Si ya la renuncia de los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) en días recientes había descolocado a los organizadores de las primarias, y provocó que las mismas se reorientaran hacia un evento "autogestionado" —es decir, prescindiendo de la asistencia de la institución que se había aprobado—, ahora un nuevo choque interno entre facciones opositoras, a pocos días de cerrar el lapso de la inscripción de candidaturas, ha llegado para situar el proyecto en una crisis aguda.
El G3 se descarrila y la cuestión del timing
Aunque la fragmentación interna es marca registrada en el ecosistema de las oposiciones, la información que trascendió el miércoles 21 de junio trajo una novedad vinculada con el G3, coalición informal que une los partidos Acción Democrática (AD), Un Nuevo Tiempo (UNT) y Primero Justicia (PJ), cuya razón de existencia es oponerse a la conducción unilateral de Voluntad Popular (VP) sobre el universo antichavista, que tuvo su punto clímax durante el "interinato" fake de Guaidó.
El bloque está actualmente enfrentado, y se ha hecho público. Ya desde el martes 20 el dirigente de un UNT, Luis Florido, se venía posicionando en contra de la primarias autogestionadas y exigió a la Comisión que lleva el proyecto que evaluara prorrogar todos los plazos a los fines de sortear el punto de vulnerabilidad evidente en que se encuentra la convocatoria.
Hacer La Primaria de forma manual puede presentar varios desafíos y dificultades, es muy vulnerable sobre todo en el tema de los centros de votación.
Aconsejo a la @cnprimariave evaluar los lapsos porque no es momento de poner la carreta por delante de los caballos. pic.twitter.com/5HJAelJxx0— Luis Florido (@LuisFlorido) June 20, 2023
El choque escaló el 21 en la noche cuando Carlos Prosperi, emisario de AD para las primarias, anunció que la Comisión deseaba prorrogar el lapso de inscripciones de candidaturas, que vence el viernes 23 de junio, lo que pone en tela de juicio su perfil de imparcialidad. El jefe del partido, Henry Ramos Allup, lo secundó con un espaldarazo.
La Comisión Nacional de Primarias no puede irrespetar su propio cronograma aceptado por todos para favorecer determinadas propuestas sobrevenidas en beneficio de determinados aspirantes. Mal indicio.
— Henry Ramos Allup (@hramosallup) June 21, 2023
La prórroga beneficiaría a Henrique Capriles (PJ) y Manuel Rosales (UNT), quienes aún deshojan la margarita sobre si inscribirán sus candidaturas, irán unidos o tensarán la cuerda hasta sus últimas consecuencias para imponer una candidatura por "consenso", una categoría desaparecida del vocabulario y la práctica política de las oposiciones.
Extender el plazo de inscripciones también le robaría el timing político a María Corina Machado y a Carlos Prosperi, quienes tienen planeado inscribirse este viernes 23 de junio en medio de actos de masas simulados para forzar la percepción de que el respaldo de sus figuras van en ascenso de cara a la contienda.
Anular esa atmósfera de cierre, el gancho emotivo del supuesto punto de llegada "victorioso", es el objetivo de UNT-PJ. Prosperi, en el piso de todas las encuestas, ve en peligro que el momentum tan buscado para sacar del foso su candidatura se diluya. Lo mismo vale para María Corina Machado.
El cambio de ecuación, el poder de UNT y cifras precarias
Este enfrentamiento tiene su origen en la propia configuración inicial de las primarias y en la forma en que se organizó el antagonismo en torno a ellas. Por un lado, el G3 ya había conseguido que el CNE apoyara técnicamente la realización de sus procesos, con lo cual alcanzaba una posición de ventaja para doblegar a María Corina Machado a fuerza de organización territorial, estructura y recursos.
A final de cuentas, el G3 domina gobiernos estadales y alcaldías que le otorgan fuerza de movilización. Es el caso opuesto de Machado, quien con su partido Vente Venezuela no tiene una profundidad territorial suficiente para competir en ese tablero. Para ella unas primarias manuales en las que reinara el desorden eran más beneficiosas en el propósito de compensar su debilidad interna con el cálculo de un apoyo masivo de "la diáspora".
Pero la renuncia de los rectores del CNE cambió el escenario. La decisión de la Comisión de hacer unas primarias autogestionadas prefigura un evento de caos y desorden. Y la divergencia de visiones es estratégica, no solamente táctica. Porque lo que para María Corina fue un round ganado —el sueño húmedo de una elección manual sin CNE— para UNT es la oportunidad de avanzar difundiendo la tesis de que si no se llega a un "consenso" sobre un candidato unitario, el desastre de las primarias está asegurado, con sus evidentes efectos políticos.
UNT controla la estratégica gobernación del Zulia, también la Plataforma Unitaria y cuenta con lobbystas profesionales —encabezados por Fernando Blasi— para comercializar sus intereses en Estados Unidos. Desde esa posición hace valer sus palancas de poder para imponer su criterio y al candidato de su preferencia. Una primera dosis de autoridad ha sido presionar para extender los plazos de inscripción de las candidaturas, y muy seguramente no será la única maniobra en este sentido hasta anular a su competencia inmediata.
A favor de UNT también juega el pésimo registro de inscritos para votar en las primarias en el extranjero. Alrededor de 25 mil venezolanos han ingresado sus datos en el sistema provisto por la Comisión para tal fin, lo cual no solo es un baño de realidad frente a las expectativas fabricadas sobre una movilización general en el extranjero sino un golpe al cálculo inmediato de María Corina Machado, quien después de las recientes confesiones del expresidente Trump sobre la decisión de precipitar un colapso en Venezuela para apropiarse de su petróleo, queda expuesta a una inhabilitación política por colaborar con los planes de agresión de una potencia extranjera.
Fotografía en proceso de revelado
La dupla Rosales-Capriles, la misma que negoció con el gobierno venezolano la inclusión de dos rectores de sus filas en el CNE en el año 2021, un acuerdo que se visibilizó a través de la Asamblea Nacional surgida de las elecciones parlamentarias del año 2020, vuelve a jugar a cuadro cerrado. Se repete ese patrón de negociación mediante canales directos y los mismos objetivos: quedar en pie como los únicos factores políticos reconocidos cuando la entropía destructiva opositora vuelva a llegar al punto clímax.
Se trata de negociar su supervivencia en vista de la debacle que se avecina.
Hace par de meses las distintas facciones del universo antichavista se enfrentaron en público cuando Fernando Blasi, enviado de UNT en Estados Unidos, pidió a la administración Biden un mayor alivio de "sanciones" a Venezuela. Las redes volvieron a arder.
Un evento similar ocurrió en mayo, ahora con Primero Justicia afirmando en un comunicado público que la amenaza de saqueo contra Citgo debía ser un tema prioritario en la mesa de diálogo en México.
En los últimos días ha coincidido la visita —no confirmada por autoridades oficiales— de Roger Cartens, enviado presidencial especial estadounidense para asuntos de rehenes, a Venezuela con esta nueva trama de conspiración y batalla interna entre Rosales, Capriles, ahora con Prosperi y, como siempre, con María Corina. ¿Están ganando tiempo para una nueva negociación que repetiría el formato del año 2021 con el CNE?
Hasta que no se responda esa interrogante, lo único que parece seguro es que las elecciones primarias, el proyecto opositor más importante después del fracaso del "proyecto Guaidó", no soportarán la tensión de una pugna intestina que no acepta equilibrios o puntos intermedios. Las oposiciones nuevamente son víctimas de un acto reflejo sostenido durante años: que la resolución de los problemas del país pasan por destruir el chavismo.
Ahora aplican la misma receta entre ellos mismos.