Sáb. 27 Julio 2024 Actualizado ayer a las 4:35 pm

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Es importante analizar con una mirada más amplia la decisión del gobierno venezolano de no encarcelar a Juan Guaidó (Foto: Archivo)

Por qué no está preso Juan Guaidó

La huida de Juan Guaidó de Venezuela ha sido objeto de controversia en los últimos días. A pesar de que se abrieron más de 20 investigaciones en su contra por delitos como usurpación de funciones, corrupción, legitimación de capitales, tráfico de armas y terrorismo, así como traición a la patria, el gobierno venezolano decidió no encarcelarlo.

En este contexto muchos se preguntan por qué Guaidó no está preso. La respuesta a esta interrogante tiene que ver con una serie de factores que van más allá de la simple aplicación de la ley.

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Juan Guaidó llegó a Miami, dónde nadie lo recibió (Foto: CNN)

En primer lugar es importante entender el papel de Juan Guaidó en la crisis política y social que se desató en Venezuela: Su figura fue utilizada por sujetos políticos y económicos que —aún— buscan imponer sus intereses en el país.

En concreto el poder real oculto detrás de Guaidó está conformado por un conjunto de factores extranjeros. Por un lado están las empresas petroleras radicadas en Estados Unidos, que buscan controlar los recursos energéticos del país sudamericano para obtener beneficios económicos. Además el Departamento de Estado y la Casa Blanca también tienen un papel importante en la estrategia de Guaidó, así como las grandes estructuras financieras de Europa y Estados Unidos.

Ante esta situación Venezuela se hallaba en una compleja encrucijada ya que debía enfrentarse a los intereses de estos actores externos sin poner en riesgo su propia soberanía y estabilidad política. En ese sentido la decisión de no encarcelarlo se puede interpretar como un intento de evitar una confrontación directa con estos poderes externos.

El cuadro debe ser analizado en una panorámica más amplia. Es cierto que la medida es tentadora porque habría remoralizado el chavismo por un corto lapso, pero es necesario ver lo que ocurre al contrario, cuando una figura del antichavismo va perdiendo fuerza por los propios errores de ese sector. La experiencia con estos casos demuestra que cuando huyen del país y pretenden hacer política desde afuera caen en la irrelevancia, en el ostracismo, pierden credibilidad y terminan siendo odiados por sus seguidores. Antonio Ledezma, Julio Borges y Leopoldo López son claros ejemplos de ello.

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El Leopoldo López "en el exilio" tiene mucha menos relevancia política que la que tuvo el Leopoldo López encarcelado (Foto: El País)

Hay que señalar otro elemento a los motivos que le restan sentido estratégico al encarcelamiento de Guaidó: El gobierno venezolano está en estos momentos en una posición de ventaja frente a sus detractores gracias a los altos precios del petróleo. Mientras que Estados Unidos está en una situación complicada con sus inventarios de combustible, a Venezuela le beneficia la necesidad de los norteamericanos de acceder a su petróleo para evitar que los precios de la gasolina se disparen aún más.

El lugar de desventaja donde se ubica la administración de Joe Biden fue propiciado por sus propias acciones, específicamente debido a su campaña de guerra contra Rusia, la cual ha influido sobre los precios de los combustibles y los ha llevado a niveles históricos. Si esto se mantiene hasta las elecciones presidenciales, podría jugar en contra de la reelección de Biden, quien ya ha anunciado su candidatura. Esto lo ha conducido a querer negociar con Venezuela la imposición de las "sanciones" para poder tener acceso al petróleo y acrecentar el volumen de mercado de la costa del golfo de México.

La fotografía del momento actual es la del presidente Nicolás Maduro exigiéndole al gobierno estadounidense las condiciones para ir a un proceso de diálogo y negociación. Es el mundo petrolero, financiero y energético de Estados Unidos el que está necesitando de Venezuela, pidiendo su participación, y no al revés.

No hay que dejar de subrayar lo efímero que fue el momento cumbre del "proyecto Guaidó", quien perdió credibilidad en el ámbito internacional y en el mismo seno de la oposición venezolana casi desde el principio. Su autoproclamación como presidente interino en enero de 2019 no tuvo el respaldo de la mayoría de los países del mundo, solo del fundador de ese proyecto, Estados Unidos, y los gobiernos aliados y subordinados en la Unión Europea y algunos de Latinoamérica; el lanzamiento del supuesto "ingreso de ayuda humanitaria" de febrero quedó desarmado en pocas horas; y el intento de llevar a cabo un golpe de Estado en abril tuvo prácticamente cero apoyo de la población y finalmente fracasó.

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El 30 de abril de 2019 fue el principio del fin del "proyecto Guaidó" (Foto: Archivo)

Llevar a la cárcel a Guaidó podría haber revivido la operación destituyente y la habría puesto en un nivel de mucha mayor relevancia. En cambio, el gobierno venezolano siguió una ruta política con la que consiguió destrabar una situación que ningún otro país ha enfrentado antes, y lo hizo con el menor costo posible.

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