irán.

Asistencia militar en auge

Desde que comenzó el genocidio en Gaza en octubre de 2023, Estados Unidos ha mantenido un flujo constante de armamento hacia Israel. Según datos del artículo de Nurse, publicado en The Intercept, este flujo incluye:

  • Bombas, misiles y municiones avanzadas.

  • Aviones de combate fabricados por empresas como Lockheed Martin.

  • Sistemas defensivos como Patriot y THAAD, este último cuyo costo individual puede superar los 21 millones de dólares por interceptor.

  • Apoyo logístico y despliegue de activos militares en la región.

Este apoyo no es nuevo, pero sí se ha intensificado de forma inédita, convirtiendo a Israel en el mayor receptor anual de ayuda militar de Estados Unidos en toda su historia. Pero la fabricación constante de este tipo de armas refleja una actitud de derroche, con mucho dinero para quemar, en relación con el complejo industrial-militar estadounidense. Turse cita a un miembro del Center for International Policy sobre esto:

"'Imagínelo, eso es como lanzar un paquete de 10 Bugatti Veyrons al cielo para derribar solo un misil proveniente de Irán', dijo [Stephen] Semler, refiriéndose al superdeportivo de 2 millones de dólares, uno de los automóviles más caros del planeta. '¿Realmente vale la pena? Bajo Trump, al igual que bajo Biden, aparentemente no hay un costo demasiado alto para Estados Unidos'".

En términos reales, esto significa que Estados Unidos está financiando gran parte del exterminio palestino y ahora también en el intento de destruir Irán.

Narrativa para la militarización

Pese a las declaraciones incendiarias del presidente Trump y sus aliados sobre la inminente nuclearización de las armas iraníes, la comunidad de inteligencia estadounidense ha sido consistente: Irán no posee armas nucleares ni tiene un programa activo de desarrollo.

Las instituciones norteamericanas han señalado repetidamente que Irán no ha tomado la decisión de construir una bomba nuclear, es decir, no hay evidencia de que esté tomando pasos concretos en esa dirección.

Esta realidad choca frontalmente con la retórica belicista de Trump y Netanyahu, quienes insisten en que "Irán no puede tener una bomba nuclear", mientras Estados Unidos otorga una cobertura privilegiada a Israel para que opere con total impunidad militarmente.

Así, lo que parece estar en juego no es tanto la seguridad nacional de Israel o de su habilitador norteamericano, sino una combinación de factores geopolíticos, ideológicos y electorales:

  1. Intereses geopolíticos. Irán representa una potencia regional con influencia en Líbano, Yemen, Irak y Palestina. Su nexo con grupos como Hezbolá y Hamás, partes del llamado Eje de la Resistencia, lo convierte en un contrapeso importante al liderazgo regional israelí y occidental.

  2. Presión interna en Estados Unidos. Grupos conservadores y organizaciones pro-Israel ejercen presión sobre el gobierno de Trump para mantener una postura dura contra Irán, especialmente sus donantes electorales de 2024.

  3. Justificación de la guerra preventiva. Nurse expone que, al igual que en 2003 con Irak, se produjo un intento deliberado de crear un marco moral y legal, contrario al derecho internacional, para atacar "preventivamente" a Irán, basado en amenazas exageradas o falsas.

  4. Impunidad israelí. La protección diplomática y militar de Washington permite a Tel Aviv actuar con ninguna rendición de cuentas internacional, como se ha manifestado en las operaciones ofensivas contra Palestina e Irán.

El negocio de los costos

Un conflicto directo entre EE.UU. e Irán tendría consecuencias devastadoras. Los expertos citados en The Intercept estiman que una campaña militar contra instalaciones nucleares subterráneas como Fordow requeriría el uso de bombas MOP de 30.000 libras, lanzadas por bombarderos B-2, con costos individuales que superan los 70 millones de dólares por unidad.

Además, el impacto humano sería catastrófico. Un ataque a instalaciones civiles o militares en Irán podría desencadenar represalias regionales, afectando bases estadounidenses en Asia Occidental, mercados energéticos globales vía cierre del Estrecho de Ormuz y generando miles de víctimas civiles.

En medio de esta escalada, algunos legisladores estadounidenses han intentado frenar la participación directa de Washington. La representante Ro Khanna (D-Calif.) ha trabajado en una resolución bipartidista para limitar los poderes de guerra del presidente, la cual evitaría que Trump pudiera iniciar hostilidades contra Irán sin autorización explícita del Congreso.

Turse cita a las organizaciones Center for International Policy y Costs of War Project, las cuales han advertido que el apoyo ilimitado a Israel está creando condiciones para una guerra innecesaria y potencialmente catastrófica.

La narrativa de que Irán representa una amenaza nuclear inminente carece de fundamento factual, pero sirve como justificación política para una escalada militar que beneficia a intereses estratégicos y partidistas.

Trump ha optado por respaldar sin reservas una política exterior definida por la confrontación y la intervención, ignorando las advertencias en su propio patio. Pero la postura de la Casa Blanca podría estar fundamentada en el negocio continuo de la guerra que el complejo industrial-militar usufructúa con milmillonarios beneficios.

Mientras tanto, Israel continúa operando con el blindaje de una potencia, aunque disminuida durante los últimos años, sumamente poderosa, con implicaciones humanitarias y geopolíticas profundas.

Esta dinámica procura que Asia Occidental corra el riesgo de convertirse en el epicentro de un conflicto global que (casi) nadie desea, pero que pocos están dispuestos a evitar.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<