Sáb. 23 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 6:34 pm

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El ministro de Asuntos Exteriores, Pekka Haavisto —izquierda—, entrega el documento de adhesión de Finlandia a la OTAN al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ante la mirada del secretario general de la alianza atlantista, Jens Stoltenberg (Foto: Johanna Geron / Reuters)

La adhesión de Finlandia a la OTAN y el cerco contra Rusia

La bandera nacional de Finlandia se izó por primera vez en la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bruselas el martes 4 de abril, día que también marcó el 74 aniversario de la alianza occidental. Significa para Finlandia un abandono histórico de su política de neutralidad.

Siquiera propagandísticamente nadie puede decir que el país nórdico ha encontrado una amenaza securitaria de parte de Rusia. Este es un acto de malignidad sin motivo hacia el gigante euroasiático por parte de la OTAN que, por supuesto invariablemente, lleva el visto bueno de Estados Unidos mientras se proyecta a la audiencia mundial como una elección soberana de Finlandia en el contexto de la intervención en Ucrania.

Esencialmente esto solo puede considerarse como un movimiento más de Estados Unidos, después del sabotaje a los gasoductos Nord Stream en septiembre pasado, con la intención deliberada de complicar las relaciones de Rusia con Europa y volverlas intratables en el futuro previsible.

Por otro lado, baste decir que esto también hará que el panorama de la seguridad de Europa sea aún más precario y la hará todavía más dependiente de Estados Unidos como proveedor en ese ámbito. La expectativa general es que la adhesión de Suecia a la OTAN le siga ahora, posiblemente a tiempo para la cumbre de la alianza en Vilna —capital de Lituania— en julio.

En efecto, Estados Unidos se ha asegurado de que el tema central detrás del enfrentamiento entre Rusia y Occidente, a saber, la expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia, es un hecho consumado, sin importar el fracaso de su guerra de poder en Ucrania contra el país euroasiático.

En respuesta al acontecimiento el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que la membresía de Finlandia en la OTAN obligará a su país a "tomar contramedidas para garantizar nuestra propia seguridad táctica y estratégica", ya que la alineación militar de Helsinki es una "escalada de la situación" y una "intromisión en la seguridad de Rusia".

El 4 de abril el Ministerio de Relaciones Exteriores del país eslavo declaró que Moscú "se verá obligado a tomar medidas de represalia de naturaleza militar, técnica y de otro tipo para detener las amenazas a nuestra seguridad nacional".

La nueva membresía de la OTAN extendería su línea fronteriza con Rusia en 1 mil 300 kilómetros —la longitud de la frontera que Finlandia comparte con Rusia—, lo que ejercerá más presión sobre las regiones del noroeste del gigante. No se sorprenda si los misiles de la OTAN se despliegan en Escandinavia en algún momento,  lo que dejaría a la Federación sin otra opción que mostrar sus armas nucleares cerca de la región báltica y escandinava.

También huelga decir que la confrontación militar entre la OTAN y Rusia se profundizará y la posibilidad de un conflicto nuclear está en aumento. Es difícil ver que Moscú no preserve su capacidad de segundo ataque a cualquier costo o impida que Estados Unidos obtenga superioridad nuclear y mantenga el equilibrio estratégico global.

La atención se centrará en la mejora de las capacidades nucleares defensivas en lugar de en las fuerzas convencionales, lo que obligará a Rusia a demostrar su potencia en esa dimensión. Este país ya ha afrontado su disuasión mediante la exposición de armas nucleares tácticas en Bielorrusia en respuesta a la decisión irresponsable del Reino Unido en cuanto a proporcionar municiones de uranio empobrecido a Ucrania. Es casi seguro que Rusia también redoblará sus esfuerzos en el conflicto en Ucrania.

Mientras tanto, Estados Unidos ha desplegado durante mucho tiempo armas nucleares tácticas en países europeos, incluidos Bélgica, Alemania, Italia, los Países Bajos y Türkiye, lo que significa que ha instalado su capacidad en las puertas de Rusia, muestra significativa de amenaza contra la seguridad nacional de este país. La ostentación rusa en Bielorrusia tiene como objetivo disuadir las posibles provocaciones estadounidenses, con lo cual anticipa lo que está a punto de suceder.

La ubicación geográfica de Bielorrusia es tal que, si se despliegan armas nucleares tácticas rusas allí, tendrá un gran efecto disuasorio estratégico sobre varios países de la OTAN como Polonia, Alemania, los Estados bálticos e, incluso, los países nórdicos. Se está desarrollando un círculo vicioso que intensifica la carrera de armamentos nucleares y, en última instancia, se convierte en una situación apocalíptica que nadie quiere ver.

El panorama general es que, sabiendo muy bien que la situación podría volverse extremadamente peligrosa, Estados Unidos está, sin embargo, acumulando presión implacablemente sobre Rusia con el objetivo de perpetuar su sistema hegemónico. La estrategia de Ronald Reagan de usar tácticas de presión extrema para debilitar la antigua Unión Soviética está en marcha una vez más.

En términos inmediatos todo esto tendría consecuencias negativas para el conflicto en Ucrania. Es evidente que Washington ya no busca la paz en ese territorio. En el cálculo estratégico de la administración Biden, si Rusia gana en Ucrania significa que la OTAN pierde, lo que dañaría permanentemente el liderazgo transatlántico y la hegemonía global de Estados Unidos, simplemente impensable para el establishment de Washington.

Sin duda el movimiento de Estados Unidos y la OTAN para persuadir a Finlandia —y a Suecia— de convertirse en miembros de la OTAN también tiene una dimensión en términos de geoeconomía. El secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, declaró recientemente: "Si Finlandia y Suecia se unen a la alianza la OTAN tendrá más oportunidades para controlar la situación en el Extremo Norte". Explicó que "ambos países tienen fuerzas armadas modernas que pueden operar precisamente en las duras condiciones del Extremo Norte".

Estados Unidos espera que la "experiencia" para desenvolverse en las condiciones árticas y subárticas que Suecia y Finlandia pueden aportar a la alianza sea invaluable, como un cambio de juego potencial cuando se desarrolla una lucha funesta por el control de los vastos recursos minerales que se encuentran en el Extremo Norte, donde Rusia ha tomado la delantera.

A medida que el hielo polar se derrite a una velocidad sin precedentes en el Ártico, los principales actores del mundo están mirando la región como una nueva "tierra de nadie" que está en juego. Algunos informes recientes han mencionado que se están llevando a cabo movimientos para la integración de las fuerzas aéreas de cuatro países nórdicos: Dinamarca, Noruega, Finlandia y Suecia, emprendidos con una orientación antirrusa no disimulada.

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Recursos del Ártico (Foto: Archivo)

En términos militares, Rusia se ve obligada a soportar la pesada carga financiera de una evaluación completa de su agenda de seguridad nacional. En ese sentido, es conocido que no tiene un sistema de alianzas que complemente sus recursos militares. En un importante anuncio en febrero, prestando atención a los acontecimientos en curso, el Kremlin eliminó de su política ártica todas las menciones del llamado Consejo Ártico, enfatizando la necesidad de priorizar los intereses árticos rusos y esforzándose por lograr una mayor autosuficiencia para sus proyectos industriales en esa región.

La política ártica revisada exige el "desarrollo de relaciones con Estados extranjeros sobre una base bilateral, teniendo en cuenta los intereses nacionales de la Federación Rusa en el Ártico". Esto se produjo días después de que un funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos declarara que la cooperación con Rusia en el Ártico ahora era prácticamente imposible.


M.K. Bhadrakumar es embajador jubilado con 30 años de carrera diplomática en el Servicio Exterior de la India y columnista de los periódicos indios Hindu y Deccan HeraldAsia Times y Strategic Culture Foundation. Se especializa en las siguientes áreas de investigación: Política exterior india, relaciones ruso-indias, Pakistán, Afganistán y Asia central, seguridad energética, Asia-Pacífico y Asia occidental.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Indian Punchline el 6 de abril de 2023, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Ernesto Cazal.

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