Lun. 23 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

La carrera “armamentista” por la vacuna de Covid-19

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La carrera global por encontrar una vacuna efectiva contra el Covid-19 está en pleno furor debido a que los efectos multifactoriales de la pandemia hacen cada vez más indeterminado el devenir de la sociedad global.

Hasta la fecha, la única medida efectiva que las autoridades y expertos han hallado contra la pandemia global es el distanciamiento social, además de medidas estrictas de higiene.

El contagio de la enfermedad es indetenible porque así es la movilidad de la población humana a lo extenso del planeta, además, los patrones de ocupación del territorio lo propagan porque las mayorías viven hacinadas en ciudades, expuestas al riesgo de la contaminación del aire y el acceso a los servicios públicos es limitado y altamente mercantilizado.

Ruta y panorama de una vacuna urgente

Luego de que científicos chinos publicaran el 11 de enero pasado la secuencia genética del SARS-CoV-2, el coronavirus que causa el Covid-19, a mediados de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya lideraba un esfuerzo mundial para analizar la eficacia de tratamientos y ensayos de la vacuna contra el Covid-19.

Su director general, Tedros Adhanom Gebreyesus anunció que “Múltiples ensayos pequeños con diferentes metodologías pueden no darnos la evidencia clara y sólida que necesitamos sobre qué tratamientos ayudan a salvar vidas.

Por tanto, la OMS y sus socios están organizando un estudio en muchos países en el que algunos de estos tratamientos no probados se van comparar entre sí”

El estudio internacional procura generar datos sólidos y demostrar qué tratamientos son los más efectivos, en él participan países como Argentina, Bahrein, Canadá, Francia, Irán, Noruega, Sudáfrica, España, Suiza y Tailandia. Gebreyesus dijo que “Hemos llamado a este estudio del ensayo de solidaridad (Solidarity).

Este ensayo, proporciona tratamientos simplificados para permitir que incluso los hospitales que han sido sobrecargados participen”. Hasta aquel momento el Fondo de Respuesta Solidaria Covid-19 había recaudado más de 43 millones de dólares provenientes de más de 173 mil individuos y organizaciones, pocos días después de su lanzamiento.

Aunque la información pública sobre los antígenos específicos de SARS-CoV-2 utilizados en el desarrollo de vacunas es limitada se sabe que la mayoría de las candidatas para los que hay información disponible apuntan a inducir anticuerpos neutralizantes contra la proteína espiga o pico del virus (llamada proteína S).

La experiencia en campos como la oncología permite mayor velocidad de desarrollo y fabricación y se podría lograr que algunas plataformas de vacunas se adapten mejor a subtipos de población específicos (como ancianos, niños, mujeres embarazadas, etc.).

La revista Nature publicó una base de datos de los programas de desarrollo de vacunas informados a través de una lista autorizada y actualizada de la OMS, junto con otros proyectos identificados a partir de fuentes públicas disponibles.

Hasta el 8 de abril de 2020, el panorama global de investigación y desarrollo (I+D) de la vacuna Covid-19 incluía 115 vacunas candidatas, de las cuales 78 estaban confirmadas como activas.

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De los 78 proyectos activos confirmados, 73 se encuentran actualmente en etapas exploratorias.

Las candidatas más avanzadas se han movido recientemente al desarrollo clínico, incluyendo la tmRNA-1273 de Moderna (Estados Unidos), Ad5-nCoV de CanSino Biologicals (China), INO-4800 de Inovio (Estados Unidos), LV-SMENP-DC y aAPC específico de patógeno del Instituto Médico Geno-Inmune de Shenzhen (China).

Muchos otros desarrolladores de vacunas tienen planes indicados para iniciar pruebas en humanos en 2020.

Al acecho del shock: Mercados vs salud

Uno de los debates más encendidos en el medio científico y sanitario es acerca del comercio de medicamentos, incluidas las vacunas, se discuten los niveles de vulneración del derecho a la vida a causa de la mercantilización y la soberanía integral amenazada por las transnacionales.

Debido a que la vacuna contra el Covid-19 no estaría disponible al público sino hasta finales de 2021, se hace vital para muchos gobiernos asegurar la producción y disponibilidad de medicamentos para tratar el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, como en otros casos, existe la amenaza de algunas medidas de que la propiedad intelectual intervengan a favor de la mercantilización de la vacuna.

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Algunos medicamentos ya existentes, y aplicados contra otras enfermedades, han resultado exitosos para tratar la enfermedad y sus costos de producción son esencialmente bajos, sin embargo existe un proceso especulativo basado en patentes y monopolios por parte de las farmacéuticas.

Un artículo en el Journal of Virus Eradication, dirigido por el Dr. Andrew Hill, del Departamento de Medicina Traslacional de la Universidad de Liverpool, exploró el costo de producir en masa varios medicamentos que han demostrado ser muy prometedores en la lucha global contra el nuevo coronavirus, encontrando que:

  • Los tratamientos antipalúdicos para dos semanas de cloroquina e hidroxicloroquina, promocionados por Trump y producidos por una de sus empresas, podrían producirse por solo 0,30 y 1 dólar pero el primero tiene un precio de venta de 93 dólares en Estados Unidos.
  • Un tratamiento de dos semanas de Sofosbuvir / Daclatasvir se vende en Pakistán por 6 dólares, la transnacional Gilead lo cobra hasta en 18 mil 610 dólares en Estados Unidos.
  • El tratamiento de dos semanas de Truvada, medicamento contra el VIH cuya efectividad contra el Covid-19 se está probando en 4 mil pacientes, cuesta 2 dólares, Gilead lo cobra a los estadounidenses alrededor de 2 mil dólares por mes, obteniendo una ganancia bruta de alrededor del 28 mil por ciento.

Estos tiempos de pandemia permiten ver en primera fila cómo las corporaciones utilizan los recursos públicos de los países para su expansión capitalista.

Comenta el periodista Alan Macleod, del medio Mintpress, que lo más sorprendente de todo es que Truvada se desarrolló con fondos públicos por 50 millones de dólares en I+D, sin embargo le es vendido a los contribuyentes estadounidenses en casi 300 veces más que el precio que incluso los países desarrollados como Australia pagan por él.

Respecto a las patentes se prevé que algunos gobiernos las ignoren e inviertan fondos para analizar cualquier tratamiento contra el nuevo coronavirus, aunque las compañías farmacéuticas sostienen que las leyes de patentes estrictas evitan el robo de la propiedad intelectual y que son la única forma en que la investigación y la innovación pueden continuar, la realidad es que no han realizado casi ninguna investigación y desarrollo sobre el coronavirus y los medicamentos solo se están tomando y aplicando a la enfermedad, es una posibilidad completa si tienen éxito o fracasan.

Perfilando la gobernanza global de la salud

De allí que no es raro que en medio de una pandemia global se intensifiquen los vínculos entre el imperialismo, las élites empresariales, la salud pública y las instituciones de salud a través de varias instituciones mediadoras clave como las organizaciones no gubernamentales (ONG).

La globalización corporativa se intensificó con la imposición de un régimen de liberalización, desregulación y privatización por lo que la gobernanza de la salud mundial:

  • Eliminó o comprometió sistemáticamente a los ministerios nacionales de salud a través de “asociaciones público-privadas” y esquemas similares.
  • Promocionó las “infecciones emergentes” como inevitables y potencialmente catastróficas para suavizar la resistencia contra las intervenciones imperialistas en salud.
  • Se enmarcó en el discurso más amplio de “seguridad” que surgió a raíz del 11 de septiembre, a partir de entonces la alarma mundial sobre el bioterrorismo brindó la oportunidad de vincular la salud y la seguridad nacional.
  • Justifica las intervenciones imperiales en el campo de la salud en los mismos términos que las intervenciones militares “humanitarias”.
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Las élites en su laberinto ¿Cooperación o competencia?

Las compañías productoras de vacunas pertenecen a las Big Pharma entrelazadas controladas directa o indirectamente por unos pocos negocios y una élite de poder, se han interrelacionado cada vez más a través de directores compartidos e inversores institucionales comunes.

En 2004, un equipo de teóricos de sistemas suizos, utilizando una base de datos de 37 millones de empresas e inversores en todo el mundo, estudió la propiedad de acciones que vincula a más de 43 mil corporaciones transnacionales.

Descubrieron que mil 318 compañías centrales, que representan el 20 por ciento de los ingresos operativos globales poseían el 60 por ciento de los ingresos del mundo y que a su vez esa red de propiedades pertenecía a 147 compañías que controlaba el 40 por ciento de la riqueza total de la red.

En efecto, menos del 1 por ciento de las compañías pudieron controlar el 40 por ciento de toda la red y la mayoría eran instituciones financieras como Barclays Bank, JPMorgan Chase & Co y The Goldman Sachs Group.

Esta élite empresarial está íntimamente vinculada al Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), élite de expertos en política exterior y asuntos internacionales de Estados Unidos que dirige el Programa de Estudios Rockefeller y reúne a funcionarios del gobierno, líderes empresariales globales y miembros destacados de la comunidad de inteligencia y política exterior para debatir cuestiones internacionales y hacer recomendaciones a la administración presidencial y la comunidad diplomática.

Sylvia Mathews Burwell es miembro del CFR, fue secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) durante la presidencia de Barack Obama y es miembro de la BMGF, fundación vinculada al magnate Bill Gates que financiará al menos siete proyectos que se esfuerzan en encontrar la vacuna contra el Covid-19 para no “perder tiempo” en la búsqueda de una vacuna y así, cuando se encuentre la mejor candidata, tener ya construidas las infraestructuras para probarla y fabricarla en masa en unos 18 meses.

La mayor actividad de desarrollo de la vacuna Covid-19 se encuentra en América del Norte, con 36 (46%) desarrolladores de los candidatos de vacuna activa confirmados en comparación con 14 (18%) en China, 14 (18%) en el resto de Asia y Australia, y 14 (18%) en Europa.

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En los tres meses transcurridos desde que el virus inició su propagación, China, Europa y Estados Unidos se han propuesto convertirse en el primero en producir una vacuna, el certamen ha adquirido niveles de carrera armamentística. Algunos hechos:

  • Donald Trump ha hablado en reuniones con ejecutivos farmacéuticos respecto a asegurarse de que se produzca una vacuna en suelo estadounidense, para que Estados Unidos controle sus suministros.
  • Autoridades alemanas dijeron que creían que Trump trató de atraer a una empresa alemana, CureVac, para que realizara su investigación y producción en Estados Unidos.
  • El acercamiento de Trump a CureVac dio pie a que la Comisión Europea prometiera otros 85 millones de dólares a la empresa, que ya contaba con el apoyo de un consorcio europeo de vacunas.
  • El mismo día, una compañía china ofreció 133,3 millones de dólares por una participación accionaria y demás consideración de otra firma alemana, BioNTech.
  • En China, mil científicos trabajan en una vacuna. Investigadores afiliados a la Academia de Ciencias Médicas Militares han desarrollado lo que se considera el principal candidato de éxito del país y están reclutando voluntarios para ensayos clínicos.

Los desarrolladores principales de candidatos activos a la vacuna Covid-19 se distribuyen en 19 países que constituyen más de las tres cuartas partes de la población mundial, no hay información pública sobre la actividad de desarrollo de vacunas en África o América Latina, aunque en estas regiones existen marcos regulatorios y de capacidad de fabricación de vacunas.

Seth Berkley, director ejecutivo de GAVI afirmó que: “si los países dicen, ‘tratemos de guardar existencias para poder proteger a nuestras poblaciones’, entonces puede ser un reto llevar la vacuna a los lugares donde puede hacer la gran diferencia desde el punto de vista epidemiológico”.

De las vacunas candidatas activas confirmadas, 56 (72%) están siendo desarrolladas por privados/industriales, y los 22 (28%) proyectos restantes están dirigidos por organizaciones académicas, del sector público y otras organizaciones sin fines de lucro.

Sin embargo, aunque hay cooperación a muchos niveles, incluso entre compañías que por lo general son competidoras, persiste la amenaza de un enfoque nacionalista que podría permitir al ganador favorecer a su propia población y tener ventaja al lidiar con las consecuencias económicas y geoestratégicas de la crisis.

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