Vie. 14 Marzo 2025 Actualizado 6:18 pm

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El embajador Sergey Mélik-Bagdasárov reflexiona sobre los 80 años de la relación Rusia-Venezuela desde la sede diplomática en Caracas (Foto: David Borges Revilla)
Entrevista con el representante de la Federación Rusa en Venezuela

Embajador Sergey Mélik-Bagdasárov: "Somos aliados en todos los escenarios"

Este 14 de marzo se cumplen 80 años de relaciones diplomáticas entre Rusia y Venezuela, cuando, se puede decir, estas se encuentran en un punto intensivo y dinámico. Desde luego, esto corresponde a una evolución sostenida que las han llevado al lugar donde se encuentran hoy en día.

Para ahondar sobre esto, y sus alrededores, Misión Verdad tuvo la oportunidad de conversar con Sergey Mélik-Bagdasárov, embajador de la Federación Rusa ante la República Bolivariana de Venezuela.

Con el telón de fondo de los grandes eventos sobre la arena global que tienen a Rusia como uno de los protagonistas centrales, Caracas y Moscú celebran el octogésimo aniversario. Relaciones que formalmente se iniciaron a poco tiempo de que el Ejército Rojo comenzara su ofensiva final sobre Berlín.

Comenzaron en 1945, pero nuestras relaciones tuvieron un hiato de casi 18 años.

Verdad. Las relaciones diplomáticas entre la Unión Soviética y Venezuela, establecidas en 1945, fueron suspendidas en 1952; pero de igual forma ya no había embajadores después del año 1950. Ya no había embajador sino encargado de negocios.

Porque la historia de las relaciones diplomáticas siempre, en cualquier lugar, está vinculada con la situación interna de tal o cual país, con las divergencias ideológicas, políticas; por esto, claro que Venezuela, siendo un país del hemisferio occidental, un país donde se ha desarrollado mucho la industria petrolera, orientada a su vecino del norte, estuvo distante del país eslavo. Plena Guerra Fría. Pero, en los años 70, las relaciones fueron restablecidas. Y bueno, en aquel entonces hubo un acercamiento. En 1975 llegó por primera vez el canciller venezolano a Moscú, y en 1976 se dio la primera visita presidencial.

"Aunque las relaciones bilaterales como tales tenían más de 200 años con Francisco de Miranda", apunta el embajador.

Y Rusia reconoce la independencia venezolana antes que cualquier país europeo.

Sí.

"Después", el embajador vuelve a finales del siglo XX, "otro período empezó en los 90. Un poco antes de la llegada del comandante Chávez al poder, aquí, y del presidente Putin en Rusia. Si miramos a lo largo de la historia, vemos que la Unión Soviética fue desintegrada en diciembre de 1991. Y ni pasaron dos meses cuando llegó el 4F en Venezuela. Algunos dicen que estas similitudes son consecuencias coyunturales. No. Era lo lógico de las relaciones internacionales, porque luego de la desintegración de la Unión llegó el capitalismo como tal. O el acercamiento con Occidente, como le decían. La paz, la democracia , el desarme. Los procesos —como en aquel entonces nos 'enseñaron'— 'naturales', liberales, en automático. Eran los procesos de la así llamada 'democratización', del ultraliberalismo económico, aquí y allá, pero, en realidad, los 90 fueron los años de la incertidumbre".

Fundamentos y paralelismos

Para Mélik-Bagdasárov, las sociedades demandan su "requerimiento histórico, da a tal o cual nación un líder, y aquí apareció Chávez con su 4F, la cárcel después, su liberación y su victoria aplastante en las elecciones. Fue algo muy importante. Y algo que también pasó en Rusia", afirma.

"Más o menos los mismos años, el mismo resultado. La década de los 90, la década de Yeltsin, la década de la incertidumbre, de la pobreza, de la guerra en Chechenia, del desprecio de la historia soviética anterior".

En este punto el embajador emprende un desvío reflexivo enfocado en el primer presidente de la era postsoviética. En 1993, luego del ataque al parlamento, la también denominada Casa Blanca, sostiene Mélik-Bagdasárov, Yeltsin se dio cuenta de que el experimento de esos años "no funciona". "Yeltsin era una persona política contradictoria, pero era también un estadista".

"Pero tal cual, en el 99, vino el presidente Putin. Yeltsin desistió, dijo que cedía el camino a los más jóvenes y Putin ganó las elecciones. Así, en el escenario político, coincidieron dos tenientes coroneles —Putin también lo era—, con casi la misma edad. Dos grandes estadistas, formados por la historia. Porque no creo que Chávez cuando era joven pensaba encabezar la lucha. Era otra persona, lo mismo el presidente Putin, no pensaba en esto. Cuando somos jóvenes pensamos en otras cosas".

¿Qué sucede con la aparición de estos dos líderes?

La misma historia formó a estos líderes, los convirtió en verdaderos dirigentes nacionales y desde ahí nació la nueva relación. Se conocieron en la ONU, se vieron y nació esta relación muy personal y política, basada en los principios, en los valores y fundamentos.

¿Cuáles serían esos fundamentos?

El primer fundamento es la soberanía nacional. Fue Chávez el que cambió el nombre del país, República Bolivariana de Venezuela, porque la esencia del bolivarianismo es la soberanía nacional, estos mismos valores defendía Putin en esos años de crisis financiera, de guerra, de colapso económico…

…un proceso de desmantelamiento en ambos países.

Claro, por ser ellos adictos a la paz y la soberanía, de aquí empezó esta relación nuestra de último cuarto de siglo, cuando nació nuestra alianza, nuestra asociación estratégica. En aquellos mismos días, de la primera visita de Chávez a Rusia, firmaron el acuerdo bilateral de cooperación en materia técnico-militar. ¿Por qué? Si quieres ser libre e independiente, tienes que protegerte. No hay otra manera: tienes que ser firme y fuerte; si eres débil, no te sirve.

"Segundo tema, segundo fundamento", continúa. "Siendo ambas potencias energéticas, desde ahí nació nuestra cooperación en materia de hidrocarburos. Yo hablo de las similitudes de ambos países porque estamos muy lejos, similitudes económicas, siendo ambos países de exportación petrolera. Hay diferencias, como el clima", dice mientras apunta hacia la ventana, hacia una acalorada Caracas que con la puesta del sol agarra un respiro.

"Claro", continúa, "esto nos enseña que el clima o la distancia geográfica no son factores determinantes, especialmente en el siglo XXI las distancias no valen, no importan. La conciencia, la mente, los valores verdaderos nos unían, unen y siguen uniendo".

¿El tercer fundamento?

El tercer factor es el de la política exterior. Aunque, como dice el presidente Maduro, Bolívar fue el primer protagonista del mundo pluripolar y multicéntrico. Interesante. Lo mismo dijo Chávez. Y en cuanto a la multipolaridad lo mismo dijo el canciller Primakov, que el proceso de construcción del mundo multipolar es un proceso natural. Nosotros compartimos esta visión, totalmente, y somos aliados en el escenario de la política exterior, en la ONU y en otros organismos multilaterales.

Un ejemplo de esto último, "muy simbólico y emblemático", palabras del embajador, es el Grupo de Defensa de la Carta de la ONU. "Una iniciativa venezolana; acuérdese qué tiempos eran. 2018, después de la reelección del presidente Maduro. Un momento nada fácil. Es uno de los elementos importantísimos en este proceso de la creación del mundo pluripolar y multicéntrico. Es un objetivo". Un proceso que empalma, recuerda, con "procesos más globales, como por ejemplo los Brics. Aparecen potencias económicas emergentes, importantes, que también están promoviendo este mundo a través del respeto. El principio básico; cuando uno puede escuchar a otro".

Evoca Mélik-Bagdasárov cómo, en el momento cuando arrecian las dificultades, centralmente a partir de las medidas coercitivas unilaterales, las sanciones, "que hicieron un fuerte daño a toda la economía global; no solo a nuestras relaciones bilaterales sino a las relaciones en general, a la globalización como tal, a los procesos integracionistas a escala mundial, no solo a escala de relaciones regionales. En aquella situación, nosotros, entendiendo que esta es una política de largo plazo, hemos buscado oportunidades para dar otros impulsos", a los que, agrega, se incorporaron aquellos en materia de salud y tecnología a propósito de los años en pandemia.

En torno a la rusofobia, la Operación Militar Especial y otras esferas de acción

A una mirada maliciosa es poco lo que se le puede decir para que modifique la percepción convencional sobre Rusia o Venezuela. Pero para una mente curiosa que busca entender más allá del ruido occidental, ¿qué se le puede decir? ¿Qué debe escuchar quien quiera ir más allá del ruido, más allá de los interesados en que no haya una relación Rusia-Venezuela?

Con los medios de comunicación, ahora en el siglo XXI, se ha hecho evidente la situación. Los medios de comunicación, digamos clásicos, en realidad no son independientes: son promotores de los intereses de los grupos económicos. Y se han convertido en los instrumentos de influencia a las mentes humanas. Por esto, dañar la imagen es una parte de la campaña si algo no pasa como ellos quieren. Quieren vernos débiles, no lo somos y a ellos no les gusta. Usted conoce bien la rusofobia que existe, estos son los instrumentos para dañar la relación, porque ven nuestra relación bilateral como una amenaza, aunque no lo es para nadie, pero es un factor que no les permite dominar. Es una amenaza para sus políticas de dominio, pero no estamos amenazando, nosotros seguimos nuestro camino, queremos desarrollar el vínculo y la cooperación.

¿Es esa la amenaza?

Es la amenaza porque ellos quieren hacerlo de otra manera. Quieren destrozar nuestro hermanamiento, nuestra asociación estratégica, y estoy convencido de que debemos tomarlo en cuenta; pero no podemos parar nuestro camino, tenemos que ir hacia adelante, protegiéndonos de estas agresiones de la manera como lo planteamos: el apoyo mutuo político, los instrumentos económicos para proteger nuestra economía, la cooperación financiera, la conexión de sistemas financieros de ambos países.

Ahondando en el punto, el embajador encuentra una puerta de entrada efectiva para ejemplificar esa síntesis entre los intentos de división, el clásico e inveterado divide et impera, y cómo se revierte algo de esta naturaleza, que para Mélik-Bagdasárov se convierte en un eje importante para desarrollar en la sinergia: el deporte.

"Veo que tenemos mucho por delante para fomentar nuestra cooperación en materia deportiva. Cuando Venezuela fue sede de los Juegos del Alba invitó a Rusia. Apreciamos mucho este gesto hacia nuestra nación. Cuando nuestros atletas, perseguidos por muchos lugares del mundo, privados de mostrar su bandera, de escuchar su himno nacional, aquí vinieron felices, a esta tierra amiga, santa. Participaron en los Juegos con el espíritu olímpico, en el mejor sentido, porque son cosas inseparables. Lo que vemos con este movimiento olímpico, muy politizado. No conozco a la primera persona que le haya gustado la ceremonia de apertura de las Olimpiadas en París. Fue algo ofensivo: no es democracia, ni libertad. Pero aquí los atletas escucharon su himno, vieron su bandera, hicieron esta competición amistosa. Por eso veo que el deporte es un área donde podemos, debemos, trabajar juntos".

Ampliando el compás hacia lo global y lo geopolítico. La Operación Militar Especial puso en evidencia muchas cosas que quizás antes se limitaban al mundo ruso y a los observadores, a favor o en contra, y que ahora están a simple vista y se han hecho, digamos virales.

¿Es correcto decir que una de ellas es la trágica herencia del colaboracionismo en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, del fascismo ucraniano? ¿Que hoy en día se reivindiquen símbolos y figuras que contribuyeron en capítulos oscuros de hace 80 años?

La Operación Militar Especial ha hecho evidente para el mundo entero la profunda continuidad entre los movimientos colaboracionistas y el nacionalismo ucraniano en el pasado y las actuales manifestaciones neonazis, que han recibido el respaldo del régimen postMaidán ¿Qué ocurrió? El fascismo siempre está presente, siempre; es como la lucha entre el bien y el mal. Dios y el diablo. Por lo que ocurrió en Ucrania todos saben que no es posible vencer a Rusia en el campo de batalla. Es imposible. ¿Cómo se desintegró la Unión Soviética? Desde adentro, con los falsos valores de la así llamada democracia de aquella época, del liberalismo.

En este punto el embajador ilustra el argumento señalando el uso de la precariedad como una vía extrema de persuasión. El cómo, en los tiempos de escasez dura, ciertas opciones y ciertas ideas comienzan a tener sentido. Cómo, psicológicamente, la manipulación de palancas de la economía y las finanzas, la inducción artificial de condiciones cuando un país se encuentra vulnerable, pueden llevar a las personas a cambiar la percepción sobre lo que tienen enfrente, y cómo algunos cosas que antes tenían resistencia la pierden y se convierten en alternativa. Invocó, para eso, la llegada del primer McDonald’s tras el colapso de la Unión, en un momento económicamente devastador desde todo punto de vista. "Ustedes lo vivieron aquí", recuerda al evocar uno de los efectos de los años de la "máxima presión" de la primera administración Trump.

Poniéndonos en la posición de un individuo que está padeciendo una vulnerabilidad sustantiva, cómo no aceptarlo, ¿no? Es lógico que el agresor saque ventaja.

Y en Ucrania no era lo mismo. Siempre hay matices. Pero ahí lo cultivaron a través del nacionalismo. El nacionalismo no es malo, es nuestra bandera, nuestro himno, amor a la patria, nada malo, está en el corazón de cualquier nación, pero el nazismo siembra odio en la sociedad. Divergencias, conflictos internos. ¿De qué manera? Tenemos la misma raíz étnica, y claro, el mayor enfoque era en el idioma. En el occidente de Ucrania y en el oriente no se habla igual. Pero bueno, aquí en Venezuela tampoco se habla igual en el oriente y en el occidente.

Empezaron desde los colegios. Los ucranianos, los occidentales, promoviendo la tergiversación de la historia, diciendo que los rusos los persiguieron todo este tiempo, les dieron un idioma que no es suyo, que el suyo es el ucraniano… pero el idioma ucraniano, que siempre ha existido, tiene la misma raíz, idiomas hermanos, y no es ni siquiera la diferencia entre español y portugués sino, más o menos, entre el gallego y el castellano. Pero más parecido.

"Los rusos son opresores, no son lo mismo que Ucrania, Ucrania es Europa, que Ucrania tiene valores europeos", parodia el embajador los puntos habituales de ese discurso, "pero Europa también les dijo: 'bueno, pero sin visado, por favor'. Es muy divertido cuando hablamos de valores europeos. Nunca me voy a olvidar de esa foto que recorrió el mundo en la que había dos niñas belgas jugando con un niño congolés enjaulado, y eso fue en los años 50".

Otro ejemplo respecto a la disonancia entre esos presuntos valores "superiores" el embajador lo encuadra así: "¿Cuándo, en España, una mujer obtuvo el derecho de conducir el carro? En los 70 después de la muerte de Franco. Antes, sus mujeres no tenían derecho de manejar; si era una persona casada, tenía que pedirle permiso a su marido, si era soltera a su padre. En ese mismo tiempo, 1976, yo era niño, empecé a estudiar en el colegio. Mi primera profesora condujo camiones sobre el hielo por 'el Camino de la Vida', la única línea de suministro durante el sitio de Leningrado. En la 'dictadura soviética', una 'dictadura roja, comunista': derechos humanos iguales para hombres y mujeres. Ella conducía sin restricción".

El tema de la educación que desarrolla el embajador me hizo recordar una guía que complementa esta conversación y se toma el tiempo que no tenemos en esta entrevista para cubrir ampliamente estos temas complejos y desconcertantes. Se trata de un capítulo especial del programa Besogon TV del legendario director de cine Nikita Mikhalkov, que salió al aire en los días de finales de febrero, comienzos de marzo de 2022, cuando comenzó la OME, profuso en archivo y datos sorprendentes.

Comento yo, en este punto, la glorificación de aquellos héroes colaboracionistas y criminales de guerra en toda regla como Stepan Bandera, Yaroslav Stesko y Roman Sujevych: "Yo soy padre, cuando mis hijos eran pequeños de vez en cuando traían del colegio algunas cosas que te parecen, nada, una tontería, pero imagínese a los padres de un niño en Ucrania, que viene a su familia, y dice que Bandera era un héroe, algo así. O que vamos a hablar solo en ucraniano, pero no el de la zona. Los padres le dicen 'tranquilo, chico'. Pero este chico creció, se ha convertido en un hombre mayor de edad creyendo que los rusos eran los conquistadores y que los abuelos o bisabuelos del colaboracionismo habían luchado por liberar a la patria. El primer conflicto verdadero en el Dombás era de generaciones porque los jóvenes, los fans del fútbol, los barras bravas ya criados en esta atmósfera antirusa, las generaciones 35 o más".

Este punto es sensible. Mélik-Bagdasárov da en el centro de la diana al señalar a esos clubes de hooligans, que fueron el germen inicial de formaciones neonazis que luego se convertirían en el Batallón Azov o en las fuerzas de choque de los partidos Svoboda y Sector Derecho.

Esa visión de mundo fue la que se abalanzó primero sobre Crimea, recuerda, predominantemente de población rusa, que desde el inicio vio la amenaza que significaba el avance de formaciones paramilitares hacia la península y el este del país, que fue el factor que precipitó la guerra. Le recuerdo al embajador la masacre de Odesa del 2 de mayo de 2014, para muchos un punto decisivo en el escalamiento por las líneas de la guerra civil, de la recién estrenada Ucrania postMaidán:

"Lo de Odesa era una cosa emblemática pero no única, porque hubo muchas agresiones con muertes justamente después de este golpe; estos trenes de amistad cuando venían los fans del fútbol, cuando la gente pacífica venía para protestar contra el golpe de estado y les detuvieron los buses, los masacraron", recuerda.

Los capítulos oscuros que han conducido a este punto vertiginoso de la geopolítica global. Vinieron ocho años de conflicto armado, por momentos de baja intensidad, pero solo por momentos. La insostenibilidad de la situación.

"Ocho años, Acuerdos de Minsk —que no funcionaron— y que en ni un momento creyeron en esto. Por esto salió esta OME con tres objetivos claros: la paz y la protección de los pueblos, la desmilitarización porque no podemos soportar ni la OTAN ni las tropas extranjeras en el territorio de Ucrania, y la desnazificación".

Postulados que provienen del Congreso de Potsdam de 1945…

No hay nada nuevo. Solo las bases de coexistencia, pero a Occidente no le gustó esto porque no era esto para lo que ellos trabajaron”.

Cerrando: más sobre las batallas históricas y una anécdota gloriosa

Esto dijo Vasily Grossman: "El ser humano y el fascismo no pueden coexistir. Si el fascismo conquista, el ser humano dejará de existir y, en su lugar, permanecerán solamente criaturas que se asemejan al humano que han sufrido una transformación interna. Pero si el ser humano, que nace con el don de la razón y la bondad prevalece, entonces el fascismo perece, y aquellos que se sometieron a él volverán a ser personas de nuevo". ¿Qué nos dice esta cita sobre hoy, pronto a conmemorarse, también, los 80 años de la derrota de la Alemania nazi?

Es verdad. La cita de Grossman sigue siendo extremadamente relevante hoy en día cuando el mundo vuelve a enfrentarse a este intento de revivir ideologías basadas en el odio y la supremacía de unos pueblos sobre otros y la justificación de la violencia. Nosotros nos estamos acercando al octagésimo aniversario de la derrota de la Alemania nazi pero, al mismo tiempo, vemos cómo en varios países se intenta reescribir la historia, justificar el colaboracionismo y resucitar ideas que llevaron a la humanidad a las peores tragedias del siglo XX.

Grossman escribió que el fascismo no es solo un sistema político sino también un estado de conciencia en el que el ser humano pierde sus referencias morales. Esto se confirma hoy con la agresiva rusofobia en Occidente, el apoyo a grupos abiertamente neonazis y la prohibición de todo lo relacionado con la cultura rusa desde la literatura hasta el idioma. Las palabras de Grossman nos recuerdan hoy que la lucha contra el fascismo no es solo una cuestión de memoria histórica sino de una responsabilidad hacia el futuro. La humanidad se encuentra ante una elección. Preservar los principios morales o permitir que se repitan los mismos horrores que llevaron a la catástrofe en el siglo XX. Rusia, como nación vencedora en la Gran Guerra Patria, sigue defendiendo la verdad histórica y deshaciendo cualquier intento de ideologías basadas en el odio y la intolerancia.

"Quisiera subrayar una cosa muy importante", plantea el embajador: "Venezuela últimamente se ha convertido en un centro de la lucha antifasicsta en la región. No hay otro país que haya hecho tantos foros antifascistas, que analiza e investiga este proceso, desde dentro, que da un análisis ideológico y político. Es muy importante. Con Venezuela, no por casualidad, fueron establecidas estas relaciones diplomáticas en el año de la victoria", remarca.

Sacando un as bajo la manga, el embajador agrega un relato sorprendente, por si alguien aquí tenía en su radar una relación tan específica entre Venezuela y Stalingrado: "Aquí no se habla mucho, por ejemplo, de que Venezuela era parte de esta lucha. Suministrando el petróleo. No se hablaba mucho de que los aviones que combatieron en la batalla de Stalingrado llevaban aceite producido del petróleo venezolano. He visto una película de un cronista nuestro, señor Briliov, un periodista, que de vez en cuando hace películas documentales muy interesantes. Encontraron un avión del Ejército Rojo, hundido en un lago, lo sacaron, lo desmontaron para ver. Analizaron el aceite. El petróleo es como la sangre, nada difícil de encontrar de dónde proviene. Los químicos nuestros lo analizaron, y resultó ser petróleo venezolano".

"Venezuela perdió barcos por los ataques de los submarinos nazis, se hablaba muy poco de esto en la Cuarta República. Los estadounidenses fueron ganadores de la Segunda Guerra Mundial. Es la tergiversación. No se hablaba mucho de los venezolanos que lucharon contra el fascismo aquí, contra la dictadura". Y remarca con ironía sobre aquellos tiempos: "No existía nada ahora, vivían tranquilos. Béisbol. Perfecto".

¿La lucha por la verdad?

La verdad debe ser la verdad. O hay verdad o no hay verdad, no puede ser la mitad verdad y bueno, por esto Misión Verdad.

Queda trabajo por hacer.

Tenemos que estar conscientes de esto: la lucha antifascista no es el pasado. No es solo Ucrania o los países bálticos. Algunos pueden pensar de qué fascismo hablamos en Venezuela, de qué nazismo, si somos una mezcla. No, el fascismo no es política, es una forma perversa y opresiva del poder. Y el nazismo no es una ideología sino un instrumento inhumano para sembrar odio y formar la base terrorista de apoyo de esta forma o modelo político como el fascista. La ideología debe tener un concepto, un concepto humano, porque todos lo somos. Por esto la lucha contra el fascismo que está promoviendo el presidente Nicolás Maduro Moros es muy importante. Es otro tema muy especial en nuestra relación bilateral, y por eso estamos agradecidos con el Presidente cuando dijo —tengo una grabación de sus palabras— que vamos a celebrar aquí este octogésimo aniversario de la gran victoria de la Gran Guerra Patria en toda Venezuela. Y hasta en estos aspectos ideológicos muy importantes no solo coincidimos sino que también luchamos, hombro con hombro. 


Fotografías de David Borges Revilla. 

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