Las consecuencias catastróficas del derramamiento de sustancias químicas altamente tóxicas tras el descarrilamiento de un tren en el estado de Ohio, Estados Unidos, podrían verse pronto en el tiempo. Y es que el cloruro de vinilo, la sustancia que se regó, puede causar estragos en el hígado humano.
Las potenciales enfermedades son:
- Cáncer de hígado.
- Enfermedad hepática no maligna conocida como TASH, o esteatohepatitis asociada con tóxicos.
- Si tal órgano resulta afectado, las personas sanas pueden desarrollar la misma acumulación de grasa, inflamación y cicatrización (fibrosis y cirrosis) que las personas que padecen cirrosis por alcohol u obesidad.
Es preocupante que muchas personas hayan estado expuestas a este químico porque se sabe poco sobre el impacto que una exposición de bajo nivel puede tener en la salud del hígado, especialmente en personas con enfermedades hepáticas subyacentes y otros riesgos similares.
Juliane I. Beier, profesor adjunto de medicina y salud ambiental y laboral, estudia el impacto de la exposición al cloruro de vinilo en el susodicho órgano, en particular cómo puede afectar a las personas con patologías hepáticas de base.
Señala que el sello distintivo de la exposición al cloruro de vinilo es una combinación paradójica de pruebas de función hepática normales y la presencia de grasa en el hígado y la muerte de las células de su tejido, que constituyen la mayor parte de la masa del órgano.
El cloruro de vinilo se utiliza para fabricar PVC, un plástico duro que se emplea en tuberías, así como en algunos envases, revestimientos y cables. En la década de 1970 se empezó a estudiar el grave daño que provocaba en la salud desde que cuatro trabajadores estadounidenses desarrollaron angiosarcomas de hígado, un tipo de tumor extremadamente raro.