La creciente confrontación entre la resistencia iraquí y las fuerzas estadounidenses ha alcanzado su segunda fase. Durante la última semana, se lanzaron varios cohetes y drones suicidas contra diferentes bases estadounidenses, la embajada de Estados Unidos en Bagdad y convoyes que transportaban suministros logísticos estadounidenses a otras partes de Irak. El aumento de los ataques indica que el enfrentamiento más amplio, la tercera fase, no está lejos. Lo que es más alarmante es la posición sin precedentes del gobierno iraquí en Bagdad, una posición que define estos ataques contra las bases estadounidenses como "terroristas".
En la última semana, la resistencia iraquí incrementó sus ataques en diferentes partes del país tras el ataque estadounidense a un puesto fronterizo permanente de las fuerzas de seguridad iraquíes, Hashd al-Shaabi. El ataque estadounidense provocó la muerte de cuatro miembros de la brigada 14 que portaban la bandera de Sayyed al-Shuhada’, parte de las fuerzas de seguridad del primer ministro Mustafa al-Kadhimi.
El secretario general de Sayyed al-Suhada, Abu Ala'a al-Walali, prometió vengar a los asesinados por Estados Unidos en la frontera con Siria, cuya tarea era monitorizar, interceptar y neutralizar al grupo del "Estado Islámico" (ISIS) para que no cruzara la frontera.
Varios grupos iraquíes desconocidos se atribuyen la responsabilidad de los diferentes ataques contra intereses estadounidenses, en particular el ataque con drones suicida contra el aeropuerto de Erbil en el Kurdistán iraquí, donde las fuerzas estadounidenses mantienen una sólida presencia, con el consulado estadounidense cerca. Además, la base aérea estadounidense más extensa en Irak, Ayn al-Assad, fue alcanzada por 14 cohetes que causaron dos heridos estadounidenses. Esta semana se registraron otros ataques con aviones no tripulados y cohetes contra la embajada de Estados Unidos en Bagdad. Y en Anbar, Nasiriyah, DhiQar y Diwaniyeh, los artefactos explosivos improvisados explotaron bajo convoyes que transportaban apoyo logístico estadounidense a diferentes bases, causando daños materiales.
La posición más sorprendente llegó de la oficina del primer ministro al-Kadhimi cuando el portavoz del comandante en jefe de las fuerzas armadas dijo que los ataques contra las bases e intereses estadounidenses son "ataques terroristas".
"El gobierno iraquí condena y denuncia este brutal ataque… La elección entre la paz y la guerra es un derecho exclusivo del estado… y su jurisprudencia no corresponde a grupos, individuos o tendencias específicas. El ataque representa una flagrante violación de todas las leyes y atenta contra el prestigio del Estado y sus obligaciones internacionales. Los enemigos de Irak son intrusivos y apuntan a la seguridad del país, la soberanía y la seguridad de nuestros ciudadanos mediante un nuevo ataque terrorista en el Aeropuerto de Erbil y el Ain al-Assad", dijo el general Yehia Rasool, portavoz militar del primer ministro.
Un comandante de alto rango de la resistencia iraquí, que actualmente representa a más de una docena de miembros del Parlamento, comentó en condición de anonimato sobre la posición de Kadhimi:
"El primer ministro nunca usó las mismas palabras contra las fuerzas estadounidenses que mataron a miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes bajo el mando de al-Kadhimi. Entre febrero y julio, el presidente Joe Biden ordenó dos ataques contra las fuerzas iraquíes, matando a un gran número y no se desató la ira de nuestro primer ministro, que nunca acusó a Estados Unidos de socavar la soberanía de Irak. O le tiene demasiado miedo a los estadounidenses -lo que le incapacita para permanecer en su puesto-, o es descuidado con la vida de las fuerzas iraquíes bajo su mando y, en consecuencia, no es apto para dirigir las fuerzas armadas. Estados Unidos violó la ley y mató a ciudadanos iraquíes de un modo irresponsable y sin condenas oficiales. Los aviones estadounidenses volaron sobre un área no autorizada, lo que llevó al entendimiento de que el primer ministro dio su permiso para participar en el asesinato, o su opinión y autoridad fueron ignoradas. Por lo tanto, es inaceptable que la máxima autoridad iraquí en el país tome la defensa de Estados Unidos y condene a su propio pueblo que apoya la decisión del Parlamento de buscar la salida total e inmediata de las fuerzas estadounidenses".
"Es correcto decir que el iraquí a pie de calle está dividido entre aquellos que piden que las fuerzas estadounidenses permanezcan y los que quieren que estas fuerzas abandonen el país. Sin embargo, existe una decisión permanente adoptada por la mayoría del Parlamento, que representa al pueblo. Si el primer ministro va en contra del poder legislativo y la voluntad de gran parte de la población, perderá su autoridad y empujará a muchas fuerzas a la rebelión", dijo la fuente.
Estados Unidos se está posicionando en contra de la voluntad de quienes buscan la retirada de todas las fuerzas extranjeras. La resistencia iraquí inició la fase uno que consistía en "mensajes" a través de cohetes ocasionales que caían cerca de las bases estadounidenses para evitar daños. Tras el asesinato de las fuerzas de seguridad por parte de Estados Unidos, la resistencia desencadenó la fase dos con ataques más agresivos e intensificados con drones suicidas, pero aun así evitó muchas víctimas humanas. Sin embargo, esta segunda fase le dice a Estados Unidos que la confrontación se ha incrementado en varios frentes y no se detendrá ahí.
Si las fuerzas estadounidenses se abstienen de responder a los ataques, se mostrarán débiles, y si responde, caerán en la trampa y se ahogarán en el atolladero iraquí. La resistencia iraquí cree que Estados Unidos se verá arrastrada a la fase tres, una confrontación abierta, que causará muchas bajas en ambos lados. El campo de batalla será más completo, la batalla en sí mucho más intensa y cruda.
El primer ministro al-Kadhimi se verá forzado a solicitar una retirada más rápida o sufrir mayor presión por parte de los iraquíes y estadounidenses. Los iraquíes no están dispuestos a que las fuerzas estadounidenses en el país no acepten un redespliegue o un cambio de bandera de las fuerzas estadounidenses a las fuerzas de la OTAN, como sugirieron diversos funcionarios iraquíes.
Se espera que Al-Kadhimi visite Washington el próximo mes de agosto. En su agenda estará la presencia de las fuerzas estadounidenses en Mesopotamia. Hay pocas dudas de que el primer ministro iraquí no quiere enojar a Estados Unidos, a quien considera su aliado cercano. Respalda a aquellos en su país que quieren que Estados Unidos permanezca, pero con un título diferente (asesores, capacitadores, cooperación en inteligencia, etc.).
El despliegue de las fuerzas estadounidenses en Irak siempre será el centro de discusión ya que es un tema controvertido en el país que involucra a líderes políticos y militares, junto con la población en general. Esto significa que Irak debe esperar experimentar una falta de estabilidad y una lucha interna que durará hasta que el último soldado estadounidense abandone Asia Occidental.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en el blog de Elijah J. Magnier el 11 de julio de 2021, la traducción fue realizada por @florenenero.