Sáb. 23 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 6:34 pm

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Los "troles rusos" de Twitter tuvieron poco efecto en los resultados de las elecciones estadounidenses de 2016, pero ello no impidió que tuviera consecuencias experimentadas hasta hoy (Foto: Getty Images)
Con ayuda de las compañías de redes sociales

La campaña antirrusa en EEUU como teoría de la conspiración

Las mismas personas que se enorgullecen de insistir severamente en los hechos, idealmente explicados en el tono amable de un presentador de cualquier medio occidental, están felices de aceptar teorías de la conspiración que respaldan su propia visión del mundo.

Es por eso que la idea de que la desinformación rusa en las redes sociales influyó en las elecciones de 2016, o incluso en sus resultados, ganó tanta popularidad, a pesar de que, como era de esperar, un estudio reciente no encuentra pruebas de ello.

No hubo influencia 

El impacto de las cuentas de supuestos "troles rusos" en Twitter en la carrera presidencial estadounidense de hace casi siete años fue mínimo, según un estudio del Centro de Política y Redes Sociales de la Universidad de Nueva York publicado en la revista Nature Communications. Por razones técnicas, el estudio se enfoca en Twitter, aunque sus hallazgos ciertamente se aplican de manera más amplia.

Los "troles rusos" influyeron en los resultados de la votación de un número relativamente pequeño de usuarios de Twitter durante la carrera presidencial de Donald Trump y Hillary Clinton en 2016, dice el estudio. Además, la mayoría de los afectados por la "desinformación rusa" eran republicanos acérrimos, según se desprende de los resultados del trabajo.

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Investigadores dudan que la influencia de los "troles" fuera suficiente para inclinar a ciertos estados hacia el lado de Trump, donde su ventaja sobre Hillary Clinton era mínima (Foto: Archivo)

Uno de los autores de la investigación, Josh Tucker, dijo a The Washington Post que las evaluaciones previas sobre la importancia de las acciones de los "troles rusos" son exageradas, ya que las publicaciones estaban dirigidas principalmente a una pequeña parte de la población que realmente votó por Trump. Según el estudio, solo el 1% de los usuarios de Twitter eran el público objetivo de alrededor de 70% de todos los tuits de los "troles rusos", y los partidarios demócratas vieron esas publicaciones nueve veces menos que los republicanos extremos.

Hay que enfatizar ese dato. Las cuentas de troles fueron vistas desproporcionadamente por republicanos acérrimos. En otras palabras, no se trataba de personas que se sentaban en casa y no sabían por quién votar, y luego vieron una publicación negativa sobre Hillary Clinton en las redes sociales y pensaron: "Bueno, ahora no puedo votar a la demócrata que he despreciado literalmente durante décadas".

Además, el estudio descubrió que "la correlación entre el número de publicaciones de cuentas rusas de influencia extranjera vistas por los usuarios y el voto a Donald Trump es prácticamente nula".

Según los autores del trabajo, alrededor de 32 millones de personas vieron tuits supuestamente "patrocinados por Rusia", mientras que Facebook en 2017 anunció 126 millones de visitas a dichas publicaciones en su sitio. Al mismo tiempo, las publicaciones de los medios y políticos estadounidenses tuvieron un mayor impacto en el electorado, mientras que las acciones de los usuarios rusos de Twitter no afectaron "las opiniones políticas, la polarización, las preferencias y el comportamiento de los votantes".

"El contenido de los medios políticos nacionales habituales y de los candidatos políticos estadounidenses superó al de las cuentas rusas en al menos un orden de magnitud", señala el informe.

Los autores también advirtieron que el peligro de la influencia del suceso de los "troles rusos" en los resultados de las elecciones estadounidenses sigue siendo bastante significativo. Tucker calificó como uno de los riesgos potenciales que, debido a la amplia discusión sobre este tema, algunos estadounidenses puedan dudar de los resultados de la carrera presidencial de 2020, en la que Trump perdió ante el actual jefe de Estado, Joe Biden.

Consecuencias más allá de las elecciones de 2016

Esta idea conspirativa alimentó la negación de las elecciones de 2016 por parte de los demócratas; catalizó una investigación judicial sobre Trump; creó toda una industria de aparentes expertos en desinformación; empujó a las empresas de redes sociales a participar en la censura política en nombre de la moderación del "contenido basado en hechos"; y condujo al encubrimiento de la historia de la computadora portátil de Hunter Biden.

Todavía hoy se pueden sentir las consecuencias de todo esto. El pánico por la desinformación se ha convertido en el telón de fondo de la publicación de "Archivos de Twitter" seguidos de audiencias en la Cámara de Representantes dirigidas por republicanos.

Si las conclusiones del informe hubieran sido políticamente más convenientes, los medios de comunicación tradicionales, instando a todo el mundo a aceptar sus conclusiones como "científicas", las habrían difundido a diestra y siniestra.

Al final, como se vio, el mayor éxito de la inexistente operación rusa fue que enloqueció a un segmento de la opinión política estadounidense e influyó directamente, hasta el día de hoy, a la demonización del presidente Vladímir Putin y la nación que preside. De esta manera, la campaña de "guerra total" luego de la operación militar especial rusa en Ucrania ha tenido una base narrativa desde las bases del Partido Demócrata y el establishment estadounidense que ha visto cómo pierde ascendente en buena parte del mundo.

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