Mié. 29 Octubre 2025 Actualizado 12:20 pm

comité centro partido comunista chino

Pensar estratégicamente el interés colectivo en un tiempo dominado por la contingencia (Foto: CGTN)

El XV Plan Quinquenal diseña el futuro no solo de China

Entre el 20 y el 23 de octubre se celebró en Beijing la cuarta sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), órgano compuesto por aproximadamente 300 miembros que anualmente se reúnen para definir las grandes líneas políticas del partido, y cuyas deliberaciones determinan la orientación estratégica de la República Popular China.

Tal sesión plenaria acaparó la atención internacional dado que en ella se sometieron a discusión los lineamientos fundamentales del XV Plan Quinquenal (2026-2030), el cual será debatido y aprobado a principios del año próximo por la Asamblea Nacional del Pueblo y marcará los principios rectores del desarrollo económico, social y tecnológico del país durante el quinquenio entrante.

En un contexto internacional caracterizado por la agudización de las tensiones geopolíticas y una transición proclive al mundo multipolar, donde persisten incertidumbres económicas agudas, acelerados cambios tecnológicos y conflictos globales, las decisiones adoptadas en esta plenaria no solo definirán la trayectoria interna de China sino que también tendrán un impacto significativo en la dinámica económica y política mundial.

La importancia de la IV Sesión Plenaria

La cuarta sesión plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) adquiere una relevancia particular al definir la dirección estratégica del XV Plan Quinquenal (2026-2030), que orientará la economía emergente más grande del mundo durante un periodo decisivo para la modernización socialista planteada hacia 2035.

La atención internacional sobre esta sesión refleja la profunda integración de China en el sistema mundial: el país es hoy el primer o segundo socio comercial de la mayoría de las naciones, primer productor manufacturero mundial y motor del dinamismo económico global. Por ello los debates los próximos cinco años en China no solo moldearán la trayectoria interna del país sino que también tendrán un impacto significativo en la economía y la política mundiales, que abre oportunidades y despierta esperanzas en Sur Global, al tiempo que preocupación en el Norte Global.

El XIV Plan Quinquenal de China (2021-2025) ha mostrado resultados extraordinarios, incluso frente a desafíos de gran magnitud como los efectos de la pandemia de covid-19 que paralizaron la economía mundial, el aumento de las tensiones geopolíticas globales —con especial impacto en las cadenas de suministro alimenticias y energéticas, de las cuales China es peligrosamente dependiente— y las repercusiones de la guerra comercial impulsada por la administración Trump, que incluyó amenazas, bloqueos y sanciones contra países con crecientes relaciones económicas con China.

A pesar de este contexto adverso, la economía china experimentó un crecimiento sin precedentes: entre 2021 y 2024, medida en paridad de poder adquisitivo (PPA), China fue la economía que nominalmente más se incrementó en el mundo al aportar aproximadamente 20% del crecimiento económico global total, frente a 13% de Estados Unidos. Durante ese lapso el PIB chino aumentó 8,75 billones de dólares, mientras que el estadounidense lo hizo en 5,5 billones, cifra que amplió la diferencia entre ambas economías desde 5,76 billones de dólares en 2021 hasta 9,01 billones en 2024, y consolidó la ventaja de China como principal motor del dinamismo económico mundial.

Habiendo cumplido ya en 2021 la meta del primer centenario de la fundación de su partido comunista, consistente en erradicar la pobreza extrema y construir una sociedad modestamente acomodada, China se encamina ahora hacia la materialización de la modernización socialista básica para 2035 aspirando a convertirse en un país socialista moderno en todos los aspectos para 2049, cuando se cumpla el centenario de la república popular. En este marco el XV Plan Quinquenal representa una etapa crítica de cara a consolidar logros, reforzar estructuras estratégicas y proyectar los esfuerzos necesarios en aras de alcanzar los objetivos nacionales e internacionales para continuar el camino, a paso paciente pero seguro, hacia el sueño chino de rejuvenecimiento nacional.

La planificación en China: oportunidades estratégicas

No es ninguna novedad decir que la planificación constituye un pilar estratégico en la República Popular China. Como nos mostró Francois Jullien, podemos rastrear en autores clásicos de esa cultura como Sun Tzu dicha idea. De hecho, el primer capítulo de El Arte de la Guerra se titula "計篇" (Jì Piān), traducido habitualmente como "Planificación" o, simplemente, "Plan"; en dicho apartado el autor enfatiza la importancia de conocer el terreno, las fuerzas propias y las del enemigo, así como las condiciones generales antes de actuar.

Sin embargo, a diferencia de Occidente, en China la planificación es concebida no como simple elaboración de un modelo a aplicar sino como un proceso dinámico de evaluación y sopesamiento de la realidad concreta. Los planes quinquenales chinos, en este sentido, describen objetivos, estrategias, prioridades y orientaciones políticas en diversos ámbitos, pero lo hacen partiendo de la flexibilidad: buscan identificar los "factores facilitadores" y aprovechar la "ventana de oportunidades" ofrecidas por las circunstancias para acelerar cuando es necesario, y "mantener un perfil bajo" —como señala la famosa frase de Deng Xiaoping— cuando el momento se torna inoportuno.

Esta concepción ayuda a entender la persistencia y adaptabilidad de los planes quinquenales: más que hojas de ruta inamovibles son marcos de orientación capaces de ajustarse a coyunturas internas y externas. De hecho, entre 1953 y 2001 —lapso que abarcó 10 planes quinquenales— se los denominó 五年划 (wǔ nián jìhuà), "plan de cinco años", y desde 2006, bajo Hu Jintao, se los redefine como 五年划 (wǔ nián guīhuà), enfatizando su carácter de directriz o regulación flexible. Esta modificación de 计 (jì) por  (guī), aunque pueda parecer menor, representa la idea de "plan" entendida como una orientación flexible y adaptable al contexto que, aunque guiado por directrices estratégicas, puede ser adaptable a las coyunturas cambiantes del actual momento geopolítico.

Aplicada al XV Plan Quinquenal, esta concepción implica que los debates actuales no buscan solo proyectar metas lineales para 2026-2030 sino también evaluar activamente tendencias nacionales e internacionales, identificar oportunidades estratégicas y preparar a China para actuar con eficacia hacia la modernización socialista de 2035, guiando la iniciativa histórica más que intentando predecirla.

Centralismo democrático: participación y dirección estratégica

El XV Plan Quinquenal refleja no solo objetivos económicos y sociales del pueblo chino, sino que encarna la práctica del centralismo democrático, principio fundamental del Partido Comunista de China. Este enfoque combina la unidad y disciplina central del Partido con mecanismos de consulta y participación, permitiendo que la formulación de políticas incorpore múltiples voces sin comprometer la coherencia estratégica del Estado. En este marco, el Plan Quinquenal no es impuesto desde arriba hacia abajo, sino que es resultado de profundas deliberaciones que emanan desde los distintos rincones de China, incluyendo las perspectivas de las 56 etnias que conforman la República Popular, los trabajadores urbanos, el campesinado rural, el empresariado emergente (las fuerzas avanzadas de la producción) y los intelectuales (las fuerzas avanzadas de la cultura).

Entre el 20 de mayo y el 20 de junio de 2025, se llevaron a cabo consultas públicas masivas a trabajadores, expertos y empresarios, mediante las cuales se recibieron más de 3.113 millones de sugerencias. Estas aportaciones proporcionaron información valiosa sobre prioridades sociales, desarrollo tecnológico, medio ambiente y bienestar, sirviendo como referencia para ajustar las directrices del Plan Quinquenal. Paralelamente, los departamentos internos del Partido y los comités provinciales analizaron y evaluaron estas contribuciones junto con estudios técnicos de académicos y think tanks, siguiendo la lógica china de planificación: identificar factores facilitadores, aprovechar oportunidades y adaptar las estrategias a las tendencias nacionales e internacionales.

Los más de 300 representantes del Comité Central del Partido Comunista de China, que en esta oportunidad debatieron los lineamientos estratégicos del XV Plan Quinquenal, son expresión de la diversidad tanto étnica, regional, económica y social del pueblo chino. Ellos prepararon el terreno para que, entre febrero y marzo, los más de 3.000 representantes que conforman la Asamblea Nacional del Pueblo terminen de darle forma al nuevo Plan Quinquenal.

Así, el centralismo democrático no se limita a un principio formal, sino que se traduce en un proceso dinámico de interacción entre dirección central y aportes locales y sociales, asegurando que el XV Plan Quinquenal sea al mismo tiempo flexible, participativo y coherente con los objetivos de modernización socialista hacia 2035.

Comprender la coyuntura para planificar el futuro

No existe en China planificación en abstracto. La formulación del XV Plan Quinquenal parte de un diagnóstico integral del contexto nacional e internacional, concebido como condición indispensable para orientar la planificación estratégica. Decíamos que en la tradición política china, planificar implica primero estudiar la situación en su totalidad: evaluar con precisión las tendencias históricas, los factores favorables y los riesgos emergentes.

En este marco, desde el Partido Comunista de China se sostiene que el país atraviesa una "etapa de cambios sin precedentes en un siglo", donde las oportunidades y desafíos coexisten y se transforman con rapidez. En el plano nacional, el reconocimiento de que "las principales contradicciones de la sociedad han cambiado" resume un giro profundo: el desafío ya no es solo crecer, sino equilibrar, innovar y mejorar la calidad del desarrollo, atendiendo las demandas de una población que busca una vida mejor en un contexto de inestabilidades globales, tensiones ambientales y diferencias regionales.

En el plano internacional, el diagnóstico oficial señala un entorno caracterizado por una multipolarización acelerada, la fragmentación de la globalización, el ascenso de nuevas tecnologías y el aumento de la inestabilidad geopolítica. Este cuadro exige una lectura dinámica del mundo, capaz de identificar oportunidades en medio de la incertidumbre.

Eje I del nuevo plan: innovación y nuevas fuerzas productivas de calidad

En sintonía con los objetivos estratégicos promovidos por la República Popular China para las próximas décadas, el XV Plan Quinquenal situará la innovación tecnológica y el desarrollo de nuevas fuerzas productivas de calidad en el núcleo de la estrategia de modernización china para el próximo quinquenio. Estos conceptos, junto con el de "desarrollo de alta calidad", reflejan una transición estructural: el paso de un modelo impulsado por la expansión cuantitativa a otro basado en la eficiencia, la creatividad y la sostenibilidad.

Durante el XIV Plan Quinquenal, China consolidó una posición de liderazgo en sectores estratégicos (desde la exploración espacial con Tiangong y Chang’e, hasta la inteligencia artificial, los vehículos eléctricos y la robótica avanzada), transformándose en una de las fuentes de innovación más dinámicas del planeta. En los próximos cinco años, la planificación económica y la gobernanza estatal buscarán fortalecer ese impulso mediante reformas institucionales, inversión en I+D y modernización industrial. Con más de 510.000 millones de dólares invertidos en investigación y desarrollo en 2024, el país proyecta ampliar el peso de su economía digital, que ya representa un 10% del PIB, y elevar al 17% la participación de las nuevas industrias.

El fortalecimiento de las "nuevas fuerzas productivas" implica también reducir la intensidad energética, optimizar la estructura productiva y anticipar las industrias del futuro, entre las cuales se encuentran la inteligencia artificial avanzada, la robótica, computación cuántica, biotecnología avanzada y medicina personalizada, la industria aeroespacial y exploración espacial y las tecnologías de comunicación de sexta generación (6G). Así, la innovación se convierte no solo en motor del crecimiento, sino en principio ordenador de la gobernanza económica y piedra angular del camino hacia la modernización socialista.

Eje II del nuevo plan: desarrollo equilibrado, coordinado y verde

Uno de los pilares del XV Plan Quinquenal será la búsqueda de un desarrollo equilibrado, coordinado y verde, orientado a reducir las brechas territoriales y avanzar hacia una modernización inclusiva y sostenible.

En el pensamiento chino de planificación, el país se concibe como "un solo tablero de ajedrez" (全国一盘棋): cada región, cada sector y cada nivel de gobierno deben actuar de forma articulada dentro de una estrategia nacional común. Este principio guía las políticas destinadas a promover la coordinación regional, la revitalización integral del campo y la integración urbano-rural, buscando que la prosperidad se distribuya de manera más equitativa entre las zonas costeras desarrolladas y el vasto interior del país.

En el nuevo quinquenio, la expansión de la demanda interna se consolidará como el motor central del crecimiento, apoyada en medidas para dinamizar el consumo, aumentar la inversión productiva y estimular la innovación local. Paralelamente, el país profundizará su transición ecológica, fortaleciendo industrias limpias, energías renovables y tecnologías ambientales. China, que ya lidera sectores clave de la economía verde, aspira a combinar desarrollo y sostenibilidad, demostrando que la prosperidad material y el equilibrio ambiental no son metas contrapuestas sino componentes de un mismo proyecto histórico.

De este modo, el XV Plan Quinquenal apunta a un crecimiento más armónico: territorialmente integrado, socialmente inclusivo y ecológicamente responsable.

Eje III del nuevo plan (III): prosperidad común

La prosperidad común se consolida como una de las ideas rectoras del XV Plan Quinquenal, expresión de un principio esencial del pensamiento chino contemporáneo: el desarrollo centrado en las personas. Este enfoque coloca al bienestar de la población en el corazón de la estrategia nacional, no como un resultado colateral del crecimiento, sino como su propósito fundamental.

En el marco del nuevo plan, la prosperidad común implica avanzar hacia una distribución más equilibrada de los ingresos, fortalecer la red de seguridad social, garantizar el acceso equitativo a la educación, la salud y la vivienda, y consolidar un sistema de gobernanza orientado a la justicia y la inclusión. Se busca que el progreso económico y tecnológico se traduzca en mejoras concretas en la vida cotidiana, reduciendo las brechas entre regiones, entre campo y ciudad, y entre distintos sectores sociales. Este ideal, arraigado en la tradición socialista china, se actualiza hoy como una respuesta a los desafíos del siglo XXI: desigualdad, exclusión y fragmentación social.

En el plano internacional, el modelo chino propone una alternativa a la lógica de exclusión y desigualdad que domina la globalización neoliberal, demostrando que una nación de más de mil millones de habitantes puede aspirar a la equidad como horizonte civilizatorio, al tiempo que contribuye a construir una comunidad de destino compartido para la humanidad. Así, la prosperidad común no es solo una meta nacional, sino una contribución al debate global sobre qué significa el desarrollo en una era de incertidumbre y cambio.

China, arquitecta del futuro

El XV Plan Quinquenal expresa la voluntad de China de pensar estratégicamente en un tiempo dominado por la contingencia. Frente a un orden mundial en transición, el país se propone articular desarrollo interno y proyección global mediante un diagnóstico integral de sus capacidades y limitaciones. No se trata solo de crecer, sino de preservar cohesión social y estabilidad política en un mundo en transición sistémica. En esa clave, la planificación quinquenal reafirma la centralidad del Estado como arquitecto del futuro y como garante del interés colectivo.


Este artículo se publicó originalmente en Tektónikos el 28 de octubre de 2025.

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