En 1980 hubo ataques aéreos y marítimos israelíes contra posiciones palestinas en el Líbano, atentados que fueron endosados a un supuesto grupo autodenominado Frente para la Liberación del Líbano de los Extranjeros (FLLF).
Sin embargo, todo indica que en su momento hubo influencia de algunos grupos extremistas israelíes que ya habían perpetrado ataques con carros-bomba contra tres alcaldes palestinos en Cisjordania. Las víctimas denunciaron que no solo fueron expulsados de Palestina, también fueron perseguidos y asesinados en otros territorios.
Dos décadas después el New Yorker publicó un perfil de Meir Dagan, exjefe del Mossad, donde lo expone como un "agente despiadado" y posible instigador de los eventos terroristas que buscaban justificar una incursión israelí en territorios vecinos.
La censura siempre estuvo vigente cuando se trataba sobre la actuación de Israel, señalan los investigadores. Los asesinatos perpetrados contra gente inocente durante la invasión del Líbano en 1982, así como todos los atentados en los que murieron mujeres y niños, fueron censurados por funcionarios israelíes o asociados al FLLF.
Se señala el FLLF como una creación de Israel, un grupo ficticio utilizado por altos funcionarios para ocultar la mano del país en una mortífera campaña terrorista.
Según confesó David Agmon, jefe del Estado Mayor del Comando Norte de las Fuerzas de Defensa de Israel, el objetivo era causar el caos entre los palestinos y sirios en el Líbano, sin dejar rastro. Desde carros-bomba hasta burros cargados con explosivos en mercados populares, todos los atentados de la década de 1980 en Líbano fueron obra del Estado de Israel.