Vie. 15 Noviembre 2024 Actualizado 12:28 pm

Álvaro Uribe Vélez, “el matarife” de Colombia

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Este martes 7 de julio el juez 23° Civil del Circuito de Bogotá informó sobre la negación de la acción de tutela que presentó Álvaro Uribe Vélez en contra del abogado y criminólogo colombiano Daniel Mendoza Leal, creador de la miniserie Matarife estrenada en mayo de este año, y que su nombre da alusión al alias sanguinario que tomó el periodista colombiano Gonzalo Guillén para el ex presidente.

La acción de tutela es un mecanismo constitucional de Colombia que se basa en el derecho que posee cada individuo de proteger sus derechos fundamentales; en diferentes ocasiones Uribe ha aplicado esta acción en carácter de difamación.

La miniserie muestra el entramado narcocriminal de Colombia tutelado por Álvaro Uribe Vélez. Echemos un breve vistazo a los hechos.

La primera triangulación: Club El Nogal, Salvatore Mancuso y el Matarife

Salvatore Mancuso es un reconocido paramilitar, narcotraficante y comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Mancuso participó en un sinfín de lamentables masacres en el territorio colombiano, de hecho en 2007 se encontraron fosas comunes con más de 400 cadáveres en la región Mapiripan, en la que él estuvo involucrado.

Igualmente es referencia por su interferencia en las elecciones colombianas en las que resultó ganador Uribe.

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Al estar al mando de las AUC, el nexo con Uribe es indudable, pues, desde 2002 el ex presidente declaró poderes emergentes que incluían el derecho a arrestar y actuar de forma bélica sin una prueba real previa, siendo una estrategia deliberada para forzar los desplazamientos a fin de tomar control en territorios colombianos, en el marco de los intereses propios de los paramilitares y narcotraficantes.

Mancuso, con este prontuario y detenido confeso por más de 80 actos criminales, lograba asistir al famoso Club El Nogal para disfrutar de los servicios de spa y reunirse con sus homólogos criminales para planificar sus negocios de droga, asesinatos y lavado de dinero, por no nombrar más.

A la fecha, Colombia ha solicitado a Estados Unidos la extradición de Mancuso.

En cuanto al Club El Nogal, su función, tras bastidores, la ideó Fernando Londoño Hoyos, ex ministro de interior y justicia de Uribe, que luego fue destituido por abuso de poder por la Procuraduría colombiana.

El clan de Uribe se reunía en repetidas ocasiones, incluso la actual vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, tenía una habitación permanente en ese recinto.

En definitiva, el Club fungía como epicentro de las actividades del paramilitarismo, de neonazis derechistas, extremistas religiosos, corruptos y narcotraficantes.

Aeronáutica civil uribista y los permisos a Pablo Escobar

Para la década de los 80 en Colombia, el narcotraficante Pablo Escobar expande e incrementa de forma abrupta su negocio de drogas, eso tiene una conexión causal con la designación de Uribe como Director de la Aeronáutica Civil colombiana.

Se recuerda que Álvaro Uribe Vélez toma este cargo en reemplazo de Fernando Uribe Senior, debido a que éste fue asesinado por el Cártel de Medellín.

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En El matarife aparece el padre del actual presidente colombiano Iván Duque: el ex gobernador de Antioquia, Iván Duque Escobar, como un denunciante de Uribe.

En 1991, Duque Escobar informa al presidente de ese entonces, Julio César Turbay, sobre el reparto de licencias y permisos en manos de Uribe para las pistas privadas al Cártel de Medellín. Esto después era confirmado por la compañera de Escobar, Virginia Vallejo, el miembro del Cártel, Jhon Jairo Velásquez “Popeye”, y otros.

Lo crucial en el impulso del negocio de Escobar era hacer llegar la droga producida en Colombia a suelo norteamericano, por ser el mayor consumidor de estas sustancias. Escobar necesitaba una gran cantidad de pistas aéreas para optimizar la salida de la droga, y ni hablar de los permisos. En esto, el rol de Uribe fue clave en el mundo de la aeronáutica colombiana y, por supuesto, en el mundo de la droga.

La miniserie de Leal Mendoza desarrolla el asesinato de Rodrigo Lara Bonilla por el Cártel de Medellín, ya que libró una batalla contra este Cártel en tiempos donde Escobar era senador.

Lara Bonilla logró, con pruebas fehacientes, la expulsión de Escobar del Congreso con ayuda del fundador del diario El Espectador, Guillermo Cano, y la publicación de un reporte sobre seis narcotraficantes que detuvieron en 1976, lo que demostró el prontuario de Escobar.

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A esto se le suma la operación de Tranquilandia, en la que queda al descubierto una amplía extensión de procesamiento de droga, laboratorios y pistas del Cártel de Medellín. En ese hallazgo se confiscó un helicóptero que era propiedad del padre de Álvaro Uribe Vélez.

En 1984, Lara Bonilla fue asesinado a tiros, dos años después asesinan a Cano. El problema no sólo era el despido del Senado sino las consecuencias del control que tenían en la aeronáutica civil con Uribe al mando.

De esta manera asimismo han sido expuestos los lazos de Uribe con los narcos colombianos, específicamente con Fabio Ochoa Restrepo y sus hijos “los hermanos Ochoa”.

Los vínculos con grupos criminales, paramilitares y narcotraficantes de Uribe conformaron un viraje político del estado colombiano en una especie de ambiente de sociopatía institucional, como lo define Leal Mendoza. Ese mismo aparataje sigue tasajeando indiscriminadamente los órganos y la piel de Colombia.

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