En la década de 1990 era impensable que Estados Unidos pudiera dejar entrever cualquier signo de debilidad desde el punto de vista militar. Treinta años después el imperio estadounidense muestra cada vez más los síntomas de su agotamiento como imperio.
Esto lo afirma The Saker, experto en asuntos militares con residencia en Estados Unidos, que señala la decadencia militar del imperio norteamericano en Medio Oriente en la actualidad y el fin de la proyección como máquina de guerra indestructible en el mundo.
Cualquiera puede pensar que esta decadencia militar tiene su correlato con la actual crisis política que atraviesa Estados Unidos. Sin embargo, esta escalada militar que carga a cuestas el magnate presidente Donald Trump tiene otros antecedentes.
El actual administrador de la Casa Blanca lo que hizo fue heredar una larga tradición de la política exterior intervencionista y sus consecuencias.
El experto sostiene que hay indicios que señalan a Clinton como quien "inauguró una política de imperialismo armado en todo el planeta; esta administración fue también la primera en ser testigo de una gran 'salida' de los neoconservadores (muchos de los cuales ya se habían infiltrado en el Partido Republicano durante Reagan)".
Incluso afirma que el inicio del colapso empezó con Barack Obama, a quien señala como un presidente que perdió el control de su propia administración. Fue con este presidente que se vio "el vacío en la cima que resultó en que varias agencias (Departamento de Estado, CIA, Pentágono, etc.) desarrollaron sus propias 'políticas exteriores' que resultaron en un caos total en el frente de la política exterior".
Trump solo corrió la cortina y dejó entrever la profunda crisis de la política exterior estadounidense, puesto que esas guerras ya habían empezado. El magnate presidente no ha empezado ninguna significativa.
No se trata de lavarle las manos a Trump, sino de entender la herencia guerrerista que cuenta con cierta autonomía. Que haya respondido a esta lógica hizo que se activara el poderoso aparato cultural y de propaganda que defendía la aparente calma que vino a desordenar el actual presidente.
Estados Unidos contra sí mismo
El analista militar refiere que tras el asesinato del General Qasem Soleimani la estrategia iraní no fue devolver el golpe matando a cientos de soldados estadounidenses, sino que, además de exhibir su enorme capacidad misilística, capaz de impactar en cualquier país de región, la República Islámica mostró el terrible daño que puede lograr en poco tiempo.
De esta manera bombardeó las bases estadounidenses en Irak, Ain al-Assad y Erbil. Fue una demostración de fuerza contundente sin mayor esfuerzo militar para Irán.
Los misiles balísticos y de crucero iraníes pueden impactar cualquier objetivo en Medio Oriente, desde instalaciones de gas y petróleo, pozos, y demás objetivos civiles y militares. Esto no es una buena noticia debido a la cantidad de edificaciones que tiene Estados Unidos en la zona para resguardar a su personal militar.
La maniobra tuvo un gran impacto en el espíritu de cowboy sobrado del ejército estadounidense y puso en entredicho lo "indestructible" que proyecta. El mensaje en este caso era que podían ser blanco de ataque en cualquier parte de la región donde de encontraran sus contingentes militares.
"Los iraníes también tienen la capacidad de cerrar el Estrecho de Ormuz e incluso atacar a los barcos de la Armada estadounidense, posiblemente incluyendo los portaaviones", refiere también Saker.
Al parecer, el poder armamentista, humano y cultural de Irán constituyen una piedra de tranca para el avance y dominio de Washington en Medio Oriente. Y esa fortaleza, en primer término, se debe a que la nación persa desde su revolución, en 1979, cuando derrotó a Estados Unidos y a Reino Unido, que apoyaban a la Dinastía Pahlavi, ha estado asediada y se ha desarrollado bajo el continuo esquema de acoso.
Actualmente, al igual que Venezuela, sufre un bloqueo económico unilateral impuesto por Occidente.
¿Se debilita el imperio?
Estados Unidos tiene un historial de invasiones gracias a su poderoso complejo industrial y militar. Esta imagen se reforzó en los años 90 con el avance y crecimiento de un mundo unipolar, cuando la correlación de fuerzas cambió una vez que se desintegra la Unión Soviética y Estados Unidos pasa a ser el bloque de mayor influencia geopolítica en el globo.
Una vez que se establece la hegemonía estadounidense, igual continúa la dinámica del crecimiento sostenido de la inversión en el aparato militar-industrial, que se traduce en mejoras e innovación tecnológica.
Por un tiempo, Estados Unidos no solo parecía liderar el terreno de la influencia geopolítica, sino que también estaba de primero en la carrera armamentista junto con sus socios-satélites en Occidente.
Sin embargo, conforme fueron pasando las décadas otros países fueron potenciando sus sistemas de defensa y ganando terreno en el campo militar.
En muchos casos no se trató de una competencia contra Estados Unidos por la influencia, más bien se trataba de lograr cierta autonomía en esta materia, incluso para hacerle frente disuasivo a la actitud y acoso imperial de este. Tal es la impronta de Irán.
Vale recordar que ser autónomo ya es sinónimo de estar en guerra contra el imperio norteamericano.
Saker refiere que Washington está consciente del estado actual de su ejército y su capacidad para sostener un conflicto a gran escala.
"Es un ejército que simplemente no puede ganar ni siquiera conflictos simples, un ejército destripado sin remedio por ideologías liberales dementes, un ejército cuya flota de superficie entera ha quedado obsoleta por los misiles hipersónicos (¡en los que los iraníes también parecen estar trabajando!) y un ejército cuya Fuerza Aérea gastó cantidades de dinero absolutamente obscenas para crear un caza supuestamente de 'quinta generación', ¡que en muchos aspectos es inferior a los aviones estadounidenses de cuarta generación!", dice el experto.
No obstante, sostiene que, si bien las capacidades militares estadounidenses están siendo rebasadas en algunos aspectos, aún no se puede subestimar el poder de su flota de submarinos y la solidez de su postura de disuasión nuclear.
Muerte simbólica del imperio
Todo parece indicar que el ejército de Estados Unidos se debilita material y simbólicamente. El miedo que solía imponer ya no es el mismo de antes y cada vez son más los frentes donde sale derrotado. Saker y otros analistas concuerdan en que Washington no volvió a atacar a Irán porque no tiene los elementos para hacerlo. También pone de ejemplo el caso de Venezuela, un país bloqueado y "debilitado" por el asedio económico, con el que no el imperio norteamericano no ha podido.
La conclusión del experto militar con residencia en Florida es que Estados Unidos murió como imperio cuando fue atacado por Irán y este no hizo nada para disuadir dicho ataque. Sostiene que desde entonces las fuerzas iraquíes han estado expulsando lentamente al ejército estadounidense de su territorio.
Sostiene que "el número de ataques contra las fuerzas de Estados Unidos en Irak ha aumentado considerablemente, incluso contra el enorme complejo de búnkeres" que los norteamericanos tienen en Kabul, capital de Afganistán, conocido como "la Zona Verde", lo que en otro momento fue un hecho impensable.
El ascenso en materia de defensa por parte de China y Rusia supone otra derrota para el imperio estadounidense. Que los países mencionados ocupen un lugar en el mercado de armas, y por ejemplo Rusia esté dispuesto a vender su sistema S-400 a Irán, representa, también, un desplazamiento de Estados Unidos en este sentido.
Otros frentes donde EEUU está siendo derrotado
El creciente sentimiento estadounidense ha hecho que las tropas se hayan estado retirando lentamente de Siria por resultar peligroso para las fuerzas de ocupación. La misión militar rusa en el país árabe representa un muro para los invasores y los mercenarios financiados por Occidente.
En Yemen, los hutíes, apoyados por Irán, han ganado básicamente la guerra y han derrotado tanto a Arabia Saudita como a Estados Unidos, aun cuando este país es sometido a un bloqueo y bombardeo criminal que devino en una hambruna.
Saker señala que "en Afganistán, Estados Unidos y su 'coalición de perdedores' se han mantenido incluso más tiempo que los soviéticos y no han logrado exactamente nada, excepto una derrota total y muy humillante".
El contraste entre los logros de las fuerzas en cuestión es muy grande, más aún si se toma en cuenta que las instalaciones que usan los estadounidenses en ese país fueron construidas por los soviéticos.
Con esto se ha ido cumpliendo el plan de expulsar a Estados Unidos del Medio Oriente. Puede que no sea algo que se ejecute rápidamente, pero las derrotas simbólicas que ha recibido el imperio en ese territorio indica que es algo que se puede vislumbrar, hecho que en otro momento de la historia sería impensable.
Como ya se dijo anteriormente, los países de Medio Oriente, Rusia, China o los que estén enfrentados militarmente a Estados Unidos lo que buscan es autodeterminación en sus decisiones como Estados soberanos (incluso algunos solo se defienden de los intentos de invasión), no destronar su puesto y erigirse como un nuevo imperio.
Por esta razón es absurda la postura neurótica de Estados Unidos contra un enemigo ficticio que lo quiere eliminar y, por tanto, invade, comete genocidios e impone la guerra ante "esa amenaza". Parte de esa épica está alimentada por su aparato propagandístico con el que justifica su actitud imperial.
El experto militar concluye que el imperio estadounidense ha muerto, al menos militarmente, y la historia ha demostrado que hasta el momento ningún imperio ha revivido una vez que empieza el proceso de muerte.
Este mensaje está dirigido a quien resulte electo en las próximas elecciones de Estados Unidos.