Tras la desactivación del Título 42 y la puesta en marcha del Título 8 en Estados Unidos el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, suscribió el proyecto de Ley del Senado (SB, por sus siglas en inglés) 1718, mejor conocido como la "ley antimigrantes".
El proyecto de ley está rodando en el Senado de Florida desde marzo de 2023 y se espera que entre en vigencia el próximo 1º de julio. Existen cinco disposiciones claves en esa ley:
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Se prohíbe proporcionar fondos o licencias de conducir a cualquier persona que no tenga presencia legal en Estados Unidos.
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Se exige a hospitales la recopilación de información de datos sobre el estado de inmigración del paciente.
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Se refuerza el uso de una base de datos federal para que los empleadores consulten y verifiquen la legalidad de los trabajadores migrantes.
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Establece delitos graves de tercer grado a todo transportista que traslade o movilice a algún migrante hacia Florida.
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Para el año fiscal 2023-2024 se designan 12 millones de dólares para el Programa de Transporte de Extranjeros No Autorizado.
Esta ley está siendo impugnada en los tribunales por la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) ya que la consideran "cruel, peligrosa y demasiado amplia" y que, además, este tipo de política fomenta la elaboración de perfiles raciales y la discriminación en general. La ACLU argumenta que esa ley viola la Cláusula de Igualdad de Protección de la Decimocuarta Enmienda.
Vale comentar que esta no es la única "ley antimigrante" en Estados Unidos. Bill Clinton reformó la Ley de Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Inmigrante de 1996, que hizo difícil la obtención de asilo y emitió más "sanciones" contra los migrantes. También, en 2006 se promulgó la "Ley de Cercas Seguras" bajo la firma de George W. Bush, que autoriza la construcción de una cerca entre Estados Unidos y México. Más la Ley 1070 de Arizona, que permite a los agentes de seguridad y orden público a cuestionar el estado migratorio de cualquier persona de quien se sospeche que está ilegalmente en el país.
Esta escalada desde Florida con el asunto migratorio debe verse en clave electoral, cuyo precedente se ubica en los sufragios presidenciales de Estados Unidos en 2016 cuando Donald Trump usó el tema como bandera e impulsó el discurso de la construcción de un muro en la frontera con México.
Así continuó la relevancia de la migración durante toda la era Trump. En las elecciones de midterm, luego en las presidenciales de 2020, el asunto central de las campañas del Partido Republicano se dirigió a atacar a los demócratas por políticas "suaves" hacia la migración.
La migración como carta electoral
La migración como parte primordial de las agendas electorales no será una excepción en la actualidad, también por los resultados que ha generado, pues se ha transformado en una poderosa herramienta para movilizar votos y mantener a la opinión pública orbitando alrededor del asunto. Así se ha reflejado en encuestas, especialmente la arista de "incrementar seguridad fronteriza con México":
Esto lo ha aprovechado DeSantis, no sólo con la promulgación de la Ley 1718 sino desde sus inicios como gobernador de Florida. La ley concreta una serie de medidas que DeSantis estaba empujando, he aquí el preámbulo:
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En 2019 promulgó una ley para prohibir las ciudades santuarios para migrantes.
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En 2021 DeSantis autorizó al Departamento de Cumplimiento de la Ley de Florida y a la Patrulla de Carreteras de Florida "a detener cualquier aeronave, autobús u otro vehículo dentro del estado que transporta extranjeros ilegales a Florida desde la frontera suroeste".
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Ese mismo año ordenó a las agencias estatales a recopilar información sobre las identidades de los inmigrantes que llegaban ilegalmente a Florida desde la frontera con México.
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En 2022, previo a las midterm, DeSantis protagonizó los titulares con el envío de 50 solicitantes de asilo por vía aérea desde San Antonio, Texas, a la isla de Martha's Vineyard en Massachusetts.
Florida es un estado importante para las elecciones en Estados Unidos, es catalogado como uno de los swing states que tienen poblaciones muy divididas políticamente, y suele ser pendular la tendencia partidista a elegir. Asimismo, en el sistema democrático estadounidense Florida representa la tercera mayor cantidad de votos de cualquier estado; es un estado decisivo.
Viendo la importancia en masa electoral, la capitalización de la simpatía de los votantes swing es fundamental para cualquier campaña, intención que convierte la temática migratoria en una prioridad en el discurso, con sus promesas y propuestas, debido a que Florida posee una población latina destacada en comparación con otras entidades territoriales: es un bloque de votantes que va en ascenso en ese país.
Según datos del American Immigration Council, en 2018 en Florida residían 2,2 millones de mujeres, 2 millones de hombres y 247 mil 316 niños inmigrantes, lo que totaliza aproximadamente 4,5 millones o 21% de la población de ese estado. Los números resaltan la importancia de la cuestión migratoria en la batalla electoral para el sector en especial.
Curiosamente, en los últimos años la intencion de los inmigrantes en Florida se orienta hacia el Partido Republicano, que se acompaña de un discurso duro en materia migratoria. En una encuesta realizada en 2022 por Telemundo/LX News se mostró que DeSantis superaba al candidato demócrata con 51% en popularidad entre la población migrante de Florida, que también mostró apoyo en esa encuesta a la decisión de DeSantis de trasladar a inmigrantes a Martha's Vineyard.
El portal Axios reseñó el año pasado que "muchos latinos de Florida, en particular cubanoamericanos y venezolanos, se han inclinado por los republicanos durante mucho tiempo". Confirma que la narrativa antimigrante cala muy bien en Florida.
Para la base electoral republicana DeSantis se ha vuelto una figura muy popular, sobre todo por condicionar su discurso en torno a la migración. Y sus medidas políticas recientes han sido llamativas y polémicas, han movilizado a votantes y partidarios.
En definitiva, en los próximos meses se conocerán a los políticos que se aventurarán en la carrera presidencial en Estados Unidos, hecho que seguramente instale la agenda migratoria como poderoso motivador para conseguir sufragios. No obstante, gane quien gane, la política migratoria de la Casa Blanca continuará siendo forzada, excluyente y discriminatoria. Estados Unidos tiene una larga historia de restricción para estos grupos humanos, sin importar cuál partido esté a cargo del gobierno: lo que importa es el capital.