Vie. 22 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 8:41 pm

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Beijing y Moscú lideran en el avance hacia la conformación de un nuevo orden internacional (Foto: VCG)

Los logros geopolíticos de China y Rusia en lo que va de año

Cada vez hay más señales inequívocas de que se está precipitando un cambio significativo en las dinámicas de relaciones políticas y económicas a escala global. Eventos concretos y alianzas en materia política y económica así lo confirman.

Para Ted Snider, un reconocido columnista estadounidense que escribe sobre política exterior e historia de su país, Beijing y Moscú se han convertido en el epicentro de los acontecimientos geopolíticos en los últimos días, señales que sugieren que se adelanta un proceso que ya se viene registrando desde hace algunos años: El desplazamiento del G7 como polo de poder económico y político.

En su artículo publicado en Responsible Statecraft este 19 de abril titulado "Para Rusia-China, la multipolaridad se trata de (usurpar) a los Benjamines" claramente hace referencia a las nuevas arquitecturas financieras que excluyen el dólar de sus operaciones.

Señala que Beijing y Moscú han sido lugares muy concurridos recientemente, al tiempo que detalla que en las últimas semanas Vladímir Putin y Xi Jinping han recibido a numerosos representantes no sólo de sus países, también se han reunido con delegaciones de Francia, Brasil y más de 40 países africanos. Asimismo, han sido anfitriones de negociaciones entre Arabia Saudita e Irán, así como entre Arabia Saudita y Siria.

Obviamente esto genera ruido en la contraparte. Snider recoge de medios estadounidenses que esos movimientos fueron considerados inusuales. Sugiere que está configurándose un nuevo mundo con muchos polos que busca reemplazar el orden unipolar liderado por Estados Unidos.

Sin embargo, estas nuevas formas de relaciones no parecen tener el mismo espíritu. El columnista resalta que los líderes de China y Rusia siempre reiteran que su asociación estratégica y su visión no se reducen a bloques o alineaciones contra terceros países. "Más bien, piden una 'multipolaridad', en la que muchos polos, grandes y pequeños, tienen agencia, comenzando por cambiar la supremacía del dólar estadounidense", dice.

Hay que recordar que el mundo unipolar se caracteriza por forzar alianzas mediante la presión y extorsión, una ley "del más fuerte" impuesta a los países más débiles. Lo resaltante de todo este proceso actual es que muchas de las nuevas asociaciones se dan de forma voluntaria. Los líderes de estos países han recurrido a Beijing y Moscú por su propia iniciativa. Por conveniencia, obviamente, pero sin sentirse presionados.

Recalca que a una reciente conferencia en Moscú llamada "Rusia-África en un mundo multipolar" asistieron unos 40 países, incluidos Congo, Benin, Burkina Faso, Guinea, Guinea-Bissau, Zimbabue, Malí y Sudáfrica —que junto con China y Rusia es miembro de los Brics—, unidos a Putin en el llamado a crear otro sistema de relaciones internacionales.

En ese sentido, Snider se refiere a la simultaneidad de eventos que reflejan el trabajo de Beijing y Moscú en materia diplomática: "El mismo día que Rusia recibía a los representantes de África, Putin se reunía con el presidente chino, Xi Jinping, en Moscú. Su discusión establecería el patrón para la ráfaga de reuniones diplomáticas que seguirían", detalla.

¿Cómo se materializa esta alianza estratégica? Pues apuntando a incrementar el intercambio comercial y tecnológico, en primer término. Pero además dejando en claro que lo pueden hacer con sus monedas nacionales.

Putin afirmó en un artículo para un periódico chino, recoge Snider, que "la parte de los asentamientos en monedas nacionales" de todo ese comercio "está creciendo". En ese artículo el presidente ruso nuevamente enfatizó que Rusia y China abogan por "la configuración de un mundo multipolar más justo a través de la promoción de democracia y estructuras multilaterales como la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái) y los Brics".

En su declaración conjunta recalcaron lo que afirmamos anteriormente: De acuerdo con lo dicho por Putin, "ningún país es superior a los demás (...) y ningún país por sí solo debe dictar el orden internacional". Luego de esto volvió a señalar la importancia de las transacciones en monedas nacionales.

Lo que viene posteriormente es una sistematización de las agendas de estos países en materia diplomática y comercial. Señaló que tres semanas después el presidente francés, Emmanuel Macron, viajó a Beijing para conversar con Xi. El encuentro se desarrolló en el marco del mismo patrón temático: El "polo independiente en un mundo multipolar".

A Snider no lo sorprende que Xi haga tal declaración, pero sí que lo haga Francia, un aliado europeo de Estados Unidos, además miembro de la OTAN. El presidente francés repetió este punto en una entrevista a bordo de su avión al regresar desde China, cuando dijo que Europa debe lograr una "autonomía estratégica" y convertirse en una "tercera superpotencia".

Si duda alguna esto contradice la visión que se tenía al principio de la guerra en Ucrania, cuando el bloque europeo se plegó a la agenda de "sanciones" y bloqueo impulsada por Estados Unidos contra Rusia, lo que resultó en un abismo para el continente.

"Macron llegó a Beijing con un séquito de unos 50 ejecutivos de empresas francesas, incluidos los directores de Airbus —que acaba de vender 160 aviones a una empresa china— y la empresa eléctrica francesa EDF. Pero quizás lo más importante es que Macron se hizo eco de Xi y Putin, pidiendo a Europa que reduzca su dependencia de la 'extraterritorialidad del dólar estadounidense'", refiere el periodista.

A esa misma lógica se sumó el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva quien, al llegar de visita al país asiático, acompañado por 240 representantes empresariales, firmó varios acuerdos sobre comercio e inversión.

El discurso fue parecido al de Macron: El multilateralismo como nueva forma de gobernanza global, por un mundo más justo y equitativo. En la declaración conjunta Lula cuestionó el monopolio del dólar y criticó el Fondo Monetario Internacional (FMI) por "asfixiar las economías de los países". "¿Por qué un banco como el del Brics no puede tener una moneda para financiar el comercio entre sus países miembros?", preguntó retóricamente.

"La reciente oleada de actividad diplomática en Beijing y Moscú sugiere que China y Rusia están alentando el fortalecimiento de muchos polos en Asia, Eurasia, Europa, América Latina y África. Ha surgido en esas conversaciones un patrón de apoyo, a veces sorprendente, tanto a la multipolaridad como a eludir el monopolio del dólar", concluye el periodista.

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