Un documento desclasificado de la dictadura de José Rafael Videla revela cómo el régimen, a través de la Directiva N° 1 de Difusión al Exterior, controlaba todo lo que se decía del país en el marco de la Copa Mundial de Argentina 1978. La función de ese departamento era reemplazar todo con información prefabricada para contrarrestar lo que se conocía como la "Campaña Antiargentina".
Página/12 señala que el Mundial fue usado para blanquear la última dictadura del país suramericano, así como para desviar la atención mientras se violaban de modo sistemático los derechos humanos. El documento fue desclasificado en 2015 por la cancillería argentina.
En los tiempos de la dictadura, la cancillería estaba controlada por la Marina, que se encargó de enviar cartas a varias embajadas.
"Del texto se desprende la misión de ejecutar una operación para 'explotar todos los eventos' que pudieran presentarse. El primero que menciona es el Mundial '78 seguido por congresos y actos culturales", refiere el medio argentino. Las tareas eran buscar espacios en cines, clubes, restaurantes y hoteles para aprovechar 'los medios que serán previstos oportunamente'".
Cuando se hablaba de presos políticos y represión, se sustituían esos términos por subversión marxista y otros "que lleven a confusión en el exterior". El esfuerzo por tapar el genocidio incluía visitas de deportistas célebres a Argentina, la redacción de un boletín diario de la Cancillería, la cooperación en la acción cultural realizada por las embajadas y la dedicación exclusiva de un funcionario en cada sede diplomática para difundir la prensa propia.
Todo este aparato de propaganda se hizo con el aporte de la consultora estadounidense Burson-Marsteller. Con ella se firmó un contrato el 11 de enero de 1978 para promover inversiones en Argentina, el génesis de la deuda externa del país austral.