Históricamente, China se ha reconocido por ser un gran consumidor de petróleo, pero en la actualidad está viviendo un proceso que revierte esa imagen: se está convirtiendo en un gran productor.
Este cambio de paradigma, según Bloomberg, se debe a las multimillonarias inversiones que está realizando el Estado chino a través de sus gigantes petroleros CNPC, Sinopec y Cnooc, lo que está logrando frenar la caída de la producción que inició en 2015.
De acuerdo con el último Informe Mensual del Mercado Petrolero de la OPEP, China ha producido una media de 4,56 millones de barriles de petróleo al día (bpd) en 2023, que representa un incremento de 2% en comparación con los 4,48 millones de bpd del año pasado.
Se estima que la clave de ese éxito se debe a la producción en alta mar, que según un informe de World Energy Trade en el primer trimestre registró un alza de 3,8% para el petróleo y de 6,5% para el gas natural.
Con ello estaría abasteciendo parte de su gran demanda interna y, por tanto, la necesidad de comprar petróleo en el extranjero. Aun así, se espera que el país importe una cantidad récord de crudo en 2023 debido al aumento de la demanda de combustible como resultado de la puesta en marcha de nuevas refinerías.
Analistas del sector petrolero proyectan que las importaciones chinas de crudo podrían aumentar entre 500 mil y 1 millón de bpd este año, hasta alcanzar los 11,8 millones de bpd.