Cuando Estados Unidos y la Unión Europea (UE) aplicaron "sanciones" contra Rusia y dejaron de comprarle energía tras el inicio de la Operación Militar Especial en Ucrania, muchos imaginaron el colapso del país euroasiático. Sin embargo, meses después, la realidad indica que está ganando la guerra económica a Europa.
Rusia no solo desvió las exportaciones a Asia, también aceleró y aumentó los volúmenes de petróleo a los nuevos compradores. Dos tercios del crudo cargado en petroleros en los puertos rusos ahora se dirige a Asia, un volumen mucho mayor que el enviado antes de la guerra.
"Los flujos se mantuvieron por encima de los 3 millones de barriles diarios por quinta semana. Los envíos fueron menores a todas las regiones, excepto a Asia", reseñan medios, que afirman que los flujos a India, China y Turquía saltan a 2,39 millones de barriles por día.
¿Quiénes son los compradores? China e India forman la columna vertebral del comercio, con volúmenes menores que se dirigen a lugares como Sri Lanka y los Emiratos Árabes Unidos. Esto ocurre justo antes de que entre en vigor la prohibición del transporte de crudo ruso por la zona euro, así como la provisión de seguros, corretaje, finanzas, clasificación de buques y otros servicios.
La ventaja es que los envíos desde los puertos rusos del Pacífico tardan solo unos días en llegar a las terminales de importación chinas y el viaje desde el Mar Negro a Turquía es igualmente corto.
Si bien las "sanciones" apuntaban al corazón de la economía rusa, queda demostrado que Europa no es indispensable para el comercio energético del país euroasiático. Mientras tanto, los países del bloque sufren las consecuencias de la ausencia de la energía de Rusia.