Jue. 26 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

Intentos y ensayos de división de la izquierda venezolana: un recorrido de dos décadas

En las próximas elecciones parlamentarias, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y facciones de Patria Para Todos (PPT) vinculadas al ex secretario general de ese partido, Rafael Uzcátegui, no participarán como aliados del Gran Polo Patriótico (GPP).

Bajo la tolda del PCV (pues se designó una junta ad hoc en el PPT -a petición de sus miembros- que sí plantea aliarse con el GPP) un sector de la izquierda venezolana está ofertando candidatos “independientes”, ignorando los llamados que el gobierno venezolano ha realizado para mantener la unidad y recuperar la Asamblea Nacional, espacio que durante cinco años le ha servido al antichavismo para conjurar el bloqueo contra Venezuela, deslegitimar el resto de los poderes del estado y conspirar a favor de operaciones golpistas, todo bajo la dirección de Estados Unidos.



Aunque en principio estas organizaciones de izquierda se presentan como una fuerza crítica frente a Nicolás Maduro y la conducción política del gobierno, ¿son inéditas estas posturas divisionistas con respecto al chavismo? Revisemos los datos y veremos que no.

Divisiones de la izquierda en 1998: ¿con o en contra de Chávez?

En el trayecto que lo llevó a las elecciones presidenciales de 1998, Hugo Chávez contactó con diferentes organizaciones sociales, movimientos sindicales y partidos políticos de izquierda. Chávez tenía en sus manos un proyecto de República, fundamentado en las ideas bolivarianas, y la propuesta de una Asamblea Constituyente para refundar el estado venezolano.

Desde que salió de la cárcel de Yare, recorrió un camino político complejo, bordeado con partidos de todos los espectros ideológicos que habían perdido legitimidad en el país.

Chávez no era precisamente aceptado por muchos dirigentes fundamentales de la izquierda venezolana; sus partidos, dijo él a Ignacio Ramonet (Mi primera vida, 2013) que

“no entendieron nada. Lo que había era aprovechamiento electorero y oportunismo (…) El Secretario del Partido Comunista (PCV) afirmó, cuando yo salí de la cárcel, que ‘la presencia del caudillo Chávez le hace daño al movimiento popular’. Se oponía a que yo asistiera a marchas y manifestaciones”.

Cuando vinieron las elecciones regionales, la consigna de Chávez era: “Por ahora, ninguno; ¡Constituyente, ya!”; otro elemento que le granjeó la condena de sectores de izquierda. Andrés Velásquez (La Causa R) y Pablo Medina (PPT) opinaban en su momento que “no sabía nada de política” y que “estaba interfiriendo”.

El Movimiento V República (MVR) fue registrado en julio de 1997 y se oficializó la participación de Hugo Chávez como candidato presidencial.

Una vez que el programa bolivariano ganó solidez entre las bases populares, después que sus fundamentos fuesen discutidos en todo el país, haciéndose más evidente la oportunidad de triunfo de Chávez, entonces

“el Partido Comunista decidió salirse del gobierno (respaldaban la administración de Rafael Caldera) y anunciar, sin nosotros haberlo solicitado, que me apoyaba (…) Luego La Causa R, el MAS (Movimiento Al Socialismo) y el MEP (Movimiento Electoral de Pueblo) hicieron lo mismo”, recordaba Chávez a Ramonet.

Fractura con el PPT y sus consecuencias en la Asamblea Nacional

En el año 2000 Venezuela iba a su tercer año consecutivo de elecciones, tras el triunfo presidencial de Chávez y la aprobación de la Constitución que le dio nacimiento a la Quinta República. En estas elecciones se relegitimaron los poderes ejecutivos y legislativos de todas las escalas a nivel nacional.

Chávez veía fundamental la obtención de una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional porque determinaría la composición de otros poderes (Fiscalía, TSJ, poder electoral y poder moral).

Sin embargo, desde el seno de las alianzas entre el MVR, PPT, PCV, MEP y una facción del MAS ocurrió una disputa por los cargos que se podían alcanzar y la posibilidad de un consenso sólido se fue por la borda.

Finalmente, el PPT abandonó la alianza. No lanzó otro candidato presidencial, pero fue por su cuenta en la elección de gobernaciones, alcaldías y diputados al parlamento. El resultado fue catastrófico: las fuerzas bolivarianas y chavistas no obtuvieron una mayoría determinante en el parlamento.

Sobre ese evento, Chávez reflexionaba en una entrevista a Marta Harnecker en 2002:

“Ese espacio dejado por el PPT lo ocupó el MAS (partido que ya había marcado distancia con el chavismo). Por desgracia, no pocas de las personas que entraron a la Asamblea Nacional Constituyente resultaron ser personas con poca consistencia ideológica y política. Ahí tienes a (Leopoldo) Puchi y a (Felipe) Mujica que son verdaderos negociantes de la política. Estamos ahora con una Asamblea Nacional con grandes debilidades y esta situación está pesando mucho. Hay como unos 20 cuadros muy buenos del PPT que deberían ser diputados”.

Traición de Luis Miquilena y renuncia de Pablo Medina del PPT

Chávez delegó en Luis Miquilena la dirección del Ministerio de Interior y Justicia. Ocupó ese cargo hasta su ruptura política con el chavismo. Este dirigente asociado a la izquierda estuvo en las filas del PCV, fue aliado del gobierno de Isaías Medina Angarita e hizo oposición a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Cuando conoció a Chávez, en la prisión de Yare, ya se había retirado de la política.

La influencia que ejerció en los pocos años que acompañó al gobierno de Chávez, explicaba el Comandante, no puede entenderse sin examinar los orígenes de la relación entre ambos. En los años en que el movimiento bolivariano fue minimizado por los partidos tradicionales de izquierda, Chávez halló mayor receptividad en militares y personas que no formaban parte de ningún partido, entre ellos, Miquilena.

Cumplió un papel clave al articular la unidad en la campaña presidencial de 1998 y luego en la campaña constituyente. Más adelante, las diferencias con el proyecto de país de Chávez se hicieron irreconciliables.

Tiempo después, llegó a pedirle al presidente que se retractara de las leyes habilitantes, una exigencia que también hacía la oposición venezolana.

“Amistades, intereses, quizás presiones, a lo mejor la edad, no sé cuántos factores fueron influyendo en aquel ser humano”, decía Chávez haciendo un balance de su desenlace.

Pablo Medina formó el partido PPT tras haberse alejado de La Causa R y su dirigente Andrés Velásquez, en 1997. Su relación con Chávez fue discontinua, sin ser verdaderamente consistente el apoyo, aunque el partido estuvo presente en la alianza que llevó a la victoria a Chávez en 1998.

La actitud fue agudizándose en las campañas siguientes de alcaldías y gobernaciones. Hubo varios choques contra los candidatos del MVR, durante concentraciones en las que Pablo Medina estuvo presente, lo que hizo responder a Chávez con declaraciones duras sobre la conducta del PPT.

Medina se separó del partido y su cara fue una de las que apareció en Miraflores, cuando se ejecutó el golpe de estado de abril de 2002, maquinado en la Casa Blanca.

“Perdió completamente el horizonte”, sentenció Chávez, “afortunadamente hay un grupo de luchadores como Aristóbulo y muchos otros más, que mantienen en alto la bandera de La Causa R, aquel partido que fundó Alfredo Maneiro”.

Chávez: “Los partidos para mí son como ensayos”

Como casi cualquier año desde que llegó el chavismo al poder, 2006 era un periodo electoral. Dos modelos antagónicos se enfrentaban para la elección del cargo presidencial. Chávez había sido ratificado en el referéndum de 2004 y el proyecto bolivariano había virado hacia un programa de tránsito al socialismo, que tomaba referencias históricas internacionales, pero que mantenía sus raíces en la historia nacional.

La victoria presidencial de 2006 fue la más contundente del chavismo. El candidato de la derecha, Manuel Rosales, fue plenamente identificado con la oligarquía venezolana y con el interés de Washington por sacar del juego a un líder que estaba conduciendo la integración latinoamericana y las alianzas con el bloque euroasiático.

De esa consolidación de la fuerza chavista resultaron beneficiados todos los actores partidistas que la acompañaban. Partidos como el PPT, PCV y Podemos (derivado de los sectores del MAS que apoyaban a Chávez) aumentaron su caudal electoral considerablemente.

A partir de entonces se inició la configuración de una nueva etapa de gobierno que comprendía la transferencia de mayores instrumentos de poder a la gente. En ese marco, Chávez anunció la consulta para una reforma constituyente.

De ahí hubo propuestas relacionadas a la reestructuración de entidades político-territoriales que encontraron resistencia dentro de las estructuras de un estado todavía marcado por un estructura pro élite.

En el mismo tiempo se convocó a las organizaciones minoritarias y a las corrientes más grandes para conformar el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

¿Por qué Chávez llamó a ensayar un gran partido que aglutinara al chavismo? En una alocución del 19 de abril de 2007, decía:

“La masa generalmente adquiere un carácter temporal, fugaz, muchas veces la masa es amorfa (…) la masa se forma a veces en un segundo, pero igual como se formó en un segundo, desaparece también en un segundo, dice Elías Canetti, en una excelente ensayo analítico, sobre la masa y la multitud y el pueblo y el poder popular (…) hemos visto aquí en Venezuela el surgimiento espontáneo, explosivo de masas, que igual como aparecieron, desaparecieron, sin objetivo definido, algo así ocurrió el 27 de febrero de 1989 (…) Esta es la tesis de Canetti, pero la comparto: ‘La multitud nunca morirá’, la multitud es el pueblo organizado, orgánicamente unido, enlazado de distintas razones. El partido debe contribuir a que el pueblo crezca y se convierta en mil multitudes, que jamás muera, multitudes conscientes, multitudes arrolladoras cuando tengan que serlo, no en masa momentánea”.

Sin embargo, el PPT, PCV y Podemos mostraron su desacuerdo al proyecto y decidieron no disolverse.

Por otro lado, en la derrota de la reforma constitucional de 2007, aunque enmarcada en una revolución de colores encabezada por movimientos estudiantiles de clase alta que fueron entrenados por la organización serbia CANVAS con financiamiento de la USAID, también contribuyó la fractura con Podemos, partido que hizo campaña contra la reforma.

El rumbo que siguió Podemos fue el de apoyar candidatos de oposición en 2008 (elecciones de gobernaciones y alcaldías) e inscribirse en la coalición antichavista de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) en 2009. En 2012, por solicitud de un sector de sus miembros, el Tribunal Supremo de Justicia designa una junta ad hoc y el partido vuelve al Gran Polo Patriótico.

La intención de que las fuerzas de izquierda acudieran cohesionadas a las elecciones regionales de 2008 respondía a un objetivo estratégico que Chávez identificó y explicó en mayo de ese año: no había que darle oportunidad a la oposición de que obtuviera una victoria en la “Media Luna” (estados Zulia, Táchira, Mérida, Barinas y Apure), pues esto significaría ceder un enclave que serviría a operaciones golpistas en el país por la vía del secesionismo.



Separatismo “a lo Bolivia… A lo Kosovo”, decía el presidente en aquella alocución, mientras en paralelo su homólogo boliviano, Evo Morales, estaba precisamente neutralizando un plan ofensivo de ese tipo, dirigido por la extrema derecha en Santa Cruz, que meses más tarde trajo como resultado la expulsión del embajador estadounidense, Phillip Goldberg, por haber financiado a los golpistas.

Durante el transcurso del año se fue discutiendo con los partidos aliados el proceso de selección de candidatos para los comicios de noviembre en Venezuela.

Hubo dos casos de divisiones del PPT y PCV que Chávez criticó con firmeza. El primero se trató de Lenny Manuitt, quien al presentarse a las elecciones primarias del PSUV aspirando a la candidatura del estado Guárico, pierde contra William Lara y decide ir por su cuenta, con el apoyo del PPT, diviendo en última instancia el voto chavista.

El otro caso ocurrió con la selección del candidato del estado Trujillo. Las reglas del PSUV establecen que para resultar vencedor en las primarias, los candidatos deben obtener más de 50% de los votos. Ni Hugo Cabezas (24%) ni Octavio Mejías (27,7%) obtuvieron el porcentaje requerido, por lo que, según el reglamento, la selección final le correspondía a la dirección del partido. El PSUV eligió a Hugo Cabezas y entonces Mejías se lanzó independientemente, respaldado por el PCV y el PPT.



Más adelante, el PPT se presentó como una “alternativa a la polarización” en las elecciones parlamentarias de 2010.

El caso de Joaquín Pérez Becerra

El periodista colombiano Joaquín Pérez Becerra, solicitado por la Interpol con código rojo por su presunta filiación con la FARC-EP, arribó a Caracas a finales de abril de 2011 sin que el gobierno venezolano hubiese sido notificado.

Acto seguido, el presidente Chávez, en cumplimiento con los tratados internacionales, hizo contacto con el gobierno de Juan Manuel Santos para deportar a Pérez Becerra, en el marco de un plan de reparación de las relaciones bilaterales dañadas por la gestión de Álvaro Uribe Vélez, que intentó forzar un conflicto bélico entre ambos países.

El gobierno venezolano asomó que el suceso pudo ser una emboscada para involucrarlo con el apoyo a grupos reconocidos como “criminales” por instancias internacionales. A Pérez Becerra, que tenía nacionalidad sueca, lo pudieron arrestar en los aeropuertos europeos, pero ni en Suecia ni en Alemania se disparó la alerta de la Policía Internacional. “Cada cual que asuma su responsabilidad”, dijo Chávez para zanjar el asunto.

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En respuesta a las acciones del gobierno, el PCV lo acusó de cometer un “acto jurídicamente ilegal por el secuestro y entrega” de Joaquín Pérez Becerra. Agregó que esto “debilitaría” la unidad del chavismo “con miras a la necesaria ruta electoral victoriosa para el 2012”.

Recordemos 2017

¿Cómo se detiene una ola de violencia mercenaria que amenaza con devorar a un país entero? El presidente Nicolás Maduro encontró la vía hacia la restitución de la paz política y social en la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

Ese año se realizaron tres elecciones: las de ANC, de gobernación y de alcaldías.

El momento ameritaba cohesión nacional, en rechazo a los meses de disturbios callejeros, crímenes de odio y ataques a los símbolos de la nación que fueron dirigidos por sectores radicales del antichavismo.

Los partidos PCV, PPT y MEP le dieron el apoyo a la candidatura del ex ministro de comercio Eduardo Samán, en oposición a la candidata del PSUV, Erika Farías, en las elecciones para la Alcaldía de Caracas, capital del país y centro neurálgico del poder político. El PPT presentó candidatos a las quince alcaldías del estado Guárico, y hubo divisiones menores por alcaldías en otros estados.

Sin embargo, las posturas divisionistas no tuvieron mayor efecto. Los resultados de cada uno de los comicios expresaron el deseo de los venezolanos a dirimir los conflictos a través de canales constitucionales. Más de 8 millones de personas eligieron a los miembros de la ANC; el Gran Polo Patriótico obtuvo 18 gobernaciones y 305 alcaldías (la gran mayoría de candidatos del PSUV).

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Nuevamente, algunos partidos de la izquierda venezolana no pudieron, bajo estas condiciones de asedio a la República, reprimir la conducta que, como vimos en el recorrido por los años de gobierno de Hugo Chávez, ocasionó reveses en la Revolución Bolivariana.

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