Dom. 24 Noviembre 2024 Actualizado Viernes, 22. Noviembre 2024 - 18:34

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El presidente Nicolás Maduro anuncia el lanzamiento de la plataforma "1x10 del Buen Gobierno" (Foto: Presidencia de Venezuela)

1x10: buen gobierno

La semana pasada el Gobierno Bolivariano, desde un evento masivo en el Poliedro de Caracas, oficializó el lanzamiento de la plataforma "1x10 del Buen Gobierno", un nuevo mecanismo de procesamiento y resolución de las demandas de la población en áreas priorizadas de servicios públicos a través de la aplicación VenApp y el Sistema Patria.

En su presentación del sistema, el presidente Maduro afirmó que se trata de "algo nuevo, una gran creación" que busca "priorizar los problemas y dar soluciones en tiempo real". El mandatario insistió en la idea de que la plataforma busca dar forma a una nueva manera de gobernar, ya que "abarca toda la sociedad, el territorio, los sectores y todo el pueblo. Es la construcción de un nuevo sistema de conexión tecnológica y humana para atender los problemas reales del pueblo".

Por su parte, la vicepresidenta Delcy Rodríguez indicó que con la plataforma "se trata de canalizar, de interactuar y de comunicar para proteger, pero también para ejercer gobierno", logrando "resarcir heridas, y esa es la invitación para la cimentación de las bases y el poder popular, para que se pongan al frente de la gestión sin clientelismo, sin corrupción, sin burocracia y que conecte directamente con el presidente Nicolás Maduro".

De entrada, el 1x10 del Buen Gobierno implica la fase superior de la estrategia de infogobierno y sofisticación de la gestión pública que inició formalmente a finales de 2016 con la puesta en funcionamiento del Carnet de la Patria y el Sistema Patria.

Esta última plataforma, nacida en medio de la escalada de agresión política y económica de carácter externo, cuyo objetivo era precipitar un colapso de los indicadores de bienestar del país y, al mismo tiempo, de la arquitectura de atención social del Estado venezolano, fue el soporte tecnológico fundamental para consolidar la articulación popular y gubernamental en torno a los CLAP y viabilizar una política de subsidio directo a la población.

El Sistema Patria, en su momento, constituyó un vuelco innovador en la distribución de los recursos estatales, golpeados por la caída de los precios del petróleo en un contexto de presión estadounidense creciente, y prefiguró un mecanismo sin precedentes de interlocución, diálogo y reconexión social frente a las necesidades de la población.

Con la irrupción de la pandemia, este sistema se amplió para dar forma a la respuesta sanitaria del Estado venezolano, otorgando ventajas tecnológicas para la detección, prevención y seguimiento de casos, lo cual facilitó la interrupción de las cadenas de contagio, la planificación de la vacunación masiva y el abordaje heterodoxo de cuarentena y flexibilización dentro de la fórmula del 7+7.

La matriz tecnológica de este sistema de infogobierno, construida desde 2016 y operativa desde 2017, permitió adaptar la plataforma a las exigencias de políticas públicas y ajustar las prioridades de gobierno de acuerdo a los cambios de la dinámica política y social del país.

Medidas económicas como la racionalización del precio de la gasolina, la nueva fase de producción interna de los CLAP tras el endurecimiento del bloqueo o la propia estrategia de atención sanitaria frente a la pandemia, encontraron en el Sistema Patria un instrumento de realización efectivo, cuyo saldo institucional ha concluido en que las nociones de orden, disciplina y transparencia en la gestión pública ganen terreno perceptivo en la población.

En tal sentido, la plataforma "1x10 del Buen Gobierno" viene a concluir el ciclo virtuoso de reconfiguración de la arquitectura de gobierno iniciado con el Sistema Patria en 2016, y ahora, en virtud de su maduración en el terreno, apunta al frente crítico de las próximas elecciones presidenciales: los servicios públicos e infraestructuras sensibles del país.

Esta nueva plataforma, al decir del presidente Maduro, es un reformateo del ejercicio de gobierno, en tanto busca erosionar las capas de burocratización y clientelismo que han perturbado el procesamiento de demandas y necesidades de la población de abajo hacia arriba.

Es, al mismo tiempo, una respuesta a un organigrama de la administración pública que se hipertrofió durante los buenos años de la renta petrolera y que, en las condiciones actuales, muestra claras deficiencias a la hora de coordinar políticas públicas encaminadas a resolver problemas prácticos de la gente.

La plataforma, y aquí radica uno de sus atributos más importantes, invierte la configuración clásica del poder: las respuestas del Estado, mediadas por distancias de tipo geográfico, solapamiento de funciones y rigidez estructural o burocrática, son comprimidas para empoderar a la población con un renovado instrumento de denuncia, organización y seguimiento de las políticas públicas, robusteciendo en la esfera práctica la democracia participativa y protagónica.

En lo político, la plataforma del 1x10 es un dispositivo de contrapoder desde abajo que acerca las decisiones a la gente y desarticula la zona de confort de las instancias de poder burocratizadas por años de inercia y falta de reinvención.

Se construye, de esta manera, una línea de interlocución no amañada entre el alto mando político y la población, que bien puede abrir paso a una nueva forma de medir la calidad política en la Venezuela post-rentista.

Por años la predilección por la tarima y el uso abusivo del panfleto no solo ha producido el desgaste de la narrativa de gobierno, sino que ha sido un sustituto anodino de la imaginación política, convirtiéndose en una fuente frágil de legitimación social y en una garantía de ascenso político, sin necesidad de que, efectivamente, sean probadas las cualidades políticas y de gestión que lo justifican.

La plataforma tiene la marcada intención de producir un vuelco en esta situación, ya que las propias demandas y reclamos cargados a VenApp mostrarán los flancos débiles en la gestión, los vacíos de responsabilidad y también los niveles de eficiencia de los cargos públicos, obligándolos a producir respuestas reales más allá del discurso en una tarima.

Esto otorga una indudable ventaja al alto mando político a la hora de ejecutar correctivos de carácter político, reemplazar capas directivas en determinadas instituciones y recomponer los vehículos de confianza y seguridad entre población y gobierno, que serán clave en el mapa de legitimidad y apoyo social de las próximas elecciones presidenciales.

Por último, el lanzamiento en sí de la plataforma resume la intención del gobierno de recalibrar el foco político de esta nueva etapa del país hacia la consolidación de las áreas de gestión estratégicas del Estado, alejándose de los vicios de la demagogia, la retórica mesiánica y el aventurerismo disfrazado de "poder popular" que ha constituido en muchos casos trampas para la captación de renta y mecanismos de evasión para no resolver los problemas reales de la población.

El nuevo tablero político del país se mueve hacia una especie de centro, donde la consolidación de una oferta práctica, confiable, por la solución de los problemas cotidianos y la restitución de la calidad de vida representan el núcleo de las aspiraciones sociales de la actualidad y un evidente yacimiento de movilización electoral con las presidenciales a la vuelta de la esquina.

El gobierno parece estar captando con habilidad y anticipación que la narrativa hipertrofiada de una transición heroica al socialismo, cargada de una cosmovisión orientada al sacrificio y la incertidumbre de fabricar soluciones fragmentadas, propalada por un sector dogmático, con relativa influencia, de la izquierda, ha perdido vigencia, mientras que el saldo de formación y cultura política acumulada durante estos años, una de las obras menos comentadas de la Revolución Bolivariana, exige una certeza de futuro y un horizonte donde las instituciones cumplan su rol de servir al pueblo.

Es ahí donde se juega el futuro el país.

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