Dom. 22 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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Edificio sede de la Usaid (Foto: Archivo)

Las primarias como producto del ecosistema USAID

Las primarias que planifica un sector de la oposición venezolana son, más que un evento político, el detonante de un plan de cambio de régimen que adelanta Washington y que tiene como operadores al G3+1, hoy nucleados en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD). En este sentido, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) tiene un papel esencial en la coordinación directa e inyección de recursos para el evento, tal como lo confesó a finales del año pasado la actual administradora asistente para América Latina y el Caribe de la mencionada agencia, Marcela Escobari.

El 15 de septiembre de 2022 la funcionaria ofreció un testimonio ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos en el que evalúa la política de esa agencia sobre Venezuela.

Confesiones que son directrices

La Usaid forma parte del aparato de injerencia de Estados Unidos mediante programas de apoyo financiero y formación, con los que tiene varios años influyendo en los asuntos internos de Venezuela, cada vez con menos discreción.

Su directora es Samantha Power, promotora de la intervención militar en Libia y de la interpretación (más) beligerante de la doctrina R2P (responsabilidad de proteger). Su discurso contra Venezuela se ha enfocado en la explotación mediática de la "crisis migratoria" producto de la "vulneración a los derechos humanos", de acuerdo con el catecismo ampliamente difundido por las vocerías estadounidenses.

El testimonio de Escobari, subalterna de Power, fue analizado en otra publicación de esta tribuna y describe las acciones que tomaría la Usaid en 2023 a partir de dos puntos:

  1. El fracaso de la "operación Guaidó".
  2. Los pasos que ha dado el gobierno del presidente Nicolás Maduro para restablecer el orden político y lograr un marco para la recuperación en el sector económico, aun con el bloqueo asentado sobre el país.

Sin embargo, lo esencial del documento está en su exposición de las principales características del plan de la Usaid sobre Venezuela para 2023. Se refiere a "tres áreas para promover la unidad de la oposición y presionar para mejorar las condiciones electorales". Allí dice que seguirá apoyando al "gobierno interino", pero el elemento clave consiste en el impulso a la iniciativa de unas primarias con vistas a la posterior participación en las elecciones presidenciales.

Escobari, quien utilizó cinco veces la palabra "presión" durante su intervención, indicó que la agencia estaba enfocada en las "elecciones presidenciales en 2024 y las elecciones legislativas y regionales en 2025", y que la disputa comicial interna era una oportunidad para que la oposición "reconstruya la unidad y recupere el impulso".

La directriz de la Usaid consistió en admitir abiertamente que apoyaría la formación de un candidato en el antichavismo, por lo que queda claro que cada paso o decisión respecto a ese evento cuenta con el aval de Washington. La decisión de ir a primarias y a comicios presidenciales es de Estados Unidos, aun cuando la otrora oposición abstencionista dice que en 2024 participará en unas "elecciones no libres".

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El triunfo de un inhabilitado en las primarias sería el regreso del formato de revolución de color que ya se aplicó en 2014 y 2017 (Foto: Telemundo)

También, es una prerrogativa de la Casa Blanca la decisión de rearmar la oposición para un posible conflicto político, con los eventos electorales como justificación. Por esa razón se han inscrito varios precandidatos inhabilitados para postularse a cargos públicos pero, como ha dicho el presidente Maduro, lo que subyace en el asunto de las primarias es el regreso del formato de revolución de color que ya se aplicó en 2014 y 2017.

El plan de Estados Unidos consistiría en forzar escenarios de desestabilización, caos y violencia en el país en caso de que sus intereses no se impongan con la agenda de las primarias.

Los ciclos del ecosistema Usaid

El Woodrow Wilson International Center for Scholars (Wilson Center), un think tank muy influyente en los marcos decisorios de Estados Unidos, publicó a comienzos de este año el informe "Venezuela en 2023 y más allá: trazando un rumbo distinto", donde describe una serie de directrices para concretar una estrategia sobre Venezuela a raíz del fracaso de la "máxima presión". Trayéndolo a colación hacia los terrenos de las primarias, la movilización de organizaciones no gubernamentales (ONG), cercanas o directamente financiadas por la Usaid y otras agencias hermanas, operarían como escuderas durante el proceso de ruta electoral opositora, despliegue que abarcaría distintas zonas del país como táctica esencial.

El fortalecimiento de las ONG se perfila como un medio para reflotar la base política opositora y aparece como opción frente al deterioro de la percepción pública de sus partidos. La consigna "Yo llego hasta el final" utilizada por María Corina Machado es la continuidad no declarada de los mismos actores que agotaron "todas las formas de lucha" y "todas las opciones sobre la mesa" hasta el desgaste actual, instalado como clima político entre la población que apoyaba sus esfuerzos de "cambio de régimen" en Venezuela.

Las ONG pudieran nuclear a esa parte de la población opositora no activa en la agenda electoral manteniendo el relato de la violación de derechos humanos en Venezuela y apuntaladas por los medios de comunicación, otro elemento del ecosistema Usaid.

En ese sentido, Escobari sostuvo que la intención consiste en financiar corporaciones mediáticas que sirvieran de plataforma para darle mayor cuerpo a la agenda instalada como discurso opositor.

Es un ciclo que se repite. En 2021 un informe del inspector general de la Usaid revelaba que la "ayuda humanitaria" que se intentó ingresar a Venezuela en febrero de 2019 "fue motivado por el intento estadounidense de provocar un cambio de régimen más que por un análisis técnico de las necesidades y la mejor manera de ayudar a los venezolanos que lo requerían", si bien se repitió hasta el hartazgo, con amplificadores mediáticos, que el fin era altruista y desinteresado.

Lo mismo, bajo otro clima político, sucede actualmente. El Wilson Center propuso en su informe una sustitución de la "máxima presión", instrumentada durante la administración de Donald Trump, por un tipo de presión híbrida, al estilo del smart power usual en las administraciones demócratas, "combinando presión y concesiones, en distintas maneras y en momentos diferentes", calibrando el uso de "sanciones" ilegales con el avance de las negociaciones.

Por ello, el documento indica que "la oposición democrática no debería perder de vista la probable utilidad de organizar manifestaciones de calle […] para aumentar el apalancamiento de la oposición", sin que ello, afirma, entre en contradicciones con el apoyo a los escenarios de negociación que, al momento de la publicación del informe (diciembre de 2022), todavía estaba en vigencia.

La meta es sacar a la oposición del foso de la irrelevancia y la desconexión política, adonde cayó tras el fracaso del "interinato".

Cómo aumentar la conflictividad

Para aumentar el malestar y la presión en las calles, las MCU están en la carta del día. De allí deriva la resistencia de Estados Unidos por liberar los más de 3 mil millones de dólares en fondos de la República secuestrados en bancos internacionales, medida pactada en México producto de la mesa de diálogo y negociación. Se trata de un cálculo político de la Casa Blanca, con parte de la oposición de cómplice.

De acuerdo con el Wilson Center, la asfixia económica intensificaría el malestar económico de la población, limitaría el margen de maniobra del gobierno nacional e impediría que la recuperación económica gestionada por el gobierno avance al ritmo que exigen las aspiraciones y expectativas del país. Por lo tanto, el "éxito opositor" sería que el año 2023 estuviese marcado por la angustia social en el campo económico. Es el único capital político que tiene a la mano.

Estados Unidos presiona económicamente mientras acelera la canalización de recursos hacia el ecosistema Usaid en el terreno venezolano; de esta manera, las recomendaciones del Wilson Center pueden encontrar un terreno propicio para desarrollarse.

Con el financiamiento y formación de ONG y medios de comunicación abiertamente antichavistas, la Usaid tiene nexos directos con las primarias. Pero también hay precandidatos de partidos como Primero Justicia y Voluntad Popular vinculados a las tramas de corrupción del "proyecto Guaidó" —en parte financiado y apoyado por la Usaid en su momento—. Es un círculo vicioso.

Por lo tanto, puede considerarse que las primarias y todo su despliegue de negociaciones, disputas, insultos y compra-venta de lealtades son medio y ruta para la escalada de un posible conflicto en Venezuela, y no un fin en sí mismo.

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