Todos los mitos en torno al capitalismo estadounidense se han derrumbado ante nuestros ojos en los últimos años, haciéndose notable un cambio estructural en donde las ruletas rusas financieras han sido diseñadas por los mismos que manejan el casino de Nueva York: los fondos de cobertura y los bancos privados que manejan los hilos de Wall Street.
Poco y casi nada queda de aquel industrialismo que llevó a Estados Unidos a liderar el mundo de la innovación tecnológica y la reproducción técnica-industrial, dando paso a China al primer lugar en estos órdenes.
El analista británico Alastair Crooke lo describe muy bien:
"...los mercados de activos se han separado de sus verdaderos rendimientos y se han disparado, sin restricciones de ningún ancla en las ganancias en efectivo; la transparencia de precios, a través de la interacción del mercado, ya no existe; los mercados no son libres, sino administrados por el Tesoro; el capitalismo empresarial se ha transformado en oligarquismo monopolista; la innovación y las pequeñas empresas han sido aplastadas; menos estadounidenses trabajan para empresas menores; la desigualdad está desenfrenada; la impresión de dinero y la deuda ya no están limitadas por consideraciones prudentes, sino más bien como una emocionante 'oportunidad' de millones de toneladas métricas por delante; y las tasas de interés ya no actúan como el mecanismo por el cual el capital se dirige a su uso más efectivo y productivo. Grandes cambios, todos".
Las instituciones estadounidenses tienen como fin dar soporte a este esquema de pagar y darse el vuelto; los políticos en Washington se deben a sus contribuyentes: los mismos oligarcas monopolistas que deciden hacia dónde va el dinero (y no ciertamente al bolsillo de la población). No importa quién esté en la Casa Blanca, allí no reside el verdadero poder en Norteamérica y buena parte de Europa, sino en los sectores que deciden sus políticas.
Todo esto se sabe en demasía pero se oculta a plena luz y olvida muy rápido. La era de la sobreinformación proyecta sus velos como fondos de pantalla bajo un conductismo propio de quien trabaja tras bastidores para que en escena la trama sea llevada a su final destinado.
En el grado de las políticas profundas, expresión extendida por el investigador y poeta canadiense Peter Dale Scott, son los dueños del dinero, en el caso estadounidense los dólares, los decisores últimos para que cualquier proyecto y fin prosigan hacia una conclusión. Y estos dueños tienen una ideología o visión de mundo, por muy elitesca y reducida que parezca.
Cuando algún Cisne Negro (concepto acuñado por el "empirista escéptico" Nassim Taleb, referido a los acontecimientos altamente improbables que generan un gran impacto) interrumpe el curso de sus planes, los oligarcas monopolistas toman una actitud agresiva que logra erradicar todos los grados de racionalidad y entereza mental posibles, tirando por la borda incluso las propias concepciones que venden como modelo y espejo de lo benigno y civilizado, siendo peligrosos como son, controlando incuantificables medios posibles para tomar retaliaciones o revertir la situación.
El caso GameStop está mostrando que el sistema financiero dolarcéntrico está amañado, pero no solo eso: visibiliza una guerra intestina entre actores que poseen el trono (Wall Street) y quienes reclaman un lugar en la corte (los supuestos comerciantes minoristas de Reddit). Y es una pugna que no gusta a las mafias de Nueva York.
No entraré en los detalles de lo que sucedió, suficientemente conocidos por todos. Sí se puede comentar que montó un precedente en cuanto a la manipulación de un mercado que se encontraba totalmente controlado y bajo la mesa para los grandes fondos de cobertura, los peces gordos que prendieron las alarmas.
En específico, el fondo de inversión Melvin Capital, que maneja unos 12 mil 500 millones de dólares en activos, fue perjudicada por la jugada. Después de que el precio de las acciones de GameStop comenzó a subir, la firma inyectó más capital a las posiciones en corto puesto que pensaba el precio caería eventualmente. La estrategia, lo sabemos, falló con pérdidas no reportadas de miles de millones de dólares.
1/ ¿Recordáis lo de GameStop y los usuarios de Reddit? Pues os traigo una actualización. A medida que nuevas informaciones van saliendo a la luz parece que la historia no era la de David contra Goliath, sino Goliath contra Goliath, y David como tonto útil. pic.twitter.com/2HjOQv40og
— Shine McShine (@Shine_McShine) January 29, 2021
Lo más probable es que se haya filtrado entre los corredores de Reddit la información de que Melvin Capital había inyectado dinero suficiente para reproducir pérdidas.
El grito al cielo por la manipulación del mercado de valores por parte de actores exógenos a su grupito de amigos, los mandamases de Wall Street exigieron regulaciones al gobierno que controla (hoy, el de Joe Biden) y restricciones en la compra de acciones. El mito del capitalismo estadounidense, que incluye los tótems del libre mercado y la ley de la oferta y la demanda, fueron aplastados por la oligarquía monopolista.
A esta pugna se unieron los sectores de Silicon Valley afines a los peces gordos de Wall Street, como Google y Discord, que dispusieron sus máquinas de censura, vigilancia y manipulación informática e informativa a disposición del establishment financiero neoyorquino.
Entra Elon Musk a escena
Todo esto parece una cacería de gigantes sobre insectos, pero la apariencia se disipa si ponemos la lupa sobre quiénes impulsaron la corrida financiera en Reddit, en específico a través del foro de inversores r/WallStreeBets:
Gamestonk!! https://t.co/RZtkDzAewJ
— Elon Musk (@elonmusk) January 26, 2021
Luego del tuit de Elon Musk, el ahora multimillonario más rico del mundo, las acciones de GameStop se vinieron arriba, y asimismo sucedió con el precio de bitcoin apenas unos días después luego de que el tusioligarca actualizara su bio en Twitter con el hashtag #bitcoin.
Cualquiera podría ser completamente ingenuo y pensar que la convocatoria de Musk a invertir a través de Reddit se orientó hacia inversores del tamaño de David para pelear contra Goliat, pero si seguimos el dinero como premisa básica del periodismo de investigación encontraremos que la red social tiene en su mayor inversor a la mayor compañía de videojuegos del mundo, la china Tencent, oriunda de Shenzhen y que cotiza en la bolsa de valores de Hong Kong.
Además, Tencent tiene en Elon Musk un socio cercano con una participación del 5% en Tesla; se trata de una inversión conjunta en productos de alta tecnología, como el desarrollo de Inteligencia Artificial y el denominado Internet de las Cosas.
La compañía china se encuentra bajo constante investigación por parte del gobierno de Xi Jinping, que ve a la empresa demasiado influyente por encima de los intereses del Estado chino, cuya doctrina de la centralización de la planificación económica y financiera y el monopolio de la banca crediticia supone un límite a los intereses corporativos de cualquier empresa gigante.
Es de suponer que el gobierno chino permite a Tencent invertir en Silicon Valley y Wall Street como mecanismo de disuasión ante las constantes amenazas militares que aumentaron con la Administración Trump y no parecen desvanecerse durante la era Biden-Harris, sino más bien tiene una perspectiva a aumentar.
¿Disuasión china o guerra interclasista en EEUU?
La estrategia de Beijing, cuenta el economista Michael Hudson, consiste en tener intereses en Wall Street para que "actúe como nuestro apoyo porque, después de todo, Wall Street es el principal contribuyente de campaña y el presidente trabaja para los contribuyentes de campaña". De esta manera China disuade el aventurismo militar, cambiando el garrote por el dinero mientras la zanahoria queda intacta. Y a los estadounidenses les encanta el dinero.
¿Hubo asociación entre Musk y Tencent (como trasunto de China) para golpear el corazón del capitalismo estadounidense a través de una red social? ¿Cuál es el interés del tusioligarca gringo por querellarse un espacio en el feudo de las finanzas neoyorquinas, siendo tan exitoso a la fecha actual? ¿Continuará desarrollándose este nuevo capítulo de la lucha inter-élite en el Gran Casino de Nueva York durante las semanas por venir, como advierte el gigantísimo banco JP Morgan? Difícil responder estas preguntas sin mayores certezas que la investigación a fuente abierta, sin embargo las huellas están expuestas para su escrutinio.
Lo que sí parece claro es que la pugna de poderes en Estados Unidos no solo se encuentra en la esfera de la política pública, sino también en el sector oligárquico, con grandes fisuras en las arterias de Silicon Valley y Wall Street dispuestas a desangrar un sistema tan frágil como una hoja seca si se juega con sus mismas reglas bajo otro perfil.
Podemos recordar cómo el crash de la burbuja puntocom en el año 2001 concluyó con las ruinas de empresas tecnológicas en ascenso, aplastadas por una crisis en las que sobrevivieron, y no mágicamente, Amazon, eBay y Google, corporaciones íntimamente fusionadas al aparato securitario, militar y de inteligencia del gobierno estadounidense desde sus inicios. Entre las lecciones de dicha crisis se encuentra el hecho de que sobreviven las empresas que tienen una conexión privilegiada al sistema institucional gringo, un signo diáfano de plutocracia globalista.
Lo lamentable de todo este asunto es que la población estadounidense, y buena parte de los pueblos del mundo occidental (incluyendo Sudamérica), sufre las consecuencias de los golpes oligárquicos de mesa, como suele ocurrir cada tanto para orgullo de una clase cada vez más ensimismada en su ombligo de cristal.