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Gauden Galea, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en China, a finales de febrero su organización elevó la clasificación del riesgo del Covid-19 a “muy alto”, no sólo para China sino para el resto del mundo, lo que implicaba que todos los países debían prepararse para una transmisión comunitaria de gran escala.
Desde inicios de año, China, como “zona cero” del brote, comenzó a acumular una experiencia que, en buena medida, fue desestimada por varios países que hoy son foco crítico de la crisis sanitaria, como por ejemplo Italia, España y Francia. Precisamente el nudo crítico de la pandemia se ha desplazado a Europa, delineando así las claras diferencias en el tratamiento al problema entre oriente y occidente.
Según el funcionario, “estamos buscando de qué forma podemos comunicar mejor la experiencia de China para que otros países entiendan y se beneficien de ella y sepan cómo funcionó”. En este sentido, las medidas drásticas de control son las que definen la diferencia entre el desarrollo de una gestión controlada de la crisis, o el caos sanitario exponencial.
Proyecciones y esquemas estadísticos
Está siendo determinante para los gobiernos tomar decisiones a pequeña y gran escala para contener la crisis, especialmente mediante la intención de aplanar la curva ascendente de casos del virus, lo cual guarda una relación directa con la capacidad de los sistemas de atención médica y con la consolidación de la tasa de mortalidad.
En el gráfico anterior puede apreciarse cómo el patrón de multiplicación de casos puede colocar a los sistemas de salud en jaque. Evitar esto es el objetivo de los gobiernos que están abordando la crisis.
Sin embargo, para ello es indispensable el sentido de anticipación para la toma de medidas, cuya importancia puede apreciarse a continuación en el siguiente gráfico.
Como es apreciable en la imagen, las posibilidades de una gestión efectiva de las propagaciones, y, en consecuencia, el tratamiento de pacientes y reducción de la probabilidad de mortalidad, se amplifican en la medida en que los gobiernos se apresuran a tomar medidas drásticas de cuarentena y aislamiento social.
La línea roja dibuja los escenarios y situaciones actuales de los países que hasta el día de hoy no han tomado medidas. Entre estos países podrían señalarse Reino Unido y México, donde sus gobiernos han desestimado abiertamente la crisis.
Mientras que la línea azul está reflejando justamente el caso de países que al día de hoy, aunque han tomado medidas, lo están haciendo de forma tardía, caso Italia, España y Francia, los cuales han aplicado acciones luego de ver abarrotados sus sistemas de salud. Estos países tienen la salvedad de que a esta fecha aún no han alcanzado un pico máximo de casos detectados, por lo tanto su línea seguirá en ascenso.
La línea amarilla, en cambio, podría definir la situación de países como Venezuela, que se ha anticipado a asumir acciones drásticas de cerco epidemiológico y contención a gran escala. Esta línea es hipotética y podría cambiar de tendencia en la realidad. Pero ello depende de la efectividad de las medidas que están en curso justo ahora, cuando los casos de Covid-19 están comenzando a detectarse y ya hay una política nacional de aislamiento social y cuarentena en la totalidad del territorio.
Contención, cuarentena y oportunidad
Un grupo multidisciplinario de académicos de varias universidades estadounidenses y de otros países determinaron que aunque China oportunamente ha logrado detener la expansión masiva del virus, la nación asiática habría evitado el 95% de los casos de coronavirus de haber impuesto la cuarentena tres semanas antes. Lo han publicado en un informe que, reconocen, todavía merece opinión de la comunidad científica.
Los científicos partieron de un total de 114.325 casos registrados en la China continental para el 29 de febrero. Según sus estimaciones, de haber tomado medidas de contención una, dos o tres semanas antes, las autoridades habrían conseguido evitar un 66%, un 86% y un 95% de nuevos contagios, respectivamente.
Sin embargo, acorde al mismo modelo de proyección estadística que emplearon, los investigadores señalaron que si Beijing hubiera impuesto la cuarentena obligatoria una, dos o tres semanas más tarde, el número de los casos podría haberse triplicado, septuplicado y multiplicado por 18, respectivamente, según los cálculos.
Los investigadores reseñaron gráficamente estos escenarios:
Básicamente el factor que hizo la gran diferencia en la contención del virus, al día de hoy, fue la aplicación de una cuarentena con el sentido de oportunidad con que se decretó la medida. Aún para inicios de enero, las autoridades chinas no tenían claridad plena del comportamiento del virus y su velocidad de transmisión, factor que interfirió en que la cuarentena no se aplicara antes. Fue el avasallamiento de los sistemas de salud, y la multiplicación exponencial de casos, lo que determinó la aplicación de medidas drásticas.
La pregunta para los gobiernos es ¿cuándo exactamente hay que tomar medidas? ¿Cuándo se define la oportunidad exacta para hacerlo? La respuesta yace en el caso chino y no necesariamente responde a un parámetro estadístico. Cuanto antes, mejor. La anticipación y la consistencia juegan a favor. Pese a la experiencia de China, Italia, España y Francia han sucumbido progresivamente a la enfermedad; tomaron medidas modestas y a destiempo, dado que sopesaron los riesgos en la economía y dilataron decisiones cruciales por razones políticas.
Tal parece que esa será la tendencia de otros países de Europa como Reino Unido y Alemania. Es decir, probablemente serán dentro de unas semanas un epicentro crítico tal como lo son hoy Italia y España. La dilación y la respuesta lenta de acciones que están tomando los gobiernos. Apenas este 17 de marzo es cuando la Unión Europea ha decidido cerrar totalmente sus fronteras. Pero ello no implica proliferación por movilidad interna en los países.
Estados Unidos sería otro país que probablemente sufrirá la crisis a profundidad. En una conferencia telefónica dirigida a unos mil 500 de sus clientes, el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs desplegó a un conjunto de analistas para proyectar escenarios sobre el avance del Covid-19 en ese país y concluyeron que llegaría a contagiar al 50% de los estadounidenses –cerca de 150 millones de personas– y alcanzaría su punto máximo en las próximas ocho semanas.
Agregaron que en Alemania un 70% de la población sufriría contagio. Ángela Merkel también estimó públicamente que entre 50 y 70 millones de alemanes pueden infectarse. Goldman Sachs reafirmó la tesis de que los climas cálidos ayudan a atenuar el alcance del virus y que las disminuciones de contagios en esos países tendrán lugar desde mayo.
Por ende, los factores de anticipación de medidas drásticas son en suma los factores que hacen la diferencia entre la regulación de los efectos del virus o el avasallamiento.
Las medidas de Europa a China
El planteamiento a continuación va en retrospectiva. Es necesario señalar qué no hicieron y qué no están haciendo algunos países de Europa, para luego ilustrar qué hizo y sigue haciendo China en su lucha contra el virus.
Europa
Fallido cerco epidemiológico focalizado. Italia, España y Francia, inicialmente emprendieron el esquema de contención focalizada acorde a los protocolos de la OMS, es decir, la detección de casos en instalaciones aeroportuarias y el aislamiento de los que se encuentran bajo sospecha. Sin embargo, fallaron al subestimar el patrón y forma de proliferación del virus. A mediados de enero y hasta inicios de febrero, cuando las autoridades creían tener contenido el virus al retener y confinar personas bajo sospecha o confirmadas, ya había proliferación sin que las autoridades lograran detectarla, acentuándose la multiplicación de “casos ocultos” o “casos reales”: casos “no confirmados”.
Dilación. Los países europeos han sopesado los desmanes económicos por medidas restrictivas del flujo de personas a gran escala. Europa occidental, especialmente los países de la Unión Europea, son de libre tránsito y con alta afluencia turística, lo cual los hizo permeables. De ahí que la dilación a las medidas de contención le dio tiempo al virus para multiplicarse.
También, las razones políticas dilataron la oportuna toma de decisiones. Por el carácter exponencial en el patrón de proliferación del virus, era cuestión de horas o días para que se tomaran acciones oportunas. Con decenas de casos ya registrados, Italia apenas se dispuso a limitar el flujo aéreo y hasta dilataron la decisión de cancelar (que finalmente se hizo) el carnaval de Venecia.
El resguardo y el distanciamiento como acto discrecional y/o individual. Italia y España invocaron a la civilidad y al “sentido común” de sus habitantes, instándolos a que permanecieran en casa y se protegieran del virus. Inicialmente delegaron a sus ciudadanos la responsabilidad de resguardarse por voluntad propia. Una característica de la cultura europea, de supuesta conciencia colectiva. Tal decisión fue un error fatal de cálculo en base a una sobrestimación propia del mundo desarrollado. La población no tomó en cuenta los llamados.
Sin embargo desde el 15 de marzo, España ya ha tomado decisiones en ese sentido por medidas de obligación. Han impuesto la presencia policial y militar, así como la imposición de multas y penas de cárcel a quienes injustificadamente rompan la cuarentena en algunas ciudades.
La progresividad y lentitud en las restricciones a la movilidad. Italia, España y Francia han aplicado acciones progresivas y a muy lento ritmo en la restricción a la movilidad y la aglomeración de personas. Por diversas razones económicas, demoraron la toma de decisiones. De hecho, algunos de esos países todavía están lejos, en algunas regiones, de las medidas que ya aplicó Venezuela. Apenas este 16 de marzo España decidió cancelar las corridas de toros.
No hay interrupciones plenas de actividades laborales. En estos países una inmensa parte de la actividad comercial se ha mantenido. De hecho, la gran limitación para muchos de permanecer en casa sigue siendo tener que ir a laborar. Los temores a las quiebras de empresas y pequeños negocios hicieron que los gobiernos decidieran mantener muchas actividades, pero bajo condiciones de protección de los trabajadores. Pero tales medidas parece que no están funcionando.
Sobre la materia laboral, España aprobó que las empresas hicieran despidos masivos para poder sostenerse de cara a la caída de sus actividades y también por los embates que está generando la caída mundial de las bolsas. El efecto ha comenzado en grandes empresas, pero será extensivo a las pequeñas actividades comerciales. Ello ha obligado a que pequeños comercios y empleados sigan en actividad por temor a una quiebra.
El factor socio-cultural. La falacia del mundo desarrollado ha impuesto la falsa tesis de que la población de Europa es civilizada y apegada a lo normativo. No obstante, la actual crisis está demostrando que esto no es del todo cierto. Prueba de ello es que, tal como ocurrió en Italia y en España y tal como ocurre justo ahora en Francia, buena parte de la población ha aprovechado la suspensión parcial de muchas actividades (como las académicas) para tomarse vacaciones y concurrir en lugares de fiesta.
El Covid-19 en los países europeos revisados ha llevado al límite las nociones que los respectivos gobiernos han tenido sobre la idea de que, por tratarse convencionalmente de sociedades con democracias y economías avanzadas, el reflejo iba a ser automático a lo largo de la sociedad. Pero lo que ha sido registrado hasta el momento del aumento exponencial de casos confirmados y las reacciones entre laxas, ambiguas, y recibidas con escepticismo en la población sobre la verdadera letalidad y peligro de la pandemia. Desmontan los propios mitos fundantes de los valores del neoliberalismo tardío y el presunto éxito de ese orden.
La forma con la que sus propias estructuras públicas en materia de sanidad han sido rebasadas por completo, como en Italia y muy pronto tanto en España como en Francia, ponen bajo escrutinio la competencia de estos países de disponer de un sistema que de por sí ya estaba en juego dentro del remate de la privatización y la eficacia del dogma financierista. Las consecuencias de estas acciones apenas comienzan a manifestarse.
China
Cerco epidemiológico focalizado. China también falló en el protocolo de la OMS, por razones propias del comportamiento del virus y su proliferación. El fallo ocurrió inicialmente, pero ahora, una vez consumada la contención masiva, la reducción de contagios a niveles mínimos y las recuperaciones de pacientes, han aplicado un cerco estricto no sólo de los casos bajo sospecha y pacientes, sino de sus entornos inmediatos, familiares y hasta comunitarios.
China aplica confinamiento en hogares de pacientes sin condición crítica bajo vigilancia médica 24/7, así como a sus familias y entorno comunitario más cercano. El confinamiento es total y prolongado, dado que se prolonga durante dos semanas luego de que un paciente se dé como recuperado, puesto que el virus puede transmitirse luego de curado el paciente.
China aplica un esquema de medicina directa al hogar como forma de contener la aglomeración en los centros de salud, los cuales se vieron abarrotados de casos críticos.
Dilación. Cuando se realizó el cierre de la ciudad de Wuhan (14 millones de habitantes) y luego la provincia de Hubei (62 millones de habitantes), China asumió la responsabilidad de desacelerar su economía y lidiar con todos los desencadenantes económicos en consecuencia. De ahí que extendieron medidas restrictivas, unas moderadas y otras severas, a lo largo de su extensa geografía.
Por razones políticas, el Partido Comunista Chino asumió sin cortapisas la conducción de la crisis, a diferencia de los sistemas occidentales. Es decir, el esquema de gobernanza estatal facilitó la toma de decisiones mediante criterios de premura, autoridad y verticalidad.
Resguardo y distanciamiento como medida de Estado. A diferencia de Europa, China no ha dejado que esta acción quede a discreción de sus ciudadanos. Por el contrario, acudió a acciones restrictivas obligatorias muy sólidas de disminución de la movilidad. Piquetes policiales con componente de servicios sanitarios, contención policial y militar en comunidades, suspensión del libre tránsito de personas en actividades no exentas de cuarentena, clausura de los sistemas de transporte masivo y la acción judicial sobre los infractores, fueron claves para imponer un estado de quietud generalizada.
Para garantizar que la población permaneciera en sus casas en la provincia de Hubei, el gobierno chino instrumentó conjuntamente con empresas una modalidad de entrega de alimentos en las puertas de las casas. Se sometió a la población a una dieta esencial y facilitó condiciones para la atención médica de modalidad primaria directo al hogar, esto con el fin de que las personas evitaran ir a centros médicos y que, en caso de estar sanos, contrajeran el virus. También para que estos lugares no se congestionaran.
Progresividad, consistencia y rapidez en la restricción de la movilidad. China dispuso un esquema de rápida acción de Estado en circunstancias excepcionales. Básicamente sólo permitieron una movilidad mínima de personas en actividades estrictamente exentas.
Interrupción de actividades laborales. En las zonas en cuarentena estricta se anularon una inmensa parte de las actividades económicas. En algunos casos, aquellas que podrían considerarse esenciales. Por obligatoriedad los trabajadores fueron confinados en sus casas, decretándose inamovilidad laboral para evitar despidos y se exigió a las empresas mantener el pago de salarios.
También se suspendieron los pagos de arrendamientos y servicios, así como la protección de integrantes de la economía informal y pequeñas empresas mediante asignaciones del Estado.
El factor socio-cultural. La sociedad china ha demostrado estar moldeada a la estructura esencial gestada en su modelo político y económico planificado. Ha habido una alta cohesión social y un apego a las directrices del Estado, alentada también por otras experiencias traumáticas como los pasados brotes del H1N1 y la gripe SARS. De ahí que han tenido, además de experiencia, un sentido de apego por la verticalidad de sus instituciones de gobierno.
Otro caso que observar: Corea del Sur
La nación asiática durante los primeros meses del año mantuvo un liderazgo en los niveles de contagio del Covid-19 fuera de China y ahora ha descendido de nivel. Además de ello es el país donde se ha reportado la menor mortalidad del virus, con 0,6 fallecidos por cada 100 contagios.
La respuesta exitosa de este país frente a la crisis se debe a un riguroso proceso de detección, dado el acceso que ha tenido el país a los kits de prueba, los cuales han aplicado de manera masiva frente a todos los casos catalogados de sospechosos. Al confirmar los casos, han aplicado medidas de cerco estricto a pacientes y realizaron pruebas a su entorno inmediato. El sistema de “detección temprana” de casos ha sido esencial para atender pacientes y evitar su complicación, lo que ha coadyuvado a que disminuya la mortalidad considerablemente.
Las medidas de control también han sido extensivas al resguardo y distanciamiento social de la población, aunque de manera moderada. Pasando, por supuesto, por medidas que ya son comunes entre países, como la restricción de la conectividad con otras naciones.
Consideraciones en el caso venezolano
Venezuela ha dado señales evidentes de haber actuado con oportunidad y anticipación frente a la expansión evidente del virus en el país. Lo cual implica una primera ventaja, en términos comparativos, frente a otros países de la región.
Para nombrar sólo un ejemplo, Chile este 18 de marzo ha impuesto el Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe, con 238 casos confirmados, pero el país para el 16 de marzo, ya tenía 156 casos confirmados, alcanzando así el primer lugar en Sudamérica en contagios confirmados por habitante, seguido de Perú y Ecuador. Como se ha explicado en los modelos matemáticos, la demora de las decisiones durante días, tendrá un impacto brutal en la expansión de la proliferación del virus. En el caso venezolano esto pudiera ser significativamente diferente.
El cumplimiento de los protocolos de aislamiento social y cuarentena, demanda una gran cohesión social, un alto sentido de la responsabilidad individual y colectiva, así como un alto sentido del deber y del bien público. Todo ello, al unísono de una consistente acción de los entes rectores de gobierno.
Las estimaciones iniciales hechas por el presidente Nicolás Maduro el día domingo 16, indicaron que el flujo de movilidad en los primeros seis estados y el Distrito Capital en cuarentena para el momento, era de un 85%. Seguidamente el efecto expansivo de la cuarentena nacional decretada para el lunes 17, ha logrado un estado de quietud generalizada, de manera mucho más consistente a la que se apreció (y sigue apreciándose) en países europeos.
Entretanto, la llegada a Venezuela de una delegación de médicos y científicos cubanos, para incorporarse al Estado Mayor de gestión de la crisis, viene también de la mano de la dotación de Interferon Alfa2B, medicamento que ha sido clave en China para mejorar el estado de pacientes. El presidente Maduro anunció la noche del domingo 16, que una dotación de insumos vendría de China para apoyar la red sanitaria venezolana. Venezuela ha dispuesto de 35 hospitales para la gestión de la crisis, anunciándose tal medida incluso antes que se declarara el primer caso detectado.
Ello implica el uso de toda la infraestructura física y personal de dichos centros para el tratamiento de pacientes acorde a los protocolos que impone la gestión sanitaria del virus. Ello significa cancelar temporalmente todos los servicios habituales de los centros asistenciales y atender solo estrictas emergencias.
La red pública de salud, aún cuando se encuentra considerablemente afectada por el bloqueo, es multinivel, va desde la atención primaria y comunitaria hasta los grandes centros asistenciales. Cuenta además con servicios desconcentrados en redes de hospitales, ambulatorios y Centros de Diagnóstico Integral, diseminados ampliamente en el territorio nacional.
Para Venezuela, “aplanar la curva” de expansión del virus y asumir su gestión sanitaria, implicará que las medidas de contención sean sólidas, sostenidas y en diversas áreas. Lo cual implica una demanda excepcional de recursos. En este punto las afectaciones del bloqueo económico estadounidense juegan desfavorablemente de manera crucial.
Dicho así, la proyección de esta grave crisis planetaria y su manejo en Venezuela, debe entenderse como un ciclo de mediano plazo, a menos que surja una vacuna. Es decir, el país debe asumir que lidiará con un ciclo relativamente prolongado para, en el mejor de los casos, maniobrar el virus en condiciones de mitigación, hasta que se logre su supresión.