Lun. 28 Abril 2025 Actualizado 6:00 pm

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El experto Thomas Ferguson examina los verdaderos motores de la agresiva agenda arancelaria de Trump, desde los grandes criptoplanes hasta un nuevo orden mundial emergente (Foto: iStock)
Y el futuro riesgoso que crean

Siete verdades sobre los aranceles de Trump

En una serie de debates de alto nivel en Roma y Berlín, Thomas Ferguson —una autoridad en dinero y política— ofreció un análisis exhaustivo de las fuerzas más profundas que impulsan la agenda arancelaria del presidente Donald Trump. Lejos de ser una decisión improvisada, las medidas económicas de Trump reflejan un reajuste político más amplio y años de preparación entre bastidores.

Ferguson, director de Investigación en el Instituto para el Nuevo Pensamiento Económico, revela que lo que se está desarrollando ahora es algo más que una guerra comercial: es el desmantelamiento de un orden mundial de décadas de antigüedad. Las medidas tributarias de Trump señalan el ascenso de una nueva coalición de élites económicas y tecnológicas —un bloque de "tecnología roja"— y una lucha por controlar el futuro del dinero, la energía y la inteligencia artificial.

Para entender hacia dónde se dirigen las cosas y por qué hay tanto en juego, he aquí siete puntos clave del análisis de Ferguson.

1. La bomba arancelaria no cayó del cielo

Los planes de Trump para cambiar el sistema económico mundial son enormes, de la misma magnitud del abandono del patrón oro por parte de FDR (Franklin D. Roosevelt) o del cierre de la ventana del oro por Nixon en 1971. Por el contrario, las comparaciones con el Acuerdo del Plaza de 1985 —que devaluó el excesivamente fuerte dólar estadounidense— son algo engañosas ya que en realidad él representó un reajuste de menor orden entre países aliados. La percepción de que Trump está simplemente improvisando es errónea: la iniciativa Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) se debatió en silencio durante algún tiempo, mientras que la estrategia económica internacional más amplia se telegrafió con varios meses de antelación, y los borradores fundamentales circularon bastante ampliamente.

2. El objetivo es poner fin a la era económica mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial

Esta crisis del sistema económico mundial es diferente de las anteriores, por ejemplo, a la de la década de 1970. Esta vez el objetivo es acabar con un sistema que permite a países como China y Alemania acumular grandes superávits comerciales año tras año, mientras Estados Unidos registra déficits persistentes para sostener la demanda mundial. La administración cree que esta dinámica ha beneficiado a los países con superávit a expensas de la industria y los trabajadores estadounidenses, al vaciar las fábricas y aumentar la dependencia de la deuda. A medida en que el sistema se desmorona, Estados Unidos corre el riesgo de perder influencia económica y se enfrenta a una creciente presión para reequilibrarse sin las estructuras globales que una vez amortiguaron el golpe. Trump cree que el descontento interno derivado de estos desequilibrios fue la principal razón por la que llegó al poder. Las objeciones sobre cómo la administración llegó a los distintos niveles arancelarios que propuso pasan por alto el punto clave: los tributos son en realidad la primera etapa de un reajuste más amplio de todo el sistema monetario internacional.

3. Las políticas más importantes de Trump revelan su agenda

Ferguson señala que Trump adopta la teoría del ejecutivo unitario, es decir, la creencia de que la Constitución otorga al presidente pleno control sobre el poder ejecutivo y limita los controles del Congreso sobre el poder presidencial.

Dedicado a reequilibrar la economía internacional, ha ejecutado una revolución diplomática con relaciones más amistosas con Rusia como táctica para desequilibrar China y un decidido enfriamiento de las relaciones entre Estados Unidos y Europa.

Trump reconoce que la era de los bajos tipos de interés ha terminado: entre 4% y 5% plantea un serio problema para financiar los déficits. Pero es partidario de prorrogar sus anteriores recortes fiscales, que dispararían el déficit sin recortes de gasto mucho mayores. El DOGE es una herramienta política para atacar a sus oponentes y ayudar a financiar los recortes fiscales, en línea con su objetivo más amplio de hacer retroceder la política social de la era del New Deal, aunque, como señala Ferguson, se podría ahorrar mucho más dinero sometiendo a escrutinio el sistema de salud y las adquisiciones de defensa.

Trump también está fomentando una contrarrevolución energética con el objetivo de ralentizar la transición lejos de los combustibles fósiles, impulsada en parte por las altas demandas de energía de la IA, que es fundamental para la defensa y otros sectores, y su profundo apoyo entre los productores de petróleo y gas.

4. La ciencia política y la economía dominantes han malinterpretado en gran medida la apelación de Trump

La incapacidad de los demócratas para mejorar la vida de los trabajadores pasó desapercibida para muchos analistas. Ferguson destaca que, a pesar de muchas afirmaciones en sentido contrario, los salarios reales en realidad cayeron durante el gobierno de Biden, no porque los salarios por hora no aumentaran sino porque el promedio de horas de trabajo disminuyó, lo cual arrastró los ingresos semanales y los ingresos medios reales de los hogares. Mientras que los recortes de impuestos de Trump fueron una bendición para los ricos, los analistas económicos del establishment no prestaron suficiente atención a cómo el aumento de las horas de trabajo —si no, los salarios más altos— aumentaron los ingresos de muchos grupos durante el primer gobierno de Trump.

Ferguson argumenta que la retórica del Nuevo Pacto Verde de Biden se topó con la resistencia de los partidos y chocó con las demandas energéticas de la IA; entonces, en medio de la inflación, Biden esquivó medidas más duras, como tomar decisiones enérgicas contra la especulación de materias primas. Su administración también abrazó la lógica geopolítica de seguir fomentando las exportaciones de petróleo y gas natural, incluso invirtiendo en una economía más sostenible.

Aunque Biden inicialmente mostró interés en una regulación bancaria más estricta, se retractó cuando Trump recuperó el impulso político. Estas cuestiones se remontan a Obama, que hizo campaña a favor del cambio pero mantuvo en gran medida el statu quo: favoreció los rescates bancarios frente a la ayuda de la población, amplió los recortes fiscales de la era Bush y, en general, no consiguió convencer a muchos votantes, como se refleja en la fuerte caída de la participación en las elecciones de medio término de 2014.

5. La coalición que eligió a Trump es una fuerza nueva y en evolución

Reúne a grandes sectores industriales como el acero y los metales con una facción creciente de figuras de Silicon Valley cada vez más preocupadas por China y desanimadas por los esfuerzos de la administración Biden por regular la tecnología. Élites tecnológicas como Elon Musk, Marc Andreessen y Ben Horowitz, junto con actores centrados en la defensa como Peter Thiel, Palantir y Anduril, forman parte de este bloque emergente. Se trata de una poderosa alianza de la industria, la tecnología, las finanzas y los intereses de seguridad nacional, unidos por una preocupación compartida hacia la competencia china y la creencia de que Trump apoyará una agenda económica más agresiva y estratégicamente asertiva. Ferguson se refiere a la aparición de un bloque "tecnológico rojo" —el color asociado a los republicanos— que reúne a los defensores de la IA, las startups de defensa y las criptomonedas.

6. Hay grandes criptoplanes en marcha

Los criptomillonarios aumentan rápidamente —muchos figuran ahora entre los 400 de Forbes, la lista de los más ricos de Estados Unidos— y son parte integrante de la cultura de Silicon Valley, dondequiera que sitúen sus sedes. Creen que pueden gestionar sistemas de pago globales de forma más eficiente que los bancos tradicionales y desconfían profundamente de la Reserva Federal. Su objetivo es ambicioso: sustituir la infraestructura financiera actual, dominar los pagos mundiales y obtener beneficios controlando las vías por donde fluye el dinero. Ferguson observó marcadas diferencias dentro del sector de las criptomonedas. "Una gran parte de ella es básicamente otra forma de juego, o menos educadamente, de venta de tulipanes", dijo. Él duda de que las stablecoins puedan permanecer realmente estables durante mucho tiempo, a falta de una supervisión reguladora y de garantías que dependerán en última instancia de la intervención de la Reserva Federal o de alguna otra entidad estatal. La popularidad de las criptomonedas entre los delincuentes reales —es el medio elegido para la mayoría de los ransomware— también es profundamente preocupante y debería producir pesadillas a los reguladores rigurosos.

7. El factor IA es clave

Ferguson subraya que "todo el mundo en defensa necesita ahora la IA: es una nueva columna vertebral del poder militar moderno, así que bienvenidos a un nuevo tipo de carrera al estilo de 1890 por materias primas y minerales críticos, pero esta vez impulsada por algoritmos, no por hierro". La carrera por las tierras raras y los minerales críticos, los recursos esenciales que impulsan esta carrera armamentística de la IA, está en marcha. Ahora mismo, la mayoría de las tierras raras se procesa en China. La administración Trump tiene la clara intención de cambiar esto, y su preocupación por contener China es obvia. Es sin duda una fuerza impulsora en su determinación de alterar el sistema de comercio mundial, y es probable que conduzca a grandes escaladas en el gasto militar de ambas partes.


Este artículo fue producto de la redacción del Instituto para el Nuevo Pensamiento Económico en colaboración con el investigador Thomas Ferguson, publicado en la web de dicha institución el 12 de abril de 2025, y fue traducido para Misión Verdad por Spoiler.

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