Mié. 25 Junio 2025 Actualizado 2:58 pm

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Irán, que ingresó a los Brics en 2024, no solo es un productor clave de hidrocarburos, sino también un nodo crucial en la red de transportes, comunicaciones y seguridad de los Brics (Foto: Foreign Affairs Magazine)
EE.UU. busca contener el avance multipolar

Contra Irán y los BRICS: la verdadera guerra mundial es económica

La guerra irano-israelí no se trata solo de un conflicto militar o nuclear. Tras la superficie de los bombardeos y las amenazas diplomáticas se encuentra una batalla mucho más profunda: una guerra económica que busca preservar la hegemonía global estadounidense frente al ascenso de un orden mundial multipolar liderado por potencias emergentes como China, Rusia y sus aliados en el bloque de los Brics.

La reciente agresión israelí contra instalaciones iraníes ha sido presentada como una acción "preventiva", pero su propósito real parece estar vinculado con la intención de Washington de desestabilizar las nuevas rutas comerciales, energéticas y financieras que buscan escapar del control del dólar y del sistema occidental.

Irán se convirtió en miembro del Brics en 2024, pero hace apenas unas semanas entró en funcionamiento el ferrocarril China-Irán, establecido en 2021 y que abarca Asia Central. Este último elude las sanciones, promueve la inversión en Irán y lo convierte en un centro euroasiático clave, desafiando el dominio de otros.

Algunos analistas han señalado el curioso momento en que Israel lanzó los ataques contra Irán, apoyados por Occidente y que supuestamente apuntan a sus ambiciones nucleares militares, considerando que en realidad parecen estar enfocados en la modernización y el avance tecnológico de Irán como actor regional clave y pieza importante del rompecabezas dentro de un marco euroasiático alternativo.

Reacciones desde los Brics

A pesar de la intensificación bélica en Asia Occidental, China y Rusia han mantenido el apoyo diplomático a Irán sin intervención militar directa. En palabras del presidente Xi Jinping, China estaba "observando la situación" y estaba dispuesta a brindar ayuda si se requería, lo cual refleja una política mesurada pero firme en defensa de sus intereses estratégicos.

China, como uno de los principales socios económicos de Irán, depende del petróleo persa para alimentar su maquinaria industrial. Además, tiene inversiones significativas en infraestructuras de transporte y energía dentro del marco del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC, sus siglas en inglés) y la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Por su parte, Rusia, en medio de su propio enfrentamiento con la OTAN, también ve en Irán un socio clave para mantener la estabilidad en Eurasia y continuar desarrollando alternativas al sistema financiero occidental. El encuentro entre el presidente ruso, VladÍmir Putin, y el canciller iraní, Abbas Araghchi, reflejó la coordinación política y diplomática entre ambos países para lograr soluciones pacíficas y duraderas en Asia occidental.

El martes 24 de junio, el bloque de economías emergentes expresó su rechazo a los bombardeos de Israel y Estados Unidos y advirtió sobre las consecuencias globales del conflicto y reclama una región libre de armas nucleares. El texto, publicado por el gobierno de Brasil, que preside el grupo, llama a “romper el ciclo de violencia” en la región, denuncia los ataques contra instalaciones nucleares e insta a establecer “una zona libre de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva”.

Además, el bloque manifiesta su "profunda inquietud" ante las agresiones contra instalaciones iraníes que se destinan exclusivamente a fines pacíficos en el ámbito nuclear. Dado que se ha dispuesto una tregua tras 12 días de ataques israelíes y respuestas iraníes, el comunicado muestra solidaridad activa con Irán, un nuevo miembro que fue aceptado en 2023 como parte del proceso de expansión del grupo. 

En este contexto, Lorenzo Pacini, analista de Strategic Culture, señala que la respuesta de China puede parecer neutral, pero encierra una estrategia calculada. Según Pacini:

"China está teniendo una participación muy importante, un papel muy importante en esta fase de las negociaciones porque ahora le mostraron al mundo, primero, que Israel es un estado terrorista; segundo, que Irán está realmente listo estratégicamente, militarmente, para intentar una guerra y esto no es nada, nada de lo que realmente esperaban antes; tercero, que el nuevo sistema internacional, que ya no se basa en las reglas estadounidenses, está funcionando".

Esto sugiere que Beijing mantiene opciones abiertas y coordinadas en múltiples frentes geopolíticos. La semana pasada, el presidente chino mantuvo una conversación telefónica con su par ruso en la que abordaron la situación. Xi presentó una propuesta de cuatro puntos:

  1. Hacer del alto el fuego una prioridad urgente.
  2. Garantizar la protección de los civiles como objetivo fundamental.
  3. Promover el diálogo y la mediación como la única forma sostenible de avanzar.
  4. Reconocer la importancia esencial de los esfuerzos internacionales por la paz.

Existe la posibilidad de un rol más activo de China y Rusia en el presente cese al fuego que el presidente estadounidense, Donald Trump, terminó proclamando como logro propio.

La defensa como excusa, la guerra comercial como razón de fondo

El ataque israelí a Irán no debe entenderse aisladamente. Distintos analistas lo relacionan con una campaña más amplia impulsada por Estados Unidos para contener la creciente influencia de los BRICS y socavar las alternativas al petrodólar. Desde hace años, Washington ha intentado frenar la cooperación energética entre China, Rusia e Irán, ya que estas alianzas representan una amenaza directa al monopolio financiero y comercial estadounidense.

Las refinerías iraníes son piezas clave en el suministro de petróleo a China, que busca reducir su dependencia de países del Golfo Pérsico como Arabia Saudita. Al atacar estas infraestructuras, Israel —con el respaldo abierto de Washington— busca perturbar las cadenas de suministro que sustentan el crecimiento económico chino y, por extensión, el proyecto de integración económica del Brics.

  • Irán suministra el 15% del petróleo importado por China (740 mil barriles por día en abril de 2025).

Steve Bannon, un halcón sinofóbico y exjefe de estrategia de Trump, declaró en 2018: "Estamos en guerra con China". A su vez demonizó al Partido Comunista Chino (PCCh) como una supuesta "amenaza existencial" y agregó que "una de las filosofías básicas que teníamos, y la razón, francamente, por la que lo eligieron [como asesor de seguridad nacional de Trump], dada su experiencia en esta área, fue el giro hacia Asia".

El exasesor de Seguridad de Trump, Mike Flynn, afirmó que "una relación positiva de Estados Unidos con un [nuevo] régimen iraní, sea cual sea el régimen que surja de las cenizas, si tenemos una relación positiva con ese régimen, eso realmente beneficia a Estados Unidos de América, particularmente frente a China, y debilita a China". Además agregó con orgullo que "una victoria de Israel establece la percepción, si no la realidad, del dominio global de Estados Unidos, y ciertamente del dominio israelí en esa región".

El analista Pepe Escobar destaca que Irán es hoy la primera línea de defensa del Brics en Asia Occidental, y que cualquier intento de debilitarlo es un paso hacia la fragmentación del bloque. Esto incluye sabotajes, campañas de desinformación y ataques cibernéticos, todos diseñados para crear caos y hacer retroceder el proceso de integración en el Sur Global.

Por otro lado, aunque algunos países del bloque no han respondido militarmente, ello no significa indiferencia. Más bien refleja una estrategia de contención que busca deslindarse de la confrontación directa y del impacto de las sanciones económicas para consolidar mecanismos alternativos que fortalezcan sus economías: acuerdos bilaterales en monedas locales y el fortalecimiento de mecanismos de pago alternativos al Swift. Sin embargo, esta respuesta ha sido considerada insuficiente por algunos sectores que exigen una mayor coordinación entre los miembros del bloque.

Irán como nodo crucial

Irán no solo es un productor clave de hidrocarburos, sino también un nodo crucial en la red de transportes, comunicaciones y seguridad de los Brics. Su posición geográfica le permite conectar Asia con Europa y África, facilitando el flujo de mercancías y energía fuera del alcance de los canales tradicionales controlables por Estados Unidos.

Desde su incorporación al Brics en 2023, y a la Organización de Cooperación de Shanghái en julio de 2022, Irán ha firmado acuerdos energéticos y tecnológicos con China y Rusia, incluyendo proyectos ferroviarios que conectan el Golfo Pérsico con Asia Central y el Cáucaso. Estas iniciativas son vitales para reducir la dependencia de los estrechos marítimos controlados por potencias occidentales y permitir un comercio seguro y eficiente.

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La alternativa ferroviaria China-Irán no solo evita el Mar Rojo, sino que reduce el tiempo de transporte de 45 días (vía marítima) a 14 días (Foto: El Tábano Economista)

Además, Irán representa un contrapeso ideológico importante. Bajo la guía del Líder Supremo Ayatolá Alí Khamenei, el país mantiene una postura religiosa y política que rechaza la interferencia extranjera, el colonialismo y la imposición de valores occidentales. Esta identidad cultural y política única lo convierte en un modelo de resistencia que inspira a otros movimientos antiimperialistas en África, América Latina y Asia.

Ehsan Safarnejad, experto en relaciones internacionales, explica que Irán no solo ofrece recursos materiales, sino también una visión alternativa del desarrollo, basada en la soberanía nacional, la autodeterminación y la cooperación Sur-Sur. Esta visión complementa perfectamente los objetivos del Brics y del movimiento de los Países No Alineados.

El largo camino hacia el equilibrio global

Los Brics han emergido como el principal contrapeso a la hegemonía occidental y su ampliación cuenta con nuevos miembros de mayoría islámica como Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos. El grupo representa más del 40% de la población mundial y casi el 30% del PIB global. Su relevancia no solo radica en su tamaño, sino en su capacidad para ofrecer un modelo alternativo de desarrollo, gobernanza y comercio internacional.

El Banco Nuevo Desarrollo (NDB), creado por el bloque en 2014, es un ejemplo claro de instituciones financieras paralelas que operan fuera del FMI y el Banco Mundial. Este banco ha financiado proyectos de infraestructura, energías renovables y telecomunicaciones en países del Sur Global, contribuyendo a la desconcentración del poder financiero.

Además, los Brics están avanzando en la creación de un sistema de pagos en monedas nacionales, reduciendo así la dependencia del dólar. Esta medida es vista con preocupación por Washington, que teme perder su herramienta principal de coerción económica: las sanciones. El fortalecimiento del yuan, el rublo y otras divisas regionales es una tendencia que el grupo está promoviendo activamente.

Su expansión también refleja una nueva realidad geopolítica: el centro del poder se está desplazando del Atlántico al Indo-Pacífico. Países que históricamente fueron marginados en las decisiones globales ahora tienen voz y voto en un foro que busca redistribuir la justicia económica y política a nivel internacional.

Como maniobra dentro de una guerra económica más amplia, diseñada para contener el ascenso de un orden multipolar liderado por China, Rusia y los Brics, la confrontación provocada por Israel buscaba mantener la hegemonía global occidental perturbando las nuevas rutas comerciales y financieras que escapan al control del dólar.

Sin embargo, la respuesta de China y Rusia, junto con el papel estratégico de Irán en el bloque, demuestra los logros y retos del mundo multipolar como realidad en construcción, lo que no impide que sea un camino largo y lleno de impedimentos. Aunque existen divisiones internas, comunicados tardíos y vacilaciones tácticas, el vector resultante apunta hacia una redistribución del poder global, donde el supremacismo occidental tiene cada vez menos protagonismo.

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