El gasoducto submarino Balticconnector, que conecta Finlandia y Estonia, sufrió una fuerte caída de presión y se está trabajando para confirmar la ubicación exacta y la causa de la interrupción en los próximos días, dijo la compañía en un comunicado.
Gasgrid, el operador finlandés del sistema de gas, señaló que la reparación podría llevar meses, o más, dependiendo de la naturaleza del daño. Por el momento las válvulas se han cerrado para evitar que se escape más gas.
El oleoducto Balticconnector de 77 kilómetros (48 millas) entre Inkoo, en Finlandia, y Paldiski, en Estonia, cruza el golfo de Finlandia, un brazo del mar Báltico que se extiende hacia el este hasta las aguas rusas y termina en el puerto de San Petersburgo. El Balticconnector es un elemento clave del mercado europeo del gas.
El gasoducto, que puede exportar en cualquier dirección hacia Europa dependiendo de dónde sea mayor la demanda, transportaba un volumen de alrededor de 30 gigavatios hora de gas por día desde Finlandia a Estonia en el momento del incidente.
Todo indica que, al igual que como ocurrió con los gasoductos de NordStream, los más grandes bajo el mar Báltico entre Rusia y Alemania, se trata de actos deliberados de sabotaje. La diferencia es que en este caso las fugas fueron detectadas por las grandes explosiones registradas por estaciones de medición de terremotos.
Las empresas que suministran el gas dijeron que los consumidores de sus respectivos países continuaron recibiendo la energía de otras fuentes. En este contexto, los precios del gas en Europa subieron 12%, hasta 534 dólares por mil metros cúbicos.